[Informe] Felicidad y sociedad de consumo

Cada año, a finales de noviembre, las calles de las grandes ciudades de todo el mundo se llenan de carteles con un reclamo muy sencillo pero capaz de aglutinar en colas a millones de compradores ávidos de productos a bajo precio.

El “Black Friday” es una jornada de grandes ofertas comerciales que representa mejor que ningún otro momento del año la globalización en ciernes de todo un modelo de consumo basado en el despilfarro, la sobreproducción y el sobreconsumo. Es el día posterior a la clásica estadounidense jornada de Acción de Gracias, en la que se lanzan ofertas para incentivar las compras y disparar la campaña navideña. Las cadenas comerciales españolas, al igual que las de la mayor parte de los países del mundo, se han ido poco a poco apuntando a esta fiesta de las promociones especiales. De fondo les acompaña el mantra del crecimiento económico y el consumo democrático, como si el planeta no tuviera límites y el bienestar cupiera en la bolsa de un centro comercial.

Pero a la vez, mientras los anuncios de televisión y los escaparates de las grandes cadenas comerciales bombardean con ofertas del «Black Friday», una jornada internacional cuestiona el modelo de producción y consumo que hay detrás de un evento comercial así. Mediante una huelga simbólica de compradores denominada el «Día Sin Compras», que se celebra cada año desde hace casi tres décadas, se hace explícita la protesta a ese modelo de producción y consumo a la medida de las grandes empresas y de sus objetivos de maximización de beneficios, en el que la mayor parte de los productos se fabrican en lugares y por personas que no podrán disfrutar de ellos. Miles de kilómetros de injusticia social con grandes impactos medioambientales llegan en forma de oferta en un viernes negro.

La llamada a no comprar por un día es, ante todo, una manera de plantear un cambio de sistema, que no explote el planeta sino que esté en paz con él. La sostenibilidad socioambiental, el reparto equitativo de la riqueza, la solidaridad y las relaciones comunitarias de cercanía son principios que deberían guiar a la sociedad. La jornada busca que las personas consumidoras se planteen hasta qué punto necesitan y desean lo que compran. Por ello, mucho más importante que el «Día Sin Compras» es el resto del año, los 364 días de consumo consciente y transformador.

Ahora bien, aunque estos objetivos medioambientales y éticos explican por sí solos una jornada como el Día sin Compras, hay un elemento también importante que no suele estar en juego en el análisis de nuestra sociedad de consumo. Y, sin embargo, es clave. Al fin y al cabo, la sociedad de consumo nos promete en cada anuncio televisivo la felicidad.

Pero, este modelo de consumo, ¿realmente nos proporciona felicidad? Ya sabemos que la felicidad edulcorada de los spots es inalcanzable, pero ¿es posible al menos ser razonablemente feliz en una sociedad de consumo como la nuestra?

Este informe de Ecologistas en Acción, una de las organizaciones que durante años ha impulsado la jornada del Día Sin Compras y un buen número de campañas que cuestionan la forma en que entendemos y vivimos el consumo, analiza justamente esa conexión entre el modelo de consumo y la felicidad.

De la misma forma que parece relevante analizar la sociedad de consumo desde el prisma de las aspiraciones que genera y los modelos de vida que promete, el impacto de la sociedad de consumo globalizada a buena parte del mundo ha sido tan importante que hoy no es posible entender la idea de felicidad sin una vinculación al modelo de producción y consumo que rige en una determinada sociedad.

Así, partimos aquí de una revisión de algunas de las distintas aproximaciones teóricas a la idea de felicidad, para terminar analizando este concepto en la escala de las necesidades humanas y los paradigmas de la sociedad de consumo actual.

Es un trabajo elaborado colectivamente por la Comisión de consumo de Ecologistas en Acción de Madrid con la intención de aportar herramientas de análisis que nos permitan entender y transformar nuestra sociedad.