Las dos ordenanzas son deficientes en los objetivos y las medidas propuestas.

Mantienen un modelo de gestión basado en la recogida de residuos pero que no apuesta por la sostenibilidad ambiental; ni la reducción de residuos, ni la reutilización y el reciclaje son sus prioridades.

El Ayuntamiento cuenta con los recursos y la capacidad para poder establecer las medidas necesarias, pero carece de voluntad política y no asume su responsabilidad en esta materia. Lo que choca, además, con el modelo de gestión de los residuos urbanos que propone la Unión Europea enfocado en la separación en origen y la implementación de la económica circular y que limita al 30% el volumen de residuos que sean depositados en vertederos, ya que el resto deberían ser reutilizados. Esto no se contempla en las nuevas ordenanzas y, por tanto, no se aplicarán medidas encaminadas a conseguir estos objetivos, ni serán acordes con las previsibles normas que previsiblemente se aprobarán para el ámbito comunitario.

En cuanto a cuestiones más locales, otra de las graves deficiencias se encuentra en la regulación de los eventos que generan un importante volumen de residuos. Las ordenanzas no recogen criterios específicos encaminados a la reducción de los residuos y de las necesidades de limpieza, más allá de fijar fianzas para cubrir los posibles costes. Especialmente es necesaria una regulación rigurosa para los que se llevan a cabo en espacios verdes, como es la fiesta del El Curpillos en El Parral o el Día de burgalés ausente en Fuentes Blancas. Para Ecologistas en Acción no se pueden seguir celebrando estas fiestas sin ningún tipo de control.

Desde el punto de vista social las ordenanzas también presentan graves criticas, así, recoge la sanción con multa a las personas que se vean obligadas -por la falta de recursos- a buscar comida en los contenedores de basura. Esto choca además con la ausencia de medidas para frenar el despilfarro de alimentos o que permitan la recogida de materia orgánica para la elaboración de compostaje domestico y comunitario.

Tampoco permite que se pueda producir la recuperación de elementos que podrían ser reaprovechados, limitándose a establecer mecanismos para su recogida. Se mantiene la poco afortunada forma de gestión actual de los puntos limpios de la ciudad, que los considera meros lugares de depósito de residuos, sin cumplir una función de reciclado y reutilización.

Ecologistas en Acción considera que las ordenanzas deberían ser más ambiciosas y es por ello, que insta a una revisión completa, de forma que se garantice el cumplimiento de criterios ambientales y sociales y se aspire a una gestión más acorde con las necesidades y planteamientos del siglo XXI.