La situación de contaminación por ozono en toda la región es preocupante. La estación de El Pardo, correspondiente al municipio de Madrid, superó este jueves el umbral de información (más de 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire durante una hora) mientras que la de El Atazar, de la red autonómica, lo hizo durante un total de 3 horas. Este umbral exige a la administración que informe de forma inmediata a la población para que se tomen medidas de protección a la salud, como por ejemplo que las personas más vulnerables permanezcan en reposo y en el interior de las viviendas en las horas centrales del día o como que la población general evite los ejercicos físicos al aire libre.
Además todas las estaciones de la red autonómica superaron el objetivo de protección a la salud (concentración de ozono superior a 120 µg/m3, de media en 8 horas). De las 23 estaciones, 12 ya han superado los límites que la Directiva Europea de obligado cumplimiento marca para todo un año, pues esta norma permite un máximo de 25 superaciones anuales de este objetivo.
Luchar contra la contaminación por ozono no es un asunto fácil. Exige por un lado reducir los gases precursores que lo originan, sobre todo el dióxido de nitrógeno que en la región de Madrid está muy ligado al tráfico, y de una actuación coordinada entre las distintas administraciones.
Los altos niveles de ozono que se registran de forma crónica en los veranos de la región, reflejan con claridad la falta de voluntad de mejorar la calidad de vida de la población madrileña de los gobiernos anteriores en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. También es llamativa la falta de liderazgo del Gobierno central, toda vez que la contaminación por ozono se debería abordar desde una óptica estatal: las emisiones de la Comunidad de Madrid generan niveles de ozono malsanos en zonas de Castilla-La Mancha o Castilla y León.
Ecologistas en Acción espera que, en el nuevo mandato que ahora comienza, tanto el Ayuntamiento de Madrid como la Comunidad coordinen las medidas a tomar en toda la región. Las actuaciones aisladas y desconectadas, si las hubiera, apenas producirían mejoras en los niveles de ozono. Los recurrentes episodios de “ozonazos” en verano y “nitrogenazos” en invierno han de combatirse mediante medidas de alcance de limitación del uso de los automóviles, incluida la limitación de velocidad en las principales vías de la región.