Se cumple el aniversario del múltiple accidente de Fukushima, en Japón, el país más tecnológico del mundo y cinco años después del desastre nuclear nadie sabe qué hacer todavía con los tres reactores fundidos, que siguen emitiendo tanta radiactividad que aún no se puede entrar en los edificios de los reactores. Y el mes que viene tendremos el treintavo aniversario del de Chernóbil, otro accidente similar en el corazón de Europa.

Han sido los peores accidentes nucleares de la historia, pero no los únicos porque hubo otros que pudieron ser tan graves como éstos en Harrisburg (USA), Bugey (Francia), Windscale (UK), Mayak (URSS), etc. Incluso aquí en España hemos tenido el de Vandellós, hace 26 años, cuando un incendio paró las bombas que refrigeraban el núcleo del reactor y éste estuvo a punto de fundirse; si no se llegó a la catástrofe fue gracias al valor de los bomberos, que enfriaron el núcleo con sus mangueras de agua; al final el reactor quedó tan mal que tuvieron que desmantelar la central, tarea que no concluye hasta el 2028.

Al principio, los promotores de las centrales nucleares (CN) afirmaban que la probabilidad de accidente máximo era de 1 en 1.000.000 de años, es decir que con las 400 CN que existen actualmente sólo podría ocurrir 1 en 2500 años, pero la realidad es que ha habido un accidente máximo cada 15 años de media… Quizás lo que mejor demuestra su accidentabilidad y peligrosidad es que ninguna compañía de seguros se atreve a asegurar a todo riesgo ninguna central nuclear.

Y no sólo eso sino que los gobiernos limitan por ley la responsabilidad civil máxima de las empresas propietarias, de modo que en caso de accidente sólo tienen que responder hasta 700 millones de €, aproximadamente lo que gana Iberdrola con la central nuclear de Cofrentes en 1 solo año, una cantidad ridícula comparada con las pérdidas económicas que puede provocar un accidente nuclear grave. ¿Saben esto los ciudadanos de Valencia, que sólo están a unos 66 km en línea recta de la central de Cofrentes, una central que caducó hace dos años pero que por decreto del PP puede seguir operando otros diez años más? ¿Y los habitantes de La Ribera del Júcar, que están a sólo 56 km, lo saben? ¿Les da igual? ¿Aceptan jugarse su futuro para que los amos de Iberdrola obtengan más beneficios? ¿Están conformes con que, en caso de accidente máximo, Iberdrola no se haga cargo más que de una pequeña parte del daño que provoque?

Lo mismo se podría decir sobre Garoña, la más caducada y peligrosa, o las otras seis en funcionamiento: Almaraz I y II, Ascó I y II, Vandellós II y Trillo; situadas cerca de capitales como Cáceres, Madrid, Vitoria, Bilbao, Albacete, Tarragona, Lleida o Barcelona, en las orillas de ríos tan importantes como el Ebro o el Tajo. ¿Están bien informados los habitantes de dichas provincias y riberas sobre la peligrosidad de las centrales nucleares? ¿Alguien les ha preguntado si aceptan jugarse su futuro y el de sus hijos para que los amos de las eléctricas sigan obteniendo beneficios milmillonarios? ¿Están conformes con que, en caso de accidente máximo, Iberdrola, Endesa y Gas Natural no se hagan cargo más que de una pequeña parte del daño que provoquen?

Y además del peligro de accidentes todas las centrales nucleares generan continuamente toneladas de residuos radiactivos que serán peligrosos durante milenios, unos residuos con los cuales no saben qué hacer porque la radiactividad no se puede eliminar de ninguna forma y símplemente los encierran en bidones confiando en que no escaparán al medio ambiente durante los miles de años que han de estar almacenados herméticamente (¿quién puede garantizar esto?). Por otra parte, algunos de tales residuos sirven para fabricar las criminales bombas atómicas y permiten su proliferación, amenazando la endeble paz mundial.

Ante tal panorama cabe preguntarse si realmente es necesaria la energía nuclear, si no existen alternativas. La respuesta la dieron, tras el accidente de Fukushima, el propio Japón, que fue capaz de parar todas sus centrales nucleares, y Alemania que, aún gobernada por la derecha dura, rectificó y aceptó definitivamente lo que previamente habían aprobado verdes y socialdemócratas: cerrar todas las centrales nucleares progresivamente hasta la última, que será clausurada en 2022.

Y respecto al tema económico, a pesar de lo que dicen los publicistas de las eléctricas, basta recordar un ejemplo actual: el gobierno inglés pretende construir dos nuevas centrales nucleares de 1.650 Mw de potencia cada una por un total de 23.000 millones de euros, lo cual supone unos 7 €/w, un precio muy superior al de las placas fotovoltaicas, cuyo coste ya baja de 1€/w; además, cuando funcionen, el combustible nuclear resultará cada vez más caro mientras que el sol siempre será totalmente gratuito; de modo que Cameron ha tenido que prometer pagar los kwh nucleares al doble de lo que cuestan los kwh convencionales actuales, y revalorizarlos anualmente, algo que resulta increíble (y sospechoso) en quienes han hecho del mercado y la competencia su religión.

Las alternativas, obviamente existen y la mejor en nuestras latitudes es la solar porque recibimos más de 1500 kwh por m2 y año, de manera que basta con unos 7 m2 de placas fotovoltaicas para autoabastecernos de electricidad cada persona y con una placa de 2 m2 disponemos de agua caliente para dos personas. Si algo nos sobra aquí es energía solar, que además crearía muchos puestos de trabajo, pero nos faltan gobernantes honrados y ciudadanos críticos y reivindicativos; la inercia y la corrupción del sistema político-económico español surgido tras el franquismo impiden o retrasan cambios tan necesarios como éste del nuevo modelo energético; de hecho el gobierno del partido más corrupto de España ha tenido la desfachatez de penalizar el autoconsumo fotovoltaico con un impuesto al sol y numerosas trabas burocráticas, amenazando a quienes se instalen placas con multas de hasta 60 millones de €, eso después de alargar el permiso de funcionamiento de las centrales nucleares otros 10 años más y regalándoles así miles de millones de beneficios extra a los amos de las eléctricas; no en vano dichas eléctricas son el refugio de oro de los dinosaurios políticos del actual y del antiguo régimen…

Por lo tanto el problema no es técnico, ni siquiera económico, sino político, de quién dirige realmente la política energética. Si fuera el pueblo o gente racional ya no tendríamos esas bombas atómicas en potencia que son las centrales nucleares, sucias y peligrosas, sino eficiencia y energías renovables para todos. Pero por desgracia aquí no gobierna el pueblo, ni siquiera quienes lo defienden, sino una pandilla de yonquis del dinero que son capaces de poner en peligro incluso a sus propios descendientes con tal de seguir amontonando millones de €. Los pueblos más conscientes y respetados, como el alemán, aprendieron la lección de Fukushima y ahora están cerrando sus centrales nucleares, al tiempo que instalan placas solares a millones, a pesar de recibir mucho menos sol que aquí…

¿Cuántos accidentes más hacen falta para que nosotros cerremos también las centrales nucleares?

Quants accidents més necessitem per tancar les centrals nuclears?

Aquest divendres es compleix l’aniversari del múltiple accident de Fukushima, a Japó, el país més tecnològic del món, i cinc anys després del desastre nuclear ningú sap què fer encara amb els tres reactors fosos, que segueixen emetent tanta radioactivitat que encara no es pot entrar en els edificis dels reactors. I el mes que ve tindrem el trenta aniversari del de Chernobyl, un altre accident similar al cor d’Europa.

Sens dubte han sigut els pitjors accidents nuclears de la història, però no els únics perquè hi hagueren uns altres que pogueren ser tan greus com aquests en Harrisburg (USA), Bugey (França), Windscale (UK), Mayak (URSS), etc. Fins i tot ací a Espanya hem tingut el de Vandellòs, fa 26 anys, quan un incendi aturà les bombes que refrigeraven el nucli del reactor i aquest estigué a punt de fondre’s; si no s’arribà a la catàstrofe fou gràcies al valor dels bombers, que refredaren el nucli amb les seues mànegues d’aigua; al final el reactor quedà tan malament que hagueren de desmantellar la central, tasca que no conclourà fins al 2028.

Al principi, els promotors de les centrals nuclears (CN) afirmaven que la probabilitat d’accident màxim era d’1 en 1.000.000 d’anys, és a dir que amb les 400 CN actuals només podria ocórrer 1 en 2500 anys, però la realitat és que ha hagut un accident màxim cada 15 anys de mitjana… Potser el que millor demostra la seua accidentabilitat i perillositat és que cap companyia d’assegurances s’atreveix a assegurar a tot risc cap central nuclear.

I no solament açò sinó que els governs limiten per llei la responsabilitat civil màxima de les empreses propietàries, de manera que en cas d’accident només han de respondre fins a un màxim de 700 milions d’€, aproximadament el que guanya Iberdrola amb la central nuclear de Cofrents en 1 sol any, una quantitat ridícula comparada amb les pèrdues econòmiques que pot provocar un accident nuclear greu. Saben açò els ciutadans de València, que només estan a 66 km en línia recta de la CN de Cofrents, una central que va caducar fa dos anys però que per decret del PP pot seguir operant altres deu anys més? I els habitants de la Ribera del Xúquer, que estan només a 55 km rectes, ho saben? Els és igual? Accepten jugar-se el seu futur i el del seus fills perquè els amos d’Iberdrola seguisquen obtenint milers de milions de beneficis? Estan conformes amb que, en cas d’accident màxim, Iberdrola no es faça càrrec més que una petita part de les pèrdues que provoque?

El mateix es podria dir sobre Garoña, la nuclear més vella i perillosa, o les altres sis: Almaraz I i II, Ascó I i II, Vandellòs II i Trillo; situades a prop de capitals com Càceres, Madrid, Vitòria, Bilbao, Albacete, Tarragona, Lleida o Barcelona, en les riberes de rius tan importants com l’Ebre o el Tajo. Estan ben informats els habitants d’aquestes províncies i riberes sobre la perillositat de les centrals nuclears? Algú els ha preguntat si accepten jugar-se el seu futur i el dels seus fills perquè els amos de les elèctriques seguisquen obtenint beneficis milmillonaris? Estan conformes amb que, en cas d’accident màxim, Iberdrola, Endesa i Gas Natural no es facen càrrec més que d’una petita part dels danys que provoquen?
I a més del perill d’accidents, totes les centrals nuclears generen contínuament tones i tones de residus radioactius que seran perillosos durant mil·lennis, uns residus amb els quals no saben què fer perquè la radioactivitat no es pot eliminar de cap manera i simplement els tanquen en bidons confiant que no escaparan al medi ambient durant els milers d’anys que han d’estar emmagatzemats hermèticament (qui pot garantir açò?). D’altra banda, alguns de tals residus serveixen per a fabricar les criminals bombes atòmiques i permeten la seua proliferació, amenaçant així la feble pau mundial.

Davant tal panorama cal preguntar-se si realment és necessària l’energia nuclear, si no existeixen alternatives. La resposta la donà, després de l’accident de Fukushima, el propi Japó, que va parar totes les seues centrals nuclears, i també Alemanya que, encara que governada per la dreta dura, va rectificar i acceptà definitivament el que en la legislatura anterior havien aprovat verds i socialdemòcrates: tancar totes les centrals nuclears progressivament fins a l’última, que serà clausurada en 2022.

I respecte al tema econòmic, malgrat el que diuen els publicistes de les elèctriques, basta recordar un exemple actual: el govern anglés pretén construir a UK dues noves centrals nuclears de1.650 Mw de potència cadascuna per un total de 23.000 milions d’euros, la qual cosa suposa uns 7 €/w, un preu molt superior al de les plaques fotovoltaiques, el cost de les quals ja baixa d’1€/w; a més a més, quan funcionen, el combustible nuclear resultarà cada volta més car mentre que el sol sempre serà totalment gratuït; de manera que Cameron ha hagut de prometre pagar els kwh nuclears al doble del que costen els kwh convencionals, i revaloritzar-los anualment, una cosa que resulta increïble (i sospitosa) en els qui han fet del mercat i la competència la seua religió.

Les alternatives, òbviament, existeixen i la millor en les nostres latituds és la solar perquè rebem més de 1500 kwh per m2 i any, de manera que n’hi ha prou amb uns 7 m2 de plaques fotovoltaiques per a autoabastir-nos d’electricitat cada persona i amb una placa de 2 m2 disposem d’aigua calenta per a dues persones. Si alguna cosa ens sobra ací és energia solar, que a més crearia molts llocs de treball, però ens falten governants honrats i ciutadans crítics i reivindicatius; la inèrcia i la corrupció del sistema polític-econòmic espanyol sorgit després del franquisme impedeixen o retarden canvis tan necessaris com aquest del nou model energètic; de fet el govern del partit més corrupte d’Espanya ha tingut la poca vergonya de penalitzar l’autoconsum fotovoltaic amb un impost al sol i nombroses traves burocràtiques, amenaçant els qui s’instal·len plaques pel seu compte amb multes de fins a 60 milions d’€; tot açò després d’allargar el permís de les centrals nuclears altres 10 anys més, regalant-los així milers de milions de beneficis extra als amos de les elèctriques, no en va aquestes corporacions són el refugi d’or dels dinosaures polítics de l’actual i de l’antic règim…

Per tant el problema no és tècnic, ni econòmic, sinó polític, de qui dirigeix realment la política energètica. Si fóra el poble o gent racional ja no tindríem aqueixes bombes atòmiques en potència que són les centrals nuclears, brutes i perilloses, sinó eficiència i energies renovables per a tots. Però per desgràcia ací no governa el poble, ni tan sols els qui el defensen, sinó una colla de ionquis dels diners que són capaços de posar en perill fins i tot els seus propis descendents per tal de seguir amuntegant milions d’€. Els pobles més conscients i respectats, com l’alemany, han aprés la lliçó de Fukushima i ara estan tancant les seues centrals nuclears, al mateix temps que instal·len plaques solars a milions, malgrat tindre la meitat de sol que nosaltres.

Quants accidents més fan falta perquè nosaltres també tanquem les centrals nuclears?