La actuación en Carlos de Arellano parece una sucesión de despropósitos y derroche más que la ejecución de un Plan de Movilidad sostenible.

Todavía estamos preguntándonos donde está el Plan de Movilidad Urbana Sostenible aprobado en el Consejo de Gobierno de la Ciudad Autónoma, y los acontecimientos se precipitan.

Tras cuatro reuniones de participación pública en la que nuestra asociación no faltó a ninguna, seguimos esperando respuesta a las alegaciones que hicimos.

La firma de un pacto social por la movilidad es ya una quimera y ha pasado a ser una imposición sobre las políticas públicas de movilidad, pero en ningún caso se trata de movilidad sostenible. Las reglas de juego no son las mismas para todos. En las reuniones de participación, no se escuchó a los comerciantes argumentar nada, ni proponer nada. Solo defendieron la libertad de ir al centro en coche, aunque hace décadas que a las 10 de la mañana no queda ningún aparcamiento en la puerta de ningún comercio porque ya están ocupados por las personas que trabajan y llegan a primera hora. Los parking subterráneos no son ninguna solución para ellos, al parecer, aunque en realidad, estamos de acuerdo en eso, tampoco es la solución para nosotros.

Mientras que las asociaciones participamos a través de los canales existentes, y presentamos alegaciones ante la Consejería de medio Ambiente, por ejemplo, sobre el reglamento de terrrazas en la calle la Legión, los comerciantes visitan al consejero para exponerle sus propuestas.

Mientras que se niega que la “avenida” sea zona 10, se inicia la obra de Héroes de España, donde lo único que quedará como está es el recuerdo de los símbolos franquistas en la ciudad. Pero también hay “bronca” con los comerciantes, aunque se consigue apagar rápido bajo la justificación de falta de comunicación.

En Carlos de Arellano, se peatonaliza la calle, con tal urgencia, que se olvida la seguridad y la necesidad de que pasen coches de bomberos, por lo que al dinero invertido, hay que añadirle ahora ese arreglo. Pero además, ante una nueva ofensiva de los comerciantes de la zona, aunque no sabemos si serán todos o algunos, ahora se desmonta totalmente la iniciativa, al incorporar aparcamientos, que serán menos que antes, en donde ya era imposible encontrarlos libres después de las 9.30 de la mañana.

Tiene sentido incluir lugares de carga y descarga, o el acceso de los residentes eventualmente (una mudanza, por ejemplo), que es compatible con lo realizado, y se puede ejecutar al mismo tiempo que se reforma el espacio para dejar sitio para el acceso de vehículos de bomberos, ambulancias, o policía, pero si el objetivo de un Plan de Movilidad sostenible es disminuir el espacio público dedicado a los coches (el 80%) para dárselo a las personas, peatones que pasan o niños que juegan, lo que se ha anunciado no puede ser algo relacionado con ningún plan, pues todo parece improvisación.

Hacer una obra tres veces, la actual, el traslado de farolas y jardineras, y el añadido de los aparcamientos, no parece una manera eficiente de gastar dinero público.

Todo apunta a que los estrategas del PP consideran que los comerciantes dan más votos al PP que los defensores de la movilidad sostenible. Si no es así, no se comprende lo que está pasando. Se hizo una obra de prisa y corriendo ante unas elecciones, las de mayo, y ahora se reforma todo de cara a otras elecciones, las del 20 de diciembre.

Y mientras se toman decisiones que consideramos electorales, seguimos a la espera de que se constituya la anunciada Mesa por la movilidad, en donde todos los agentes implicados deberían estar presentes.

Seguir manteniendo reuniones con asociaciones que defienden la movilidad sostenible, y recibiendo a los comerciantes por separado, es un error que ya se comprobado ineficaz en el pasado. De ahí venimos, y no parece que el anuncio de remodelación de Carlos de Arellano indique un cambio de estrategia por el nuevo equipo de la Ciudad Autónoma.

La Mesa por la movilidad se resentiría si es convocada después de las elecciones, con importantes decisiones ya tomadas, de acuerdo con los agentes económicos, pero no con los agentes sociales. ¿Para que nos van a convocar si el pescado ya está vendido?

No se debe confundir una política de comunicación con una política de participación, si se quiere aplicar el Manual de Gobernanza europea. No se trata de que la gente sepa lo que se va a hacer, eso no es comunicación, en un país atacado por la corrupción política a eso se le llama transparencia y rendir cuentas al ciudadano; la política de participación social es parta tenerla en cuenta en la toma de decisiones.

Para que haya comerciantes, hacen falta clientes, y no le corresponde a los comerciantes indicar cómo nos queremos mover las personas para llegar a su comercio, y mucho menos le corresponde decidir eso a la Ciudad Autónoma.

¿El cliente siempre tiene razón, no? Pues hay más clientes que comerciantes.