Desde Ecologistas en Acción se pide que cuando se hable en nombre de la ciencia se dé toda la información disponible. El arroz dorado no se está produciendo a gran escala porque agronómicamente no ha funcionado y ni se han realizado suficientes estudios de seguridad. Además existen otras soluciones para la deficiencia de vitamina A que deben ir de la mano de una mejora global de la dieta de personas en los países en vías de desarrollo. Las causas del hambre y la malnutrición son siempre políticas y estructurales, no de falta de tecnología o capacidad de producción de alimentos.

Hace poco el diario Córdoba publicaba un artículo sobre el arroz dorado firmado por dos científicos de la UCO. Mencionan la carta de los 100 premios nobeles en favor de ese cultivo, algunos de los cuales no tenían ninguna relación con la bioquímica o la agronomía. Esa carta también tuvo críticas pero no se les dio tanta publicidad. Por ejemplo Belinda Martineu, bioquímica que participó en el desarrollo del primer transgénico comercializado, escribió una carta interesante titulada ¿Habría firmado el Premio Nobel Richard Feynman esa carta sobre los transgénicos?. Feynman, en sus Reflexiones de un científico-ciudadano pedía que la ciencia debería explicar al público los fundamentos científicos detrás de la tecnología, y al hacerlo no debían «decir sólo la verdad, sino… aclarar toda la información requerida para que otra persona inteligente pueda tomar una decisión» respecto a esa tecnología. Para aclarar un poco más, desde Ecologistas en Acción queremos aportar más datos.

No son las organizaciones ecologistas quienes han retrasado el cultivo y distribución del arroz dorado. Otros transgénicos a los que se oponen se están produciendo y distribuyendo en grandes cantidades. Lo que unos activistas (no Greenpeace) destruyeron en 2013, sin entrar a justificar esa acción, no fueron “los campos experimentales de Filipinas” sino un campo experimental, la investigación no se interrumpió. Si el cultivo a gran escala del arroz dorado no se ha producido aún es porque agronómicamente no ha sido aceptable, no producía lo suficiente, se creó con una variedad que se usaba en experimentación, pero no tanto en agricultura, y no lo decían los ecologistas, lo decía el IRRI, el instituto de mejora vegetal filipina encargado de su desarrollo.

Además no se han concluido aún los estudios correspondientes de seguridad. A pesar de eso, sin testarlo suficientemente en animales se ha testado en personas, como en el estudio sobre niños que mencionan. La investigadora responsable de ese estudio fue sancionada y apartada temporalmente de investigaciones en humanos por no informar suficientemente ni a los padres ni las autoridades, eliminaron la mención a “alimentos transgénicos” por ser demasiado sensible. Es cierto que dicho estudio encuentra que el arroz dorado incrementa los niveles de vitamina A en esos niños, pero hay que aclarar también que los niños están sanos y tienen una dieta adecuada, algo que no sucede con aquellos que están mal nutridos. La nutrición debe ser completa y adecuada para poder asimilar cualquier aporte extra. Por ejemplo sin grasa suficiente no se puede sintetizar la vitamina A y también hay estudios que indican que al modificar un cultivo para producir niveles anormalmente altos de beta-caroteno, se podrían producir también niveles altos de otros compuestos que bloquean la acción de la vitamina A.

Por otra parte es falso que esas personas no dispongan de otras fuentes para obtener la vitamina A. Y de nuevo no lo dicen las organizaciones ecologistas, lo dice la Organización Mundial de la Salud: repartir suplementos, enriquecer los alimentos que ya existen con vitamina A y permitir a la gente cultivar zanahorias o ciertos vegetales de hoja suponen, tal y como están las cosas, formas mucho más prometedoras de combatir la deficiencia de vitamina A que el Arroz Dorado.

No es una oposición infundada. Las organizaciones ecologistas cuentan con personal experto. Animamos a las personas con inquietud a que consulten la red, donde podrán encontrar una gran cantidad de argumentos y referencias bibliográficas al respecto y desarrollar un juicio crítico.

Que una persona no haya pasado hambre no significa que no empatice con las personas que sí la sufren, pero en organizaciones como Ecologistas en Acción reclamamos que las causas del hambre, la pobreza y otras carencias, como también han reconocido la FAO o la ONU, son estructurales y políticas, y en muchos casos originadas por la agroindustria que gobierna el mundo, no tienen que ver con la ausencia de desarrollos tecnológicos.