Los naranjos de las calles sevillanas están siendo mutilados mediante podas salvajes innecesarias y dañinas que buscan disminuir la producción de naranja amarga pero que dejan sin azahar las calles de la ciudad. El característico olor a azahar que anuncia la primavera sevillana se ha visto mermado por intereses de las contratas de parques y jardines, ajenos a los de la ciudadanía, que para evitarse los trabajos de recogida de naranjas amargas disminuyen de forma drástica la floración de los naranjos mediante podas extremas que dañan la salud del árbol.

En fruticultura el exceso de fruto se controla mediante actuaciones de castración que consisten en eliminar la fruta en formación dejando los frutos que se estiman optimizarán la producción; son trabajos ajenos a la poda, ya que mediante ésta se busca equilibrar el árbol y aumentar la producción y facilitar la recolección eliminando ramas interiores a las que no llega luz suficiente. Pero el naranjo urbano no es de producción y por tanto su tratamiento debe ser optimizar sus funciones ambientales. Así, salvo la poda de formación, no precisa de ninguna otra ya que a mayor cobertura foliar mayor capacidad de realizar esas funciones: da más sombra, aumenta la evapotranspiración reduciendo la temperatura, ofrece mayor cobijo para la fauna y tiene más capacidad para eliminar contaminantes. Las naranjas son el subproducto de tanto beneficio y hay que buscarle la salida más adecuada, desde su uso para mermeladas hasta su compostaje para generar abonos orgánicos a reutilizar en jardinería urbana.

Con actuaciones como ésta perdemos tod@s y todo por el interés de una contrata privada para ahorrar costes. Se demuestra de nuevo que sólo una jardinería pública al servicio de la ciudadanía puede garantizar los mínimos de calidad exigibles a este servicio ciudadano. Pero una vez más parece que la protección y mejora del arbolado urbano no es una prioridad del Ayuntamiento de Sevilla. Algo que Ecologistas en Acción ha reiterado demasiadas veces a lo largo de esta legislatura.

En los últimos meses Ecologistas en Acción ha recibido numerosas consultas de vecinos y vecinas de distintos barrios, destacando las de Los Remedios, quejándose no sólo de podas sino de talas ilegales de naranjos en las calles Virgen de Begoña, Virgen del Valle y Virgen de Setefilla debido a unas obras de EMASESA realizadas por Martín Casillas y denunciando que en los expedientes de dicha obra no constan datos de las talas. El vecindario se ha mostrado sorprendido de que se talen naranjos sanos de más de 40 años cuando la obra ya estaba casi finalizada y no había motivo alguno para dicha tala y que la repoblación de arbolado no cubra el número de árboles talados.

Además a Ecologistas en Acción nos llegan numerosas quejas de alcorques cubiertos de cemento. Por ejemplo, el vecindario de Los Remedios ha denunciado que más de 20 alcorques en la Avenida Presidente Adolfo Suárez y en la calle Virgen de Luján están cubiertos por un capa de hormigón, algo prohibido en la Ordenanza de arbolado que en su artículo 16 da pautas para su correcto diseño. Y desde la calle Felipe II vecinos denuncian que los alcorques están siendo cubiertos por planchas de aluminio.

​El arbolado urbano, al igual que cada parte que compone una ciudad, necesita de un cuidado, un compromiso y un interés para su correcta conservación. Como seres vivos que son, además los árboles necesitan de una especial atención a sus necesidades más básicas para su correcto desarrollo y crecimiento en la ciudad. El relleno de alcorques con materiales no plásticos ni transpirables como el cemento o el hormigón, produce un grave prejuicio a éstos ya que:

- Se impide la filtración del agua (lluvia o riego) hasta las raíces. Sin un material que drene el agua hasta la zona radicular, el árbol no podrá llevar a cabo correctamente su proceso de alimentación y se debilitará. Además, al obligar al árbol a buscar agua en otras zonas, las raíces se podrían extender peligrosamente, causando daños.

- Se dificulta el correcto intercambio gaseoso entre el suelo y la atmósfera (afecta a la respiración celular en la raíz).

- Obstaculiza el normal crecimiento del árbol, ahogándolo en su base.

El relleno de los alcorques con cemento/hormigón conlleva a un deterioro de la salud de los propios árboles, debido a las causas antes mencionadas, siendo a veces inevitable la tala en un largo plazo.

En caso de que sea necesario tapar el hueco de un alcorque, se debe tener en consideración que el material con el que se lleve a cabo sea flexible, transpirable y sobre todo permeable. Numerosos ayuntamientos optan por alcorques de metal con rejillas, resinas ecológicas, arena gruesa, piedras…etc.

Cabe destacar el papel tan importante y necesario del arbolado en la ciudad, a pesar de ser tratado a veces como un mero «objeto» dentro del mobiliario urbano. El cuidado y el respeto por el patrimonio arbóreo de nuestras ciudades es primordial a la hora de hablar sobre el futuro de las mismas. Los árboles actúan como sumidero de CO2 en la ciudad, alivian las horas de intenso sol con su sombra y frescor, dan cobijo a especies animales necesarias en la urbe, crean un espacio más confortable para el peatón…etc.