El Ayuntamiento de La Laguna recibió el lunes 23 de enero un aviso de la ciudadanía alarmada por la presencia en el Camino Viejo de Las Mercedes de unas placas rotas de fibrocemento con amianto (más conocido con el nombre comercial de Uralita): se indicaba que materiales altamente cancerígenos yacían abandonados por el suelo en la calle pública. Desde el Ayuntamiento se informó de que la incidencia iba a ser señalada al área de Servicios Municipales.

El viernes 3 de febrero Ecologistas en Acción de Tenerife realizó un reconocimiento en la zona y pudo averiguar, además de documentar con fotografías, que la situación había empeorado radicalmente. Si este fibrocemento contuviera efectivamente amianto, como su apariencia sugiere, se estaría alcanzando una condición de riesgo tan elevado para la salud humana que sería desaconsejable permanecer en la zona o transitar por ella. El tramo afectado se corresponde con los últimos cincuenta metros del Camino Viejo de Las Mercedes, en las proximidades del cruce con la TF-113 (Camino de las Vueltas Blancas), ya en la población de Las Mercedes.

Lo que quedaba en el sitio de las placas inicialmente presentes había sido quebrado (dejando en el lugar dos trozos menores), o bien totalmente desmenuzado.

Como es sabido, cualquier objeto que contenga amianto (Uralita) libera fibras altamente cancerígenas a través de su normal desgaste, por ejemplo debido a los agentes atmosféricos. Sin embargo, es al romperse las placas que se difunde la mayor cantidad de fibras. Llegar a desmigajar el material, dejándolo abandonado en una calle transitada por personas y vehículos, tiene consecuencias mortales: el polvo triturado se irá levantando continuamente, difundiendo en el ambiente circunstante las fibras invisibles, además de facilitar su respiración.

Por este motivo, cualquier actuación destinada a quitar objetos o restos de Uralita requiere protocolos de seguridad bien definidos a nivel internacional: proceder de manera espontánea o improvisada conlleva consecuencias de la mayor gravedad. El Ayuntamiento había sido puesto sobre aviso también sobre este aspecto.

Ignoramos si entre el día 23 de enero y el 3 de febrero se ha realizado una inadecuada intervención de los Servicios Municipales, o bien si ha sido la falta de actuación inmediata a dejar paso al deterioro del material potencialmente cancerígeno, quizá aplastado mientras tanto por un coche de paso. En ambos casos, la responsabilidad del Consistorio podría ser seria, ya sea por haber promovido directamente una actuación dañina para la salud pública o por no haber intervenido a lo largo dos semanas.

Los avisos que se hicieron llegar al Ayuntamiento esta vez no recibieron respuesta, a pesar de haber sido recibidos el lunes pasado, así como tampoco recibieron respuestas las dudas sobre las causas de lo ocurrido. A pesar de que la situación parezca ahora de extrema gravedad, ya que la dispersión de fibras y la consecuente exposición de los seres humanos se han maximizado, a fecha de hoy, jueves 9 de febrero, la situación no ha cambiado.

Invitamos a la población residente a evitar por precaución la zona, normalmente utilizada por paseos y práctica deportiva, a la espera de que se quite y analice el material. Quienes hayan podido quedar expuestos a las fibras, deberían documentar la situación para poder demandar responsabilidades a las instituciones involucradas en caso de desarrollar la enfermedad, algo que puede ocurrir después de un tiempo muy extenso, incluso décadas.

Recordamos que en el caso del amianto no existe dosis mínima segura, lo que quiere decir que es suficiente una sola fibra microscópica para causar el cáncer, que a su vez puede tardar hasta veinte años en manifestarse: por lo tanto, cuando se trata de amianto, la escasa cantidad de material no tiene que reducir en ningún caso la preocupación al respecto.

El amianto contenido en el fibrocemento (Uralita) provoca tumores del aparato respiratorio y, en ocasiones, digestivo, siendo el mesotelioma el más directamente relacionado con ese material (amén de otras enfermedades crónicas como la asbestosis).

Aunque el amianto se vincule a menudo con las enfermedades laborales, el doctor Antonio Agudo Trigueros del Institut Català d’Oncologia realizaba en 2003 una tesis sobre la exposición ambiental al amianto, en la que se recordaba que «el mayor riesgo de muerte por mesotelioma se registra en Barcelona, Zaragoza, el País Vasco, Canarias, Valencia y Navarra», siendo Canarias la región donde menor parece el impacto del factor industrial.

Reiteramos que cualquier manipulación del fibrocemento con amianto (Uralita) debe realizarse exclusivamente por personal especializado y autorizado, con técnicas específicas: la ciudadanía no debe en absoluto encargarse en primera persona de tratar el material, y en caso de dudas sobre la naturaleza de las fibras, debe aplicarse por particulares e instituciones el principio de máxima precaución.