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La Oficina Europea de Medio Ambiente, en la que participa Ecologistas en Acción, advierte de que el REACH aún está lejos de una aplicación efectiva.
La principal legislación europea sobre sustancias químicas, el Reglamento REACH, tiene un elevado potencial para proteger la salud y el medio ambiente, pero requiere una aplicación y desarrollo efectivos.
10 años después de la entrada en vigor del REACH, la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB, en inglés), en la que participa Ecologistas en Acción, declara que todavía queda mucho trabajo para conseguir que la normativa se aplique adecuadamente. El EEB es la mayor red europea de organizaciones medioambientales, con 141 miembros en más de 30 países.
El REACH nació como una norma muy ambiciosa, con principios innovadores como la necesidad de aportar información sobre la seguridad de un producto para acceder al mercado, la sustitución de las sustancias químicas peligrosas por alternativas seguras, el principio de precaución y situar la carga de la prueba sobre la seguridad de un producto en la propia industria.
Estos principios han hecho del Reglamento un modelo global e incluso las empresas reconocen que el REACH las ha ayudado a mejorar la comunicación de los peligros de sus productos y la gestión de sus riesgos.
Sin embargo, los innovadores principios que rigen el REACH no se han aplicado eficientemente.
Según Dolores Romano, Responsable de Políticas de Químicos y Nanotecnología en el EEB: “El principio “Sin datos, no hay mercado” no se aplica ya que la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA, en inglés) da número de registro y por tanto acceso al mercado, por defecto, a todos los expedientes de registro, incluso a los incompletos, inadecuados o irrelevantes”
“La carga de la prueba tampoco se ha trasladado a la industria. Al contrario, la poca información que suministran las empresas en sus expedientes de registro traslada la carga a las autoridades de los Estados miembros y a los comités de la ECHA, quienes completan la información necesaria para gestionar los riesgos de los productos”.
Aunque las disposiciones de REACH se basan en el Principio de Precaución, éste no se aplica a la hora de adoptar decisiones sobre restricciones o concesiones de autorizaciones.
Romano declara: “Por último, al conceder autorizaciones a todas las empresas solicitantes, incluso a las que utilizan sustancias de elevada preocupación que podrían sustituirse por alternativas seguras, la Comisión está socavando los objetivos del Reglamento, obstaculizando la innovación y penalizando a las empresas que han creado sustitutos más seguros”
Pieter De Pous, Director de Políticas de la UE en el EEB añade: “El REACH tiene el potencial necesario para proteger a la población y al medio ambiente, pero necesitamos un compromiso político sólido para que se aplique de forma efectiva.
Antecedentes
El objetivo del REACH es proporcionar un alto nivel de protección a la salud humana y al medio ambiente, mejorando la información sobre los peligros, la exposición y los usos de las sustancias químicas, tanto dentro de la cadena de suministro como a los consumidores. También mejora las medidas de gestión de riesgos, promueve la sustitución de las sustancias químicas de “muy alta preocupación” y sitúa en la industria la responsabilidad de garantizar la seguridad de los productos químicos que pone en el mercado.
A pesar de que la aprobación de REACH, hace 10 años, recibió una fuerte oposición de la industria química, ahora se ha convertido en un modelo global que inspira a las legislaciones de países de numerosas regiones, como Corea del Sur, Malasia, Turquía, China, Serbia, Islandia, Liechtenstein y Noruega.
Gracias al apoyo de la sociedad civil, de los Estados miembros y de la industria más responsable, el REACH ha demostrado que es eficiente desde el punto de vista económico y beneficioso para el medio ambiente y la protección de las y los trabajadores. Las empresas químicas líderes de su sector coinciden en que la producción de productos más seguros es buena para su negocio e incluso una encuesta de la Asociación Europea de la Industria revela que el 60 % de las empresas reconocen que el REACH les ha ayudado a comunicar los peligros y riesgos de las sustancias que fabrican y a ser más proactivos en la gestión de productos químicos.
El registro de productos químicos en el marco del REACH, a pesar de graves limitaciones del procedimiento, está permitiendo conocer mejor los productos químicos utilizados en Europa. Con el fin de cumplir las obligaciones de registro, las empresas han adquirido una mejor comprensión de los productos químicos que utilizan, sus peligros y riesgos, mejorando así las medidas de gestión de riesgos y aumentando la sustitución.
El REACH también fomenta la sustitución de tóxicos. Su “Lista de Candidatos” se ha convertido en una referencia mundial a la hora de sustituir una sustancia química e incluso la industria considera esta lista como un motor a la innovación. El proceso de autorización de REACH también estimula el diálogo entre proveedores de productos alternativos seguros y usuarios finales, mejorando la gestión de riesgos en las empresas que solicitan autorización y ampliando el acceso público a la información.
Sin embargo, la escasa interpretación del Reglamento REACH está obstaculizando su correcta aplicación y el pleno desarrollo de su potencial. Los datos hablan por sí solos:
- El Libro Blanco de la UE "Estrategia para una futura política en materia de sustancias y preparados químicos" (2001) estima en 1.400 las sustancias con propiedades peligrosas que suscitan gran preocupación y que, por lo tanto, deben eliminarse progresivamente y sustituirse por alternativas más seguras. Sin embargo, hoy en día, la lista de autorización incluye sólo 31 productos químicos.
- El porcentaje de expedientes de registro no conformes se ha mantenido por encima del 50% en los últimos cinco años. Además, un estudio del Instituto Federal Alemán de Evaluación de Riesgos (BfR), publicado en 2015, mostró que sólo un expediente, de un total de 1.814, cumplía todos los puntos de la información demandada.
- A finales de 2016, la ECHA había recibido tan solo 368 notificaciones de empresas sobre el uso de sustancias de gran preocupación en productos, a pesar de los millones de productos con estas sustancias que se comercializan cada año.
No se están aplicando los principios básicos de REACH. El principio de "Si no hay datos, no hay mercado" no está en vigor, ya que la ECHA proporciona números de registro, y por lo tanto, acceso al mercado, a todos los expedientes de registro por defecto, incluso a expedientes incompletos, inadecuados e irrelevantes. La carga de la prueba no ha sido transferida a la industria. Por el contrario, la información extremadamente escasa que proporcionan las empresas en los expedientes de registro transfiere la carga a las autoridades de los Estados miembros y a los comités de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias Químicas) para que completen la información necesaria. Aunque las disposiciones del REACH se basan en el principio de precaución, no se aplica a la hora de adoptar decisiones sobre restricciones o concesiones de autorizaciones. Y, por último, los consumidores siguen luchando por saber. El “derecho a saber” sobre las sustancias que suscitan gran preocupación en los productos de consumo se ha aplicado como el "derecho a preguntar" o "la lucha para saber", ya que las obligaciones del REACH han demostrado ser insuficientes y su aplicación muy deficiente.
Los retos futuros para el REACH y la política de la UE en materia de productos químicos, según el EEB, incluyen:
- La incorporación de los nuevos conocimientos científicos sobre los impactos ambientales y sanitarios de sustancias (nanos, disruptores endocrinos, neurotoxicidad, inmunotoxicidad, efectos metabólicos, etc.) y sus mezclas en las políticas y reglamentos.
- La ampliación del alcance del REACH para incluir sustancias químicas producidas en pequeños volúmenes, polímeros y residuos.
* Asegurar la prohibición de sustancias altamente preocupantes en todos los principales usos con exposición de la población y el medio ambiente (por ejemplo, materiales en contacto con alimentos, muebles, textiles, materiales de construcción, etc.). - El desarrollo del marco político, normativo y económico para asegurar la innovación hacia una química verde y el fomento de la sustitución de alternativas más seguras.
- Asegurar materiales libres de tóxicos para evitar que entren en la economía circular.
- Exportar el sistema REACH a otras regiones y países a través del SAICM (Enfoque estratégico para la gestión internacional de Químicos), siguiendo el éxito de la introducción del sistema GHS (basado en el sistema C & L Europeo).
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