Los árboles viejos o maduros deben seguir formando parte del paisaje urbano por su valor biológico, ornamental, educativo, histórico y sentimental. La promulgación de ordenanzas específicas y los catálogos de árboles singulares son un buen seguro para garantizar su mantenimiento, prolongar su esperanza de vida y preservarlos.

La construcción y reformas urbanas, el vandalismo, y la influencia cada vez mayor de un concepto de jardinería invasiva poco respetuosa con la biodiversidad vegetal, llevan camino de borrar de nuestras calles, plazas y avenidas la imagen de árboles viejos que, hasta su repentina e inesperada desaparición, proveían de identidad, serenidad y belleza a un medio artificial degradado.

Este tipo de árboles, dependiendo de las especies, atesoran funciones y cualidades de primer orden en la ecología urbana. Oxigenan y humidifican. Proporcionan alimento, descanso y seguridad a organismos tan dispares como hongos, insectos, pájaros y murciélagos. Constituyen almacenes genéticos intemporales de variedades antiguas, casi desaparecidas, tan útiles en la investigación y conservación. Sirven de itinerarios interpretativos del medio ambiente urbano y como recurso turístico. Pero también nos hablan de nuestra historia. Y nos inspiran y calman, en un mundo cada vez más acelerado, cambiante, y caótico.

Los ejemplares, vivos o muertos, que cuentan con hendiduras y huecos propician el hospedaje de una fauna cada vez más acosada, escasa y protegida, como murciélagos y rapaces nocturnas, en particular la Lechuza común. Se sabe desde hace mucho del beneficioso papel que estas especies desempeñan en la regulación de insectos molestos y dañinos. Como árboles refugio, son incuestionables focos de biodiversidad, que merecen más atención y cuidado de parte de las administraciones locales y de la ciudadanía.

En los proyectos de remodelación del Parque de la Constitución, Parque Don Urbano Martínez y Paseo de Ramón Ugena, que contemplan la reposición de arbolado seco y enfermo, el Ayuntamiento de Tomelloso debería de establecer criterios selectivos de salvaguarda para aquellos árboles que reúnen una o varias particularidades (refugio de fauna, importancia cultural, valor estético, etc). Siempre y cuando su estado y condiciones no supongan riesgo alguno para las personas, propiedades y mobiliario.

Más allá de puntuales acciones, Ecologistas en Acción de Ciudad Real demanda del Ayuntamiento de Tomelloso la integración de los árboles viejos en los planes de gestión urbana. Su caracterización, recuperación y protección han de ser validadas en la revisión pendiente del POM, en una Ordenanza de Protección del Arbolado Urbano y en el Catálogo Municipal de Árboles Singulares, cuya creación recoge la Ordenanza de Medio Ambiente de 2011.