John Kerry trae a España un acuerdo bajo el brazo para limpiar la radiactividad de Palomares tras casi 50 años de la contaminación de aquellos terrenos. Ecologistas en Acción celebra este anuncio, pero reclama que se hagan públicos los términos del acuerdo y que se compense a la población local

En enero de 2016 se cumplirán 50 años del accidente de Palomares, una pedanía de Cuevas del Almanzora (Almería). El 17 de enero de 1966, un bombardero estratégico B-52 cargado con cuatro bombas termonucleares sufrió un accidente mientras repostaba en vuelo. Dos de las cuatro bombas se abrieron, ardieron y contaminaron con plutonio las tierras de Palomares. La somera limpieza realizada en aquellos días no consiguió descontaminar la zona, que quedó con varias zonas radiactivas. Hasta 2007 en que fueron valladas, todas las zonas contaminadas eran de acceso público y en ellas se cultivó y se movieron tierras, lo que constituyó un verdadero riesgo para la población local. Tras la limpieza, se obligó a muchos habitantes de la zona a firmar compromisos de que no reclamarían ninguna indemnización por los daños causados.

Tras casi 50 años, por los que han pasado una dictadura y varios gobiernos democráticos, se anuncia finalmente que se va a acometer la limpieza. En este proceso fue clave la caracterización tridimensional de la zona contaminada y su vallado para impedir el acceso a las tierras radiactivas y, por tanto, su movimiento. Estas acciones, realizadas por el CIEMAT entre 2004 y 2007, fueron el paso previo a la descontaminación, que a su vez era la reivindicación de esta asociación ecologista y de los vecinos de la zona.

Desde Ecologistas en Acción queremos mostrar nuestra esperanza por la firma del acuerdo que debería poner fin al problema, pero queremos expresar nuestra preocupación por varias razones. La primera es que el acuerdo es confidencial, lo que no nos permite saber los términos exactos en que se ha firmado y las posibles contrapartidas que ha otorgado el Gobierno español. El acuerdo no debería dejar lugar a dudas en varios asuntos fundamentales.

Para Francisco Castejón, “por un lado son los EE UU quienes deben hacerse cargo de pagar la limpieza del territorio y de llevarse las tierras contaminadas, que ocuparán un volumen enorme, de unos 50.000 m3. Los EE UU son responsables de ese accidente y de no haber puesto fin a esta contaminación heredada de la guerra fría. Deberían haberla solucionado sin contrapartida alguna. Por otro lado, se debería compensar a los habitantes de la zona por los daños sufridos en su salud, en la imagen del pueblo y en su economía y desarrollo. Han sido casi 50 años de convivencia con el plutonio, sometiéndose a análisis para ver si sufrían contaminación, con el consiguiente estrés. Además, se dieron unos 180 episodios de personas contaminadas, cuyos efectos para la salud todavía están por determinar. Finalmente, reclamamos que las tierras de Palomares, una vez limpias, se dediquen a fines que contribuyan al desarrollo sostenible de la zona”, zanja Castejón.