Plantas y animales procedentes de otras latitudes del planeta dañan, de modo irreversible en ocasiones, a los seres vivos autóctonos de cada región del globo. Son muchas, y cada vez más, las especies que encuentran fuera de sus áreas naturales un medio apropiado para subsistir. Esta extraordinaria capacidad de adaptación se ha convertido en una amenaza que puede favorecer la extinción de las especies autóctonas con las que entran en competencia por el alimento o por el territorio. La proliferación de especies invasoras, o alóctonas, es, tras la destrucción del hábitat, la principal causa de extinción de plantas y animales, debido a que -según los casos- depredan sobre las autóctonas, compiten por los recursos, se hibridan y transmiten enfermedades. Algunas pueden llegar a cambiar el propio funcionamiento del ecosistema.

Junto con la destrucción del hábitat se puede considerar que las especies exóticas invasoras, son la mayor amenaza para la conservación de las especies autóctonas, sobre todo cuando estas se encuentran en peligro de extinción. Bajo la denominación de especies exóticas invasoras se agrupan las especies de animales, hongos y plantas que son introducidas, transportadas y liberadas, en lugares distintos de los que les son propios en origen, donde se adaptan y adquieren la característica de invasoras. Esta propiedad de ser invasoras se determina por su capacidad de reproducirse, de perpetuarse en el nuevo medio, compitiendo y en algunos casos desplazando de sus nichos a las especies autóctonas, cambiando algunas de las características propias del medio, transformando algunos de los parámetros ambientales, consumiendo con mayor efectividad alguno de los recursos del entorno, etc…, produciendo con ello una competitividad previamente inexistente en el medio, que algunas de las especies autóctonas no son capaces de asimilar. Por tanto, no todas las especies exóticas introducidas son invasoras. Muchas especies introducidas de plantas, sobre todo de uso agrícola u ornamental, son extremadamente beneficiosas desde el punto de vista económico y además no suponen ningún peligro de invasión, al precisar unos cuidados específicos, como pueden ser el continuo riego o la aportación de nutrientes suplementarios.

Así pues, definiremos una especie exótica invasora como aquella que extraída de su medio original es capaz de adaptarse, vivir, competir y reproducirse naturalmente en otro lugar distinto produciendo en este proceso un efecto negativo sobre el medio y sobre la fauna y flora local.

El alcance de este efecto negativo puede ser muy variado, desde un aumento en la presión selectiva sobre las poblaciones locales hasta la hibridación con especies, que pierden su identidad genética y pueden desaparecer como especie, e incluso la extinción total de una o varias especies. Las introducciones intencionadas que se convierten en invasoras son producto generalmente de una negligencia. La intención no es producir una invasión biológica, sino que este es el resultado, en unos casos porque no se han investigado previamente las posibles consecuencias de la introducción y en otros se produce una invasión en la liberación «bien intencionada”. Las variables para valorar el impacto de las invasiones biológicas:
- Pérdida de biodiversidad.
- Alteración del funcionamiento de los ecosistemas afectados.
- Deterioro de los recursos y servicios que éstos ofrecían anteriormente y costes económicos y sociales derivados.

Los peligros de las invasiones biológicas no sólo lo son para la biodiversidad, para el resto de especies que comparten el hábitat. El efecto biológico de las invasiones no siempre es debido a la competencia entre especies; con una frecuencia mayor de la esperada puede ser el resultado de la transmisión de patógenos o de la hibridación. Los procesos de introgresión genética son comunes en vegetales y pueden dar lugar a que un pequeño grupo de invasores amenace a una población bien establecida y populosa. Los impactos de las especies exóticas invasoras son inmensos, insidiosos, globales y generalmente irreversibles.

Debemos recordar que en general las invasiones biológicas no se producen de una forma masiva, con la repentina introducción o irrupción de centenares o miles de individuos de una especie nueva. Suelen ser invasiones silenciosas y lentas, casi de tapadillo, de sólo unos pocos ejemplares en sus inicios, es cuando estos se establecen y reproducen cuando puede ocurrir una explosión demográfica que de lugar a una expansión geográfica y a unos números poblacionales difícilmente controlables o erradicables. Por esta razón son tan importantes las actuaciones encaminadas a la sensibilización, concienciación y las de detección temprana de las invasiones. Propensión de los ecosistemas mediterráneos a las invasiones. No todos los invasores son transformadores, ni todos los ambientes son igualmente propensos a ser invadidos. Algunos autores estiman que esta propensión es una cualidad emergente que caracteriza a los ecosistemas frente al cambio global. Se considera que una comunidad vegetal corre un mayor riesgo de ser invadido a medida que aumenta la disponibilidad de recursos bien debido a aportes exógenos o bien a la pérdida de la eficacia con que las poblaciones nativas los utilizan. Los procesos que acentúan la susceptibilidad del sistema son en consecuencia la eutrofización, la perturbación o la combinación de ambas. La engañosa apariencia de simplicidad de este modelo, se pone de manifiesto cuando consideramos el doble efecto de algunas perturbaciones Plumero de la Pampa Cortadeira selloana.

Es ésta una planta herbácea, gramínea, de una Familia botánica que tiene parientes próximos en nuestras praderías naturales y en las de toda Europa; la Familia de las Poáceas. Es una pariente sudamericana hoy distribuida por los cinco continentes, comercializándose sus semillas libremente como planta ornamental. Se la considera originaria de Argentina, Uruguay y la zona meridional de Brasil, donde se la denomina vulgarmente como “Hierba de la Pampa”, “Paja Penacho”o “Cortadera”, de la que se conocen variedades plateadas, doradas, rosas y enanas. Esta planta alcanza un desarrollo impresionante en condiciones no necesariamente óptimas; un pie de planta puede alcanzar 3,5 mts. de diámetro y 4 mts. de altura y, los penachos de sus inflorescencias femeninas, pueden sobrepasar los 0,5 mts. con relativa facilidad. Sus semillas son dispersadas por el viento hasta cerca de 30 Kms. Es una especie dioica, al contrario que la mayoría de las componentes de la familia botánica a la que pertenece, es decir, los sexos están separados existiendo plantas masculinas y plantas femeninas, siendo éstas las que desarrollan los plumeros más llamativos, sus hojas acintadas alcanzan los 2 mts. de longitud, están muy lignificadas y sus bordes aserrados propician cortes, en la piel de quien las maneja, dignos de la mejor navaja. No es muy exigente en la calidad del suelo, encontrándose cómoda en un pH comprendido entre 6 y 7,5, ni en textura, ni en su contenido en nutrientes, pudiendo colonizar, casi en su totalidad, terrenos baldíos, muy alterados y removidos por grandes obras de infraestructura, donde otras especies encuentran dificultad de asentamiento, haciendo progresar su sistema radicular a más de un metro de profundidad. Toleran ciertos periodos de sequía no muy prolongados, aprovechando la humedad ambiental y los rocíos. Se asientan con comodidad cerca del agua; márgenes de ríos, charcas y marismas, Huyendo del encharcamiento permanente y, de adultas, soportan temperaturas por debajo de los -15ºC. Por si fuera poco, rebrota con renovados bríos después de un incendio.

Su utilización por el hombre es de lo más variado; lo mismo ha servido como planta medicinal febrífuga pediátrica, como materia prima para la elaboración de cestos y sombreros, para obtener celulosa, como forrajera o simplemente como ornamental o para sustentar suelos y taludes inestables. Existen diversas teorías de cómo llegó a Cantabria y Europa allá por la mitad del siglo XIX; si introducida por ingenieros para evitar corrimientos de tierras, si como planta ornamental por indianos, o que llegó de forma espontánea aprovechando el comercio marítimo. Sea como fuere, ninguna teoría parece ser excluyente de las demás y probablemente su gran dispersión se inició aportando un poco cada una. Con posterioridad ha alcanzado un grado de abundancia determinado y su dispersión se ha disparado exponencialmente en los últimos años, con carácter de plaga. Con la llamada Reconversión del Sector Ganadero en nuestra región, se empiezan a ver ejemplares de Plumero en prados de siega tradicionales. La Cortaderia es un ejemplo más de cómo una especie exótica ha pasado a ser en poco tiempo y por efecto directo del hombre, un problema medio ambiental y la denominamos “invasora”por no dejar espacio y desplazar otras especies propias de los ecosistemas de nuestra Región Biogeográfica.

Los científicos prefieren otra denominación con menos carga emocional y se refieren a ella, como a otras especies en su situación colonizadora, como especie “naturalizada”. Sin embargo no debemos responsabilizar al plumero como si fuera el culpable de nuestras desgracias medio ambientales, él cumple a la perfección su misión vital de sobrevivir y extenderse por los territorios que le sean favorables.

El plumero presenta un carácter invasor y su presencia representa un riesgo potencial para el mantenimiento de zonas naturales. El problema específico causado por estas plantas es la reducción de la diversidad biológica (hábitats y especies) a través de la exclusión de la vegetación nativa: colonizan hábitats abiertos estableciéndose como especie dominante. En terrenos que han sufrido cambios de uso del suelo, la colonización por estas especies provoca el desplazamiento de las autóctonas con la consecuente pérdida de biodiversidad.

El plumero está presente en todo el terreno en cada tipo de formación vegetal, formando asimismo parte de la cubierta vegetal con una densidad variable. En varios puntos de la zona llega a formar una cobertura vegetal monoespecífica, excluyendo casi totalmente cualquier otra especie de su zona de colonización.

En las formaciones de bosque su presencia se encuentra limitada porque estos ecosistemas tienen cierto grado de madurez que hace más difícil su instalación.
En el Campo de Gibraltar existe una grave problemática con los plumeros, fueron introducidas como planta ornamental en Sotogrande pero pronto llegaron al paraje Natural de Guadiaro.

La problemática que existe ahora en esta zona, que fácilmente los plumeros pueden llegar al Parque Natural de Los Alcornocales. La introducción de estos plumeros ha provocado la degradación del paisaje.

El paisaje natural se encuentra alterado, la introducción de vegetación invasora, fundamentalmente el plumero, ha producido la degradación gradual del paisaje, sobre todo en los lugares donde esta vegetación alóctona ha sustituido completamente a la vegetación original, creando extensiones monoespecíficas y reduciendo de este modo la calidad estética de la zona. Costes económicos y sociales.

Hasta este punto, se han resumido los potenciales impactos de los invasores sobre la diversidad y funcionamiento de los sistemas biológicos. Resta valorar sus consecuencias en términos económicos y sociales. En muchos casos, la explotación de estas especies ha compensado los efectos negativos colaterales a juicio de las poblaciones humanas implicadas. En cualquier caso, tanto si reportan ganancias como si no fuera así, son numerosos los servicios y recursos sensibles a las invasiones. Entre los daños potenciales se encuentran:

1. Incremento de los costes de laboreo.
2. Pérdida del valor agrario de las tierras.
3. Desplome de construcciones y tendidos.
4. Colapso de redes de riego y drenaje.
5. Obstaculización de caminos y sendas.
6. Descenso del nivel freático.
7. Contaminación de partidas de semillas.
8. Dispersión de plagas e incremento de los costes derivados de su control.
9. Devaluación de espacios deportivos o cinegéticos.
10. Encarecimiento de los programas de restauración y conservación de ecosistemas.
11. Pérdida de interés turístico o científico asociado al declive de la biodiversidad.
12. Impedimento del acceso de las generaciones futuras a los servicios y recursos actuales.

A la luz de los resultados que obtenidos, la conclusión es que este fenómeno debe contemplarse entre las 5 causas principales de pérdida de diversidad biológica derivada del cambio global antropogénico:
1. Invasiones biológicas.
2. Sobre explotación.
3. Contaminación química/Eutrofización.
4. Destrucción / Fragmentación de hábitats.
5. Cambio climático.


Medidas y Normativa

Medidas:

Reducir impacto ecológico y paisajístico ocasionado por la presencia de especies vegetales de carácter invasor . Las actuaciones de centran en la eliminación selectiva de un xenófitos como es el Plumero . ¿Cómo controlar una especie que ha adquirido tamaña proliferación y que es capaz de producir 100.000 semillas por penacho, llegando a tomar proporciones de monocultivo? ¿Cómo vamos a recuperar los espacios que deberían estar ocupados por una cohorte vegetal mas variada, propia de nuestros ecosistemas, a la que acompaña también una rica y variada fauna? Porque no olvidemos que la pérdida de diversidad biológica en los espacios ocupados masivamente por los plumeros puede alcanzar cifras del 80%. Algo más elevado que un eucaliptal. Es tal la abundancia de la Cortaderia que, para ejercer un control eficaz de sus efectivos que, incluso entre ecologistas y conservacionistas, se barajan actuaciones drásticas como el uso selectivo y bien ejecutado de determinados herbicidas. Hecho que suele ser muy contestado por sus efectos derivados. Quien tiene los medios legales, técnicos, financieros y de tutela medio ambiental es la Administración, que debe poner en marcha las medidas correctoras y restauradoras necesarias para invertir la situación. La aplicación de las Leyes sobre la Conservación de los Espacios Naturales y de la Fauna y Flora Silvestre, de Parques y Reservas Nacionales, de Impacto Ambiental, de Sanidad Vegetal, etc. deberían ser suficiente herramienta para mantener controlada esta especie y para prevenir otras situaciones semejantes antes de que se conviertan en una verdadera alarma medio ambiental.

En junio de 2003, se celebró en León el primer Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras y las conclusiones que se alcanzaron son similares a las de otros congresos internacionales; es mejor prevenir (evitar las introducciones, mejorar los controles de entrada, establecer redes de información y vigilancia compartida entre países vecinos y al nivel global, compartir las experiencias, los éxitos y fracasos ocurridos, fomentar la investigación de las causas, los efectos y las posibles medidas, crear el marco legislativo adecuado que impida nuevas introducciones, que sancione las negligencias demostrables y que fuerce al estudio previo del posible impacto que podría producir una nueva especie y por supuesto educar y concienciar a la sociedad, a los sectores implicados y a las administraciones de la gravedad e importancia del problema) que curar (costosas y no siempre eficaces medidas de eliminación, erradicación y control de las especies invasoras).

Normativa:

En paralelo a la constatación de su trascendencia, se ha modificado la legislación para combatir este problema. En España el control o erradicación de las especies introducidas se exige en las declaraciones y planes rectores de diversos espacios naturales protegidos (Alto Tajo, Cabañeros, Cabrera, Covadonga, Doñana, Garajonay, Guara y Ordesa), así como en la ley estatal 3/2001 de pesca marítima y en las leyes autonómicas de pesca fluvial, aunque estas últimas sólo contemplan a las especies animales introducidas como invasores. En la Ley 8/2003 de 28 de octubre de la flora y fauna silvestres (Junta de Andalucía ), Título I, Capítulo I, Artículo 7: “e) Liberar, introducir y hacer proliferar ejemplares de especies , subespecies o razas silvestres alóctonas, híbridas o transgénicas en el medio natural andaluz, a excepción de las declaradas especies cinegéticas y piscícolas”.