En el caso de Navarra denunciamos la pasividad de las autoridades ambientales y sanitarias por no transmitir de forma eficaz toda la información sobre este problema y las superaciones legales ocurridas estos pasados días. El Gobierno de Navarra se escuda en que los datos son públicos a través de un enlace, que apenas nadie conoce.

Consideramos insuficiente cómo se está informando a la sociedad. Además, queremos hacer público que el Gobierno de Navarra recientemente ha rechazado nuestra solicitud de elaboración de un Plan de Mejora de la Calidad del Aire. Un plan preceptivo según la normativa y que el Gobierno de Navarra vuelve a rechazar, pasando por encima del derecho a la salud de buena parte de los navarros que sufren el grave problema del ozono. Ya que ante las superaciones de estos días nada se está haciendo.

Con la ola de calor que vienen sufriendo el centro y sur de España desde el cambio de mes, el intenso tráfico motorizado que soportan las principales ciudades y carreteras y el incremento del consumo de electricidad producida en centrales térmicas por el uso de aire acondicionado han provocado que se disparen los niveles de ozono troposférico en buena parte del Estado.

Desde este pasado mayo y este mes de junio, se vienen produciendo superaciones sistemáticas del objetivo legal establecido para la protección de la salud en el interior de Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña, y superaciones frecuentes de dicho objetivo en Castilla-La Mancha, Madrid y el valle del Ebro, desde Tarragona al País Vasco pasando por Aragón y Navarra.

El valor objetivo para la protección de la salud humana está establecido por la normativa en 120 microgramos de ozono por metro cúbico de aire, medidos en periodos de ocho horas, y no deberá superarse más de 25 días al año.

El ozono troposférico es el contaminante que presenta en España una mayor extensión y afección a la población y a la vegetación, con unos niveles al alza. Esto se debe al incremento de las temperaturas medias y de las situaciones meteorológicas extremas (olas de calor) durante el verano, como resultado del cambio climático.

Como informó recientemente Ecologistas en Acción en la presentación de su informe sobre la calidad del aire en el Estado español, durante 2015 el ozono afectó a 39 millones de personas y dos terceras partes del territorio, aumentando respecto a 2014. En el final de la presente primavera, los niveles de ozono se han disparado, anunciando un verano complicado por el incremento previsto de las temperaturas en la mitad este peninsular y Baleares.

En el caso de Navarra denunciamos la pasividad de las autoridades ambientales y sanitarias por no transmitir de forma eficaz toda la información sobre este problema y las superaciones legales ocurridas estos pasados días. El Gobierno de Navarra se escuda en que los datos son públicos a través del siguiente enlace, que apenas nadie conoce: http://www.navarra.es/home_es/Temas…

Consideramos insuficiente cómo se está informando a la sociedad. Además, queremos hacer público que el Gobierno de Navarra recientemente ha rechazado nuestra solicitud de elaboración de un Plan de Mejora de la Calidad del Aire. Un plan preceptivo según la normativa y que el Gobierno de Navarra vuelve a rechazar, pasando por encima del derecho a la salud de buena parte de los navarros que sufren el grave problema del ozono. Ya que ante las superaciones de estos días nada se está haciendo.

El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo” por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias. Por inhalación, provoca un incremento de los riesgos de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares. La OMS estima en 1.800 los fallecimientos prematuros anuales en España producidos como consecuencia de la exposición a niveles de ozono como los registrados en lo que llevamos de mayo y junio. El ozono, además de para las personas, es también tóxico para la vegetación, dañando los bosques y reduciendo la productividad de los cultivos.