Aunque la felicidad es un concepto muy influido por factores culturales, hay cierto consenso en que depende de la satisfacción de necesidades humanas finitas y generalizables: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, identidad, conocimiento y libertad.
El consumismo nos aleja de la felicidad
¿Qué proponemos para poder vivir en una sociedad más respetuosa con el entorno, constructiva, colaborativa, justa y en definitiva, feliz?
- Entender y priorizar las verdaderas necesidades humanas. Promoviendo una cultura de colaboración con las personas en armonía con la naturaleza.
- Desmitificar las falsas necesidades y evitar la mercantilización de lo que realmente vale la pena.
- Participar en proyectos colectivos de consumo, que aporten valores de equidad y sostenibilidad ambiental. Véanse las propuestas Ingenios de produccion colectiva.
- Establecer relaciones duraderas y plenas en comunidad, minimizando el sentimiento de soledad y los problemas derivados de ella (depresión, ansiedad, etcétera).
- Invertir nuestro tiempo libre en actividades que fortalezcan los proyectos comunitarios, como los huertos urbanos, asociaciones de barrio, centros sociales o bancos de tiempo.
- Dedicar tiempo a los cuidados, especialmente hacia aquellas personas más vulnerables –mayores, infancia, con diversidad funcional, migrantes- fomentando relaciones desde la equidad de género, la horizontalidad y el respeto.
- Cultivar satisfacciones a medio y largo plazo como la amistad, una afición, el aprendizaje de una habilidad… Construir vidas más complejas y plenas.
- Potenciar nuestra ecodependencia, construyendo modos de vida sostenibles y en disfrute con la naturaleza.