La sanción por la contaminación del río y embalse de El Val durante 4 años es de 2000 €, según la Confederación Hidrográfica del Ebro.

El Val, situado a los pies del Moncayo, es un río muerto porque todos los estamentos administrativos (Estado, CC AA, y Ayuntamientos) omiten su deber de control, vigilancia y sanción.

Desde hace años el río Val presenta permanentemente abundantes espumas, olores desagradables, agua turbia y nula presencia de fauna acuática. Además origina la eutrofización del embalse de El Val, que en teoría debería tener un agua de calidad porque abastece de agua a los pueblos ribereños del Queiles de Aragón y Navarra. Este embalse es vedado de pesca, Refugio de Fauna Silvestre y está incluido en la Red Natura 2000 como ZEPA.

Este catastrófico estado ecológico del río Val es percibido por los visitantes que vienen atraídos por las costosas infraestructuras recreativas y por las campañas publicitarias del Ayuntamiento de Ágreda. Paradójicamente a este mismo Ayuntamiento la CH. del Ebro le ha abierto un expediente sancionador por vertidos al río Val, tal y como Asden-Ecologistas en Acción ha conocido estos días al recibir notificación de inicio de un expediente sancionador.

Los hechos que se le imputan son vertido de aguas residuales procedentes de la EDAR de Ágreda al cauce del río Val de forma sistemática, sin haber adoptado medidas para minimizar la incorporación de aguas limpias a la red de saneamiento al menos desde Junio de 2014, que es cuando se le requirío. Sobre esto último hay que recordar que se sancionó con 6000 a los Ayuntamientos de Ágreda y Ólvega por un vertido en el año 2012, en el que se puso en evidencia ese mismo problema, que como vemos sigue sin resolver. Es decir que en el expediente actual presuntamente hay reincidencia e incumplimiento de autorización durante dos años y deterioro de una masa de agua que tiene un elevado valor natural y que está destinada a abastecimiento humano. Todo ello al ridículo precio de 2000 €.

Estos hechos demuestran la falta de rigor en la vigilancia y control de las administraciones ambientales, en este caso Consejería de Medioambiente y Confederación Hidrográfica del Ebro, y la total voluntad del Ayuntamiento de Ágreda por no cumplir con la Legislación ambiental. En definitiva modelo del tipo de desarrollo sostenible que prometen las autoridades sorianas, con el que en realidad quieren ocultar el rancio mensaje de: traigan puestos de trabajo y contaminen, les damos todas la facilidades.

Una vez más comprobamos que en Soria el que contamina no paga, o paga muy poco.