Un año más se celebra la Semana Europea de la Movilidad, este con el lema «Elige. Cambia. Combina tu movilidad». Un mensaje apropiado si no fuera porque obvia que la forma de desplazarse en nuestras urbes tiene poco que ver con elecciones personales y mucho con políticas públicas. Ecologistas en Acción recuerda que apostar por la movilidad sostenible es una muy buena forma de mejorar nuestra ciudad, y estas jornadas tienen que marcar el punto de partida de unas políticas en movilidad y urbanismo realmente transformadoras.

La Semana Europea de la Movilidad pretende reivindicar la viabilidad y necesidad de transformar la movilidad de nuestras ciudades, haciendo que se reduzcan los viajes en coche y se incrementen los realizados a pie, en bicicleta y en transporte público.

Pero lograr este objetivo requiere de compromiso y voluntad institucional: no es posible transformar la movilidad urbana mientras se apuesta por la especulación urbanística, se siguen construyendo vías para los coches, se facilita la expansión de grandes superficies comerciales o no se invierten suficientes recursos en transporte público. La incongruencia que suponía presumir de movilidad sostenible siete días al año, mientras los 358 restantes se hacía lo contrario, es la razón por la que esta semana ha ido perdiendo empuje y relevancia.

Este año el lema es “Elige. Cambia. Combina tu movilidad”, olvidando que la forma de desplazarse tiene poco que ver con elecciones personales y mucho con políticas públicas, diseño y planificación urbana. El excesivo número de coches que circulan por nuestras calles es la causa de la contaminación (acústica y atmosférica), la siniestralidad, el miedo a pasear o a ir en bicicleta, la reclusión de nuestros niños y personas mayores en sus casas, y el mal funcionamiento del transporte público. Situación a la que se llega tras 20 años de políticas de urbanismo y movilidad que impulsan el uso del automóvil frente al resto de medios y modos de transporte. Empeorando con la crisis al dejarse de invertir en medidas favorecedoras de los modos no motorizados, como el transporte público, lo que ha llevado a su deterioro.

Las últimas políticas promovidas en Salamanca no caminan precisamente hacia el impulso decidido de la movilidad sostenible que pregona el Plan de Movilidad. Se eliminan pasos de peatones en itinerarios lógicos para los caminantes con la excusa de mejorar la seguridad vial, dejándolos así indefensos. Se renuevan aceras en buen estado que continúan igual de estrechas e incomodas que antes, manteniendo calzadas con sobreanchos que alientan la doble fila. Se aumenta la oferta de aparcamiento destrozando los pocos espacios verdes en barrios densos. Se olvidan las medidas para impulsar el transporte público como los carriles bus en Avenida de Mirat o la Gran Vía, o se empeoran los diseños de las paradas; sin olvidar que se mantiene sin rubor un sistema de Transporte Metropolitano incapaz de reducir la cifra de 97.830 viajes realizadas en coche desde el entorno comarcal hacia la capital. Y las políticas de accesibilidad o relacionadas con el uso de la bici se diseñan más como propaganda que como mejoras reales de la movilidad no motorizada o alternativa al coche.

Ecologistas en Acción anima al Ayuntamiento a demostrar su convicción por el cambio y la transformación de Salamanca, convirtiendo a la Semana de la Movilidad en el inicio real de una serie de políticas en materia de urbanismo y movilidad orientadas a impulsar la marcha a pie, en bicicleta y en transporte público, reduciendo drásticamente el uso del automóvil. Establecer la velocidad máxima en las calles de la ciudad (con alguna excepción) en 30 km/h. sería un buen comienzo. Con todo ello no sólo se aminoraran nuestros impactos ambientales (entre ellos, el cambio climático) y mejora nuestra calidad de vida, sino que socialmente son mucho más justas y económicamente también resultan más eficientes. Sería además una buena oportunidad para dejar de estar a la cola de las ciudades europeas que menos esfuerzos hacen por conseguir que su movilidad sea más sostenible.