Este verano, del 4 al 18 de julio, volveremos a sacar las bicicletas, alforjas y esterillas para irnos de ruta. En esta ocasión, por Andalucía, desde Málaga a Huelva.

Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 85.

La ecomarcha pretende ser un plan de vacaciones diferente, con todos los requisitos necesarios para que sea atractivo, que lo pases bien, conozcas gente, lugares, platos típicos… pero que no encaja en lo que llamamos turismo de masas. Pasar una vacaciones en bici es ante todo una actividad ecologista, si tenemos en cuenta los impactos de esta industria casi podríamos decir que es una actividad de ecologismo radical.

En este mundo en el que vivimos, el turismo de masas es un asunto grave. De aquí para allá, con líneas áreas low cost, cruceros transoceánicos y hoteles en la costa. Quemando petróleo para hacernos unos selfies. La ecomarcha es una alternativa para nuestros días de asueto que surge complementando el día a día de la lucha ecologista. Hablamos, por ejemplo, de esas alegaciones contra el plan urbanístico, en realidad pelotazo, que quieren hacer en tu pueblo y que incluye 6.000 viviendas y un campo de golf; o la nueva autopista que conectará, atravesando un espacio Red Natura, A con B para que podamos ir más rápido sin darnos cuenta de lo que se queda por el camino.

La marcha de Ecologistas en Acción existe para mostrar que se puede hacer turismo de otra manera y, a la vez, poder hacer nuestras reivindicaciones de una forma vistosa y alegre. Para gritar contra una central nuclear o para hacernos fotos en una macrourbanización fantasma, mostrando el absurdo que supone. Y al final de cada etapa encuentros con las gentes de cada pueblo, paseos, talleres, chapuzones… Podemos ponernos serias y a la vez echarnos unas risas.

Supone vivir despacio, disfrutando del camino y procurando dejar el menor impacto posible. Permite compartir tiempo de calidad, con otras personas y conocer otros lugares, a veces bonitos y a veces, degradados. Viajar en bici permite disfrutar de verdad del espacio por el que viajamos, detenernos a mirar y a comprender. No es la solución, pero cambiar nuestro plan de vacaciones forma parte de ella.

El primer año acompañamos al Ebro desde su nacimiento a su desembocadura. El segundo recorrimos las vías pecuarias desde Soria hasta Mérida, a veces por carretera pues cada vez nos cierran más caminos olvidando que también son públicos, que también son un bien común. El tercero desde Murcia hasta Cuenca, desde el desastre ochentero de la Manga del Mar Menor hasta el futuro –ahora en duda– emplazamiento del cementerio nuclear. Y el año pasado, desde Palencia hasta Donostia, gritando contra el fracking.

Más tiempo para la vida, más relaciones, más conversaciones, más tiempo para desplazarnos tirando de nuestros músculos, más visitar a los amigos, más compartir casa, más dormir al raso, más tiempo para permanecer, más caricias… Hay muchas actividades que cuanto más se practican, más felices nos hacen, de esas podemos abusar todo lo que queramos. Ni se gastan, ni deterioran, ni son posibles solo a costa de la explotación de los demás y del planeta.

¿Te apuntas? Solo necesitas una bici y ganas de pasarlo bien.

Toda la información en: https://www.ecologistasenaccion.org/ecomarcha