Cada vez se consolida más este medio de transporte económico, limpio y accesible.

Juan Merallo Grande [1]. Revista El Ecologista nº 86.

La presión ciudadana está consiguiendo modificar las pautas de movilidad urbana, donde la bicicleta gana cada vez más cuota. Las iniciativas en marcha en apoyo de este medio de transporte que se enumeran en este artículo indican que esta tendencia se afianzará, haciendo que nuestras ciudades, con más bicis, sean más amables y sostenibles.

Durante mucho tiempo en nuestro país se ha considerado a la bicicleta como un utensilio para el ocio para uso veraniego, como algo del pasado en cuanto a medio de transporte. Pero la bicicleta es el único medio de transporte que, tras un claro declive, ve resurgir su uso, debido a sus indudables bondades en términos de eficacia en la movilidad, ahorro energético, salud y economía.

Pasaron aquellos tiempos en los que teníamos que mirar hacia Europa para imaginar cómo sería una ciudad llena de bicicletas. En la actualidad dos ciudades españolas, Sevilla y Barcelona, se encuentran entre las 15 mejores ciudades del mundo para montar en bici según copenhagenize.eu, un referente en temas de ciclismo urbano.

El importante papel de los municipios

Las ciudades, empujadas por los ciclistas, han tomado la decisión que los gobiernos central y autonómicos no han sido capaces de afrontar: una apuesta por la bicicleta como medio de transporte habitual. De algunos municipios españoles han nacido las principales iniciativas políticas para el impulso de la bicicleta. Hasta el punto de que dichos municipios se han organizado en la Red de Ciudades por la Bicicleta (RCxB) que representa a más de 150 municipios del país, entre los que se encuentran todos los más grandes [2].

Precisamente la RCxB se ha comprometido desde este año 2015 a continuar elaborando el Barómetro de la Bicicleta, hasta que la DGT retome esa labor que estuvo realizando hasta 2011 y que abandonó tras la entrada de María Seguí como directora general. Es de suma importancia conocer los datos de uso y tendencias para afrontar las políticas necesarias que nos marquen el camino a seguir para apostar por este eficaz medio de transporte.

Hace falta más

Pese a todo, se sigue echando en falta una mayor valentía por parte de los ayuntamientos. Hay que concebir la vía pública como el escenario de múltiples funciones y necesidades sociales, configurándose como un lugar de encuentro en el que ocurren muchas cosas, no solamente como un lugar de paso o de circulación de vehículos a motor.

En este contexto, la bicicleta puede ser de mucha ayuda, pero no se trata de hacer una política exclusivamente de estímulo ciclista. Todas las personas (no solo los ciclistas), necesitamos una política integral sobre movilidad sostenible, que incluya medidas de disuasión a los que más contaminan, más espacio ocupan y más accidentes provocan, es decir, los vehículos privados motorizados. Es necesaria una clara disuasión en el uso de estos vehículos en los desplazamientos no obligados, que son la mayoría. También la disminución de la velocidad (la Ciudad 30) y, además, estímulos que reduzcan el número de propietarios de esos vehículos (al contrario de lo que se está haciendo ahora), porque al ser propietario de un coche, al final se usa más de lo realmente preciso.

Algunas de estas medidas de disuasión son el control del acceso a los centros urbanos y del estacionamiento, la importancia del planeamiento en la gestión de la movilidad y evitar la dispersión urbanística, promoviendo la proximidad y accesibilidad, con herramientas como la mezcla de usos del suelo, que eviten desplazamientos a largas distancias para acceder a los bienes y servicios. Una vez generadas estas medidas de disuasión para los que invaden actualmente la ciudad, la apuesta por la bicicleta será más sencilla, más eficaz, más barata y más beneficiosa para la totalidad de la ciudadanía.

El fenómeno de las bicicletas públicas

Según el Observatorio de la Bicicleta Pública en España [3], un observatorio independiente que examina con impecable rigor estos sistemas en el país, hemos pasado de un primer boom de la bicicleta pública, con 130 sistemas en todo el territorio español, a solo 65, es decir la mitad. Esto no es negativo. Simplemente supone un ajuste necesario que corrige la excesiva alegría con la que se situaban estos sistemas hace unos años, algunos con poca o ninguna planificación. Los sistemas que quedan siguen aumentando el número de estaciones y bicicletas, además de tener buena parte de ellos un rango de uso por bicicleta y día (el principal indicador del éxito de estos sistemas) que nada tienen que envidiar a los de algunos países europeos. Los más eficientes en este sentido son –por este orden– Valencia, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Bilbao, Madrid, Málaga, Elche, Donostia-San Sebastián, Castellón, Valladolid y Albacete.

La bici en números

En España en la actualidad se venden más bicis que coches. Tres de cada cuatro personas tiene una bicicleta y tres millones de españoles ya usan la bici como medio de transporte, como revelaba ese último barómetro de la bicicleta de la DGT de 2011. En 2014 se vendieron en España 1.088.548 unidades de bicicletas –frente a 855.308 coches–, un 5,24% más que en 2013, según datos de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España.
Por otro lado, en 2014 fallecieron 75 ciclistas, 6 más que en 2013 y 670 resultaron heridos, 24 más. La mayoría en vías interurbanas (54 frente a 45 en 2013). En ciudad, en cambio, se redujeron los muertos de 24 a 21.

Esto último se contradice, en principio, con las clarísimas cifras de aumento del uso de la bicicleta en ciudad, pues al haber más ciclistas estadísticamente debería haber más accidentes. Dicha bajada de los siniestros mortales se explicaría por el conocido como factor de “Seguridad en Números”: a medida que se usa más la bicicleta hay menos accidentes, porque los ciclistas se vuelven más visibles y se hace más patente en el imaginario colectivo su presencia en las calles. La Coordinadora ConBici [4], que este año cumple su 25 aniversario, asegura que según crezca el número de ciclistas urbanos, el número proporcional de accidentes seguirá bajando, como ha ocurrido en otros países. Pero para que se dé este incremento de manera importante reclaman políticas favorables para la bicicleta en todos los ámbitos administrativos, no solo en el local.

Numerosos órganos y planes

Otro indicador de la importancia que está tomando la bicicleta en nuestro país fue la creación de la Mesa Nacional de la Bicicleta [5] (MNB), una entidad de unidad y reivindicación, compuesta por los grupos de usuarios urbanos y cicloviajeros (ConBici), el ciclismo deportivo (Asociación de Ciclistas Profesionales y Real Federación Española de Ciclismo), los empresarios de la bici (Asociación de Marcas y Bicicletas de España) y los Ciclojuristas. Es larga, intensa e importante la labor realizada por la MNB en los últimos dos años. Probablemente lo más relevante fue la presentación de un completo documento llamado Directrices para un Plan Nacional de la Bicicleta, que no tiene nada que envidiar en concreción y seriedad a algunos de los planes ciclistas de países europeos con una política de la bicicleta ya consolidada.

Fue precisamente la MNB una de las impulsoras del recién creado Grupo Interparlamentario de la Bicicleta, al estilo de los que ya existen en otros países de nuestro entorno. Este grupo, coordinado por el diputado Odón Elorza (exalcalde de San Sebastián) y con participación de todo el arco parlamentario, ha comenzado haciendo una labor de concienciación alrededor de la bicicleta. Entre otras cosas, suya es una proposición no de ley (PNL) que insta al Gobierno precisamente a impulsar un Plan Estratégico Estatal de la Bicicleta (PEEB).

Debido a esta PNL, la DGT recibió el encargo de analizar los pasos a seguir para la creación del PEEB. Así recientemente se reunió el GT44 (Grupo de Trabajo de los ciclistas en el Consejo Superior de Tráfico) en Madrid para iniciar este Plan. Se ha propuesto crear un Comité de Trabajo, compuesto por siete entidades, para iniciar estos trabajos e ir abordando los temas transversales que vayan surgiendo, para los cuáles se pedirá el apoyo de los entes afectados en los temas que vayan surgiendo: legislación, seguridad, educación, promoción, ordenación del territorio, etc. El Comité está formado por la Mesa Nacional de la Bicicleta, Red de Ciudades por la Bicicleta, Federación Española de Municipios y Provincias, Magrama, Ministerio de Fomento, DGT y la Secretaría del Consejo Superior de Tráfico.

Las bicis han venido para quedarse

Todos estos impulsos e iniciativas nos hacen ver que las bicicletas ya no son exclusivamente para el verano, son para cualquier época del año, para cualquier estatus social, cualquier edad y cualquier condición física. Han venido para quedarse y están ocupando su espacio en las calzadas poco a poco, reclamando su hueco en el reparto modal. Moverse en bicicleta por la ciudad es, en sí mismo, un acto de transformación ciudadana.

La bicicleta es económica, simple y accesible. Es un icono de la democracia en la movilidad de las ciudades. Es un arte solidario y estéticamente pacificador. La bicicleta es el vehículo silencioso de las buenas emociones, la alegría, la independencia y la salud.

Por ello necesitamos que las bicicletas pasen a ser aún más visibles en nuestras ciudades, que todos nos acostumbremos a verlas como algo natural y que, bien utilizadas, sean una más de las herramientas para conseguir ciudades amables para todos.

Notas

[1] Activista de la bicicleta desde hace más de 20 años. Portavoz de Pedalibre y ConBici y reciente Premio a la Promoción de la Movilidad Sostenible, otorgado por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid.