Ecologistas en Acción y vecinos denuncian que el recorte en el servicio de extinción de incendios, que en Castilla y León es del orden del 50 %, es como jugar a la ruleta rusa con nuestros montes.

Según datos de la Junta de Castilla y León, en 2016 se produjeron en la provincia de León 408 incendios forestales. En enero y febrero de 2017, 280 incendios, según los últimos datos que se han hecho públicos. A esta elevada cifra hay que añadirle los incendios de marzo y abril, por lo que estamos superando ampliamente, en cuatro meses, el número de incendios de todo el año 2016.

Algunos de los incendios de abril han sido muy importantes como el de Castrillo de Cabrera con 120 hectáreas quemadas, o el de Sésamo con 201 hectáreas. Sin embargo, el del Valle del Silencio los supera con creces con más de 1.200 hectáreas calcinadas. Por tanto, debemos considerarlo como un gran incendio ( más de 500 hectáreas) el mayor en lo que va de año en toda la Comunidad de Castilla y León.

La extrema sequía que padecemos hace necesaria la dotación inmediata de un mayor número de personas y medios para prevenir el desastre ambiental que auguran los registros actuales de lluvia. Sin embargo, de manera temeraria, se sigue recortando en medios y en personal dedicado a la extinción de incendios forestales.

Se sigue jugando a la ruleta rusa con los montes, continua existiendo una gran disparidad entre los presupuestos anunciados por la Junta de Castilla y León y la realidad denunciada desde el terreno. En este último siniestro, ha resultado encomiable el trabajo de los escasos bomberos, agentes forestales y otros profesionales de la lucha contra incendios, que siguen desarrollando su trabajo en condiciones precarias.

La prevención continúa desatendida por esta administración autonómica. La falta de coordinación, entre el Estado y la Junta, es patente en todos los grandes incendios,… y el momento más crítico del verano está por llegar. No puede la Junta de Castilla y León ampararse en la existencia de pirómanos, cuando cada día se queman cientos de hectáreas en esta provincia debido entre otras causas al mantenimiento de las actuales políticas forestales que nos está llevando a un desastre ambiental como no veíamos desde hace años.

Pedimos un cambio en la gestión forestal que realiza la Junta de Castilla y León, que debería pasar por retomar la Ley de Desarrollo Rural para potenciar la vida de nuestros pueblos; mejorar las políticas de prevención de incendios y dotar de los recursos humanos necesarios, personal adecuado en la extinción, especialmente bomberos forestales.