LAS ÚLTIMAS OPORTUNIDADES PARA EL LINCE IBÉRICO [1]

Es bien conocida la preocupante situación que está atravesando el lince ibérico en toda su área de distribución. A la especie se le augura una inminente desaparición del planeta si no se toman medidas urgentes para su protección y recuperación.

En los últimos tiempos ha habido una drástica disminución de los efectivos. Delibes y Rodríguez cifraron en 1988 un número aproximado de 1100 individuos para el conjunto de la población, repartidos en tres núcleos principales y otros más pequeños distribuidos por el cuadrante suroccidental de la Península Ibérica. Tras los datos expuestos en el último Seminario sobre el Lince Ibérico celebrado en Córdoba (Diciembre 2004), los especialistas sitúan la cifra de ejemplares existentes por debajo de los 100 individuos adultos, todos ellos concentrados en dos únicos núcleos, Doñana y Sierras de Andujar. Aparte se ha sabido recientemente de algunas citas puntuales en otras zonas y que, en principio, se adscriben a animales divagantes. De ellas 6 son en Castilla-La Mancha y una en Castilla y León.

En los años ochenta los principales núcleos de población se encontraban en Doñana, Sierra Morena y Montes de Toledo. Desde entonces, es este último enclave el que ha sufrido de manera más notable y acelerada, el declive de esta especie, lo que ha motivado que prácticamente se le haya dado como extinguida de las sierras desde La Mancha a Villuercas.

Es por ello que buena parte de los esfuerzos destinados a la recuperación de la especie se encuentran dirigidos a la conservación de las poblaciones que sobreviven en Doñana y Andujar, olvidando en buena medida el resto de posibles zonas linceras. Muchos especialistas dan por hecho que fuera de estas zonas a lo sumo existe algún ejemplar aislado sin capacidad reproductiva.

Hasta la fecha, y a pesar de que España cuenta con una Estrategia Nacional para la conservación del Lince Ibérico desde el año 1999, sólo dos Comunidades Autónomas han aprobado los correspondientes planes de recuperación, Castilla-La Mancha y Extremadura. Estos dos planes, por otra parte, no reciben el apoyo que merecen en términos económicos y de medios humanos.

Así las cosas, existen numerosas zonas potenciales de presencia de la especie en las que los esfuerzos de muestreo han sido insuficientes, muy escasos o nulos, quedando fuera de control zonas óptimas, en donde es posible que aún exista un número aceptable de individuos incluso con capacidad reproductora.

Complementariamente a este planteamiento generalizado sobre la situación de la especie, hay quienes todavía creen que no hay suficientes razones para pensar que sólo quedan dos núcleos poblacionales o que los individuos que, sin duda existen en otras zonas, no pueden reproducirse. La presencia de estos animales, fuera de los núcleos principales, tiene una gran importancia, al menos desde dos puntos de vista. Permite albergar esperanzas de que queden núcleos reproductores en áreas que se creían perdidas para la especie y permitiría ampliar el rango de variabilidad genética de la población. De cualquier manera, en el peor de los casos, resulta obvio que estos animales pueden ser la avanzadilla de una hipotética recuperación de zonas linceras.

Por otra parte, parece que determinados ámbitos de las Administraciones y ciertos grupos de presión, están muy interesados en que el Lince Ibérico quede confinado en zonas muy concretas y que no sea un obstáculo para proyectos, planes o modelos de gestión en el medio rural que suponen un grave impacto medioambiental. El hecho es que sea por ello o por una desgraciada casualidad, las mejores zonas potenciales para el Lince Ibérico sufren una constante presión que merma cada día más las condiciones ambientales que las hacen susceptibles de acoger al felino.

Se produce un círculo vicioso. En determinadas zonas, como se supone que no hay lince, disminuyen y se relajan las medidas de protección y se es más permisivo con las actividades que generan alteración de los hábitats o persecución hacia la especie. Esto implica que haya cada vez menos probabilidades de que se encuentren linces y que éstos puedan asentarse en determinadas zonas, realimentándose negativamente la situación para el lince y sus hábitats.

Según establece la Estrategia Nacional para la Recuperación del Lince Ibérico y el Plan de Recuperación del Lince Ibérico en Castilla-La Mancha es absolutamente necesario para garantizar la supervivencia del gran felino la disponibilidad de hábitats potenciales adecuados para su recolonización y preservar la variabilidad genética de las poblaciones.

Conscientes de esta situación y, sobre todo, convencidos de que más allá de Doñana y de Sierra Morena occidental, puede haber linces y que en ellos se albergan una parte importante de las posibilidades de supervivencia de la especie, Ecologistas en Acción ha estado realizando un trabajo de revisión de citas y prospecciones de campo en determinadas zonas. Una parte de este trabajo se está centrando en la provincia de Toledo donde se aprecian todavía condiciones para la presencia de la especie y donde se dispone de información de posibles avistamientos recientes que debía ser debidamente calibrada.

Se da la circunstancia de que Toledo es una provincia en la que las citas confirmadas de Lince Ibérico son mínimas desde hace años y en la que la presión sobre los ecosistemas, de la mano de una gestión cinegética cada día más intensiva y del creciente número de proyectos que impactan en el medio natural, está poniendo cada vez más difícil, no ya que exista la especie, sino que algún día pueda recolonizar espacios en los que otrora era relativamente abundante.

Afortunadamente, los esfuerzos de Ecologistas en Acción sumados a los que también han realizado otras personas de dentro y fuera de la Administración, se han visto recompensados y ahora toca incrementar los medios para recuperar el Lince Ibérico en la provincia.

METODOLOGÍA

El estudio realizado por Ecologistas en Acción se ha desarrollado desde enero de 2004 y se ha centrado en una zona de Toledo en la que las condiciones del hábitat, por disponibilidad de conejo y zonas de refugio (montes espesos y roquedos), se han considerado óptimas para la presencia del Lince Ibérico. Así lo han considerado de siempre los miembros de la asociación que conocen la provincia y algunos técnicos y agentes medioambientales de la Consejería de Medio Ambiente. De hecho, en la zona se conocía de la presencia de la especie en los años ochenta y, aunque hasta ahora no se le habían dado el crédito que merecían, se disponía de informaciones recientes de posibles avistamientos.

El trabajo se ha desarrollado en dos fases. En la primera se han acopiado citas e informaciones sobre posibles avistamientos revisando informes y estudios sobre la zona y la especie y, lo que a la postre ha resultado más eficaz, se ha entrevistado a personas en la zona de estudio que decían haber visto linces. En una segunda fase, una vez acotada la zona de estudio de campo, se ha procedido a la realización de prospecciones intensivas en toda ella que tenían como finalidad localizar cualquier tipo de rastro de la especie: huellas, marcas, excrementos, pelos, etcétera.

La zona que se ha acotado para el estudio de campo se ubica en la provincia de Toledo, más concretamente entre la meseta granítica y las sierras de las estribaciones occidentales de los Montes de Toledo. Por razones obvias de seguridad se ha omitido en el presente artículo concretar la zona de trabajo, la cual sí está en conocimiento de la Consejería de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha.

Para el caso de que se localizase algún excremento o muestra biológica se dispuso del protocolo de actuación facilitado en su día por el Coordinador del Plan de Recuperación del Lince Ibérico de Castilla-La Mancha. Para los análisis genéticos se recibió la ayuda de José Antonio Godoy, científico titular de la Estación Biológica de Doñana y uno de los encargados a nivel nacional de realizar los análisis genéticos de todos los excrementos que sean “sospechosos” de ser de Lince Ibérico. A él se le entregaron dos muestras de excrementos.

RESULTADOS

Las citas sobre avistamientos se han recogido en 7 municipios de la zona estudiada y de ellas 4 se han considerado fiables y otras 10 dudosas, más que nada porque estas últimas referencias eran indirectas.

La zona comprende varias cuencas de cursos de agua que discurren paralelos y que disponen de orlas de bosque de ribera bien conservado y, lo que es más significativo, tiene una importante superficie de monte mediterráneo salpicado por multitud de risqueras graníticas, zonas de matorral denso y espacios abiertos con cultivos, que proporcionan al lince gran cantidad de refugios y lugares para cazar los abundantes conejos que allí medran.

En las prospecciones de campo realizadas no se localizaron huellas, ni otros posibles rastros de la especie, pero sí excrementos. Tras desechar numerosos restos adscribibles a otras especies, en total se han recogido 6 muestras dudosas de las cuales 2 se entregaron para analizar genéticamente en la EBD.

Con fecha 23 de Febrero de 2005 se ha recibido notificación de que las dos muestras analizadas corresponden a un zorro y a un lince ibérico. La muestra que ha dado positivo fue recogida por un biólogo del equipo el día 16 de Octubre de 2004 y procede de una zona donde se disponía de una cita de avistamiento de una camada de hace poco tiempo.

CONCLUSIONES

Los resultados obtenidos de los trabajos de localización de Lince Ibérico en la zona occidental de los Montes de Toledo ponen de manifiesto la presencia inequívoca de la especie.

Con el positivo obtenido, las citas verbales recopiladas, y que sirvieron de pista fundamental para orientar el trabajo, cobran una mayor significación. Y, aunque no pueda aseverarse con absoluta certeza, dado que hay posibles avistamientos recientes de camadas, éstos, sumados al positivo confirmado hacen suponer que nos podemos encontrar ante una nueva zona lincera. Lo que sin duda sería un descubrimiento que daría nuevas esperanzas a la recuperación de la especie.

Es cierto que conviene siempre tomar los datos sobre avistamientos con suma prudencia, sobre todo si son hechos por parte de gente inexperta, pero la naturaleza de las citas recopiladas en este caso es diferente por proceder de personas distintas, ser reiteradas a lo largo de un periodo de tiempo relativamente corto e incluir posibles observaciones de camadas.

Bajo este planteamiento y considerando la acuciante problemática ligada a la conservación de las especies y sus hábitats en esta zona de la provincia de Toledo, se hace necesario adoptar medidas preventivas que eviten la degradación de las condiciones actuales o pongan en riesgo la supervivencia de los ejemplares de lince existentes en la zona.

Ecologistas en Acción ha detectado varios proyectos de construcción de nuevos vallados en la zona, en los que además se prevé la transformación de los cotos de caza menor a caza mayor. Por otra parte, se han denunciado ya varios casos de instalación de cajas trampa con cebo vivo y de lazos con y sin permiso, lo que hace necesario y urgente que se adopten medidas de protección tales como:

- Dejar de autorizar en la zona el uso de los lazos o de otros métodos de control de predadores que puedan afectar al lince.
- No permitir la colocación de más vallados cinegéticos, el establecimiento de cotos intensivos o la transformación de cotos de caza menor en caza mayor.
- Elaborar de un plan de trabajo consensuado y específico para la zona con el objetivo de mejorar e intensificar todas las actuaciones encaminadas a detectar y proteger la especie y mejorar el estado de conservación de los hábitats.
- A medio plazo, conseguir que el territorio estudiado quede bajo una figura de protección ambiental ligada a la especie.

AGRADECIMIENTOS

En buena medida el trabajo desarrollado no habría obtenido los resultados que ha tenido, tal vez, ni siquiera se habría desarrollado, sin el interés y la información que nos ha suministrado Daniel Toledano. A él queremos agradecer muy especialmente su ayuda y dedicación a la causa de la recuperación del Lince Ibérico.

Tampoco nos olvidamos de los agentes medioambientales, de los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, de José Antonio Godoy ni, por supuesto, de los compañeros de la asociación y amigos que nos han ayudado.


EL LINCE IBÉRICO

Por desgracia, nuestro lince ibérico es más conocido por lo precario de su situación que por su singularidad en todos los aspectos de su biología así como por ser representativo del más puro ejemplo de animal adaptado al bosque mediterráneo, una joya al borde del abismo.

Parece mentira que hasta la década de los cuarenta se comercializaran en España unas 500 pieles de Lince anuales y que fuese un animal abundante que se extendía por toda la Península Ibérica y Sur de Francia. Por entonces, había gente que se dedicaba al triste oficio de alimañero colocando veneno, lazos y cepos por doquier para eliminar, entre otras especies, a este felino que consideraban su enemigo y que era tan abundante por aquellos tiempos y, con ello, sacar un dinero. Hasta se crearon en los años 50 las denostadas Juntas de Extinción de Animales Dañinos para acabar, entre otras “alimañas”, con este felino. Era pieza de caza mayor muy apreciada por la nobleza y altos cargos junto con osos, lobos, jabalíes y venados. También, se puso de moda entre la clase acomodada la carne de lince como una delicia culinaria

Hoy en día la situación ha dado un giro dramático de 180º, hasta el punto de que el Lince Ibérico ha pasado a ser el felino más amenazado del mundo. Las últimas estimaciones, presentadas en el último Seminario Internacional sobre la especie celebrado el pasado diciembre, hablan ya de un número de efectivos por debajo de 100 individuos adultos en todo el territorio ibérico y, por extensión, a nivel mundial. La población ha disminuido en un 80 por ciento en tan solo tres décadas y sigue cayendo en picado, y todo ello a pesar de estar teóricamente protegido por normativas de todo tipo.

El Lince Ibérico está catalogado como especie “En Peligro” por el Real Decreto 439/90, la Ley Estatal 4/89 de Conservación de la Naturaleza obliga al Estado y a las Comunidades Autónomas donde vive a desarrollar planes para su protección y recuperación, se encuentra incluido como especie prioritaria en la Directiva Hábitats de la Unión Europea, está protegido por el Convenio CITES, que regula el comercio de especies a nivel mundial, y la UICN lo ha declarado como el felino más amenazado del mundo. Dispone de una Estrategia Nacional para su recuperación y algunas Comunidades Autónomas han aprobado planes de recuperación y otras están en trance de hacerlo, todas ellas se supone que aplican o deben aplicar medidas para salvar el Lince.

Si a su escaso número unimos su discreción y sus hábitos crepusculares y nocturnos, puede considerarse, para el que tenga la oportunidad de contemplarlo, como el mayor privilegio que la naturaleza puede haberle brindado nunca, ya que es muy posible que en pocos años haya desaparecido de la faz de la Tierra.

Un gato grande

El aspecto del lince lo hace inconfundible. Es un gato grande, muy grande, la longitud del cuerpo puede alcanzar el metro con una altura a la cruz de hasta 60 cm y llega a pesar 15 Kg. o más en los machos. Estas medidas son menores para las hembras. Piel pardo amarillenta con un moteado más o menos abundante de manchas negras que difuminan su figura, con tres libreas diferentes, una con un profuso y pequeño moteado, otra con motas grandes y escasas y una tercera intermedia entre los dos anteriores. Orejas con unos largos pinceles, cara con unas enormes patillas blanquinegras que van creciendo con la edad, unos ojos enormes amarillo-verdosos y un rabo corto de unos 15 cm. de longitud, terminado en un mechón negro.

El especialista

En cuanto a hábitos y hábitats se trata de un felino superespecializado, que, al igual que le sucede al guepardo en la sabana africana adaptado a cazar por velocidad gacelas, ha evolucionado en un solo sentido adaptándose a un medio y casi a un único recurso alimentario. De tal modo que si el monte mediterráneo se degrada o el conejo desaparece el lince lo hará con ellos sin posibilidad de marcha atrás.

El pelaje está diseñado para pasar inadvertido entre los matorrales por los que se mueve y no ser descubierto por los conejos a los que acecha, posee una musculatura potente y un esqueleto flexible diseñados para dar grandes saltos y poder iniciar una salida de carrera explosiva tras el acecho. Pero no mantiene por mucho tiempo la persecución para ahorrar valiosa energía. Uñas retráctiles para agarrar perfectamente al conejo y una visión nocturna muy buena, con un olfato y oído bien desarrollados.

La especialización también se hace patente en el cráneo, cuencas orbitales grandes y situadas de tal forma que le confieren una visión estereoscópica. Dentadura típica de carnívoro destinado a cazar presas vivas y a no ser consumidor de carroña. Tiene reducido el número de piezas dentarias, tan sólo posee 26 dientes, frente a las 42 que tiene por ejemplo un lobo o un zorro con un espectro alimenticio mucho más amplio.

Unido al monte mediterráneo y al conejo
El hábitat óptimo se sitúa entre los 400 y 1300 metros de altitud y se conforma como un variado mosaico de formaciones vegetales. Bosques de encinas, alcornoques y quejigos. Diversidad de matorrales mediterráneos donde descansar y traer al mundo a su prole como jarales, brezales, tojares, aulagares y madroñales mezclados con lentiscos, cantuesos, romero y mirto. Por último, y no menos importantes, zonas de matorral abierto y praderas con hierba fresca donde pasta el conejo y que suponen un lugar de caza idóneo.

El Lince es un especialista cazando al acecho, deteniéndose de cuando en cuando para descubrir posibles presas y cuando lo ha hecho, inicia una cautelosa aproximación ayudada por su mimético pelaje hasta un a distancia de 2 metros del conejo sobre el que se va a lanzar.

La dieta se basa casi exclusivamente en el conejo, que supone entre el 75 y el 95 por 100 de la cantidad de alimento consumida por un lince. Las necesidades diarias de la especie son unas 800 ó 900 calorías, que coinciden con las que le proporciona un conejo adulto, del cual una vez ha dado buena cuenta de él tan solo dejando parte de la piel y quizá las patas, todo ello semienterrado. Si el hambre aprieta puede cazar perdices, aves acuáticas o palomas, incluso algún jabato o gamo de pequeño tamaño.

Difícil de rastrear

Para poder localizar su presencia en el monte, deberemos fijarnos en las huellas que pueda dejar en lindes y caminos, son como las de un gato, redondeadas, pero más grandes, de 6 ó 7 cm de longitud y unos 5 cm de anchura en la que no se marcan las uñas, también buscaremos sus excrementos, parecidos a los de los gatos pero casi con el doble de longitud y de unos 2 cm de diámetro, grisáceos o blancos y sin restos de semillas o insectos, sólo pelo y huesos, normalmente de conejo. Los excrementos sólo los dejará visibles en los límites de su territorio, ya que dentro de él los enterrará como hacen nuestros gatos de andar por casa.

Son conocidas las piedras de lince, formadas por la solidificación de la orina en lugares donde marca habitualmente su presencia ante otros de su misma especie y para otros carnívoros a los que mantiene a raya, ya que donde vive el lince prácticamente no hay ningún otro carnívoro, convirtiéndose en un elemento fundamental en la cadena trófica al controlar el número de depredadores.

Son animales solitarios, que mantienen un territorio estable y de mayor tamaño para los machos que en el caso de las hembras. El celo comienza en Enero y Febrero y es en esta época cuando más afán ponen los machos en marcar su territorio y en romper su silencio con sus extraños maullidos. Se hacen receptivos a individuos del sexo opuesto e incluso pueden cazar juntos, pero una vez se ha producido la cópula el macho abandona a la hembra y es ella la encargada de cuidar de la camada; puede parir entre 1 y 4 pequeños linces y durante los primeros meses los cambiará varias veces de ubicación para mantener la seguridad de su prole. La independencia de los cachorros tiene lugar sobre los 8 meses aunque es posible que las hijas pasen con las madres mucho más tiempo.

Familiares cercanos

El Lince ibérico (Lynx pardinus) no está sólo en el mundo ya que existen otras 3 especies del género Lynx sobre la tierra, como son el Lince boreal (Lynx lynx) de mayor tamaño y que se extiende por toda Europa y Asia, el Lince rojo (Lynx rufus) que habita en Estados Unidos y Méjico y el Lince canadiense (Lynx canadiensis) que se distribuye por Estados Unidos, Canadá y Alaska. Su pariente africano, el Caracal unos lo denominan Lyns caracal y otros Caracal caracal.

Todos ellos poseen unas poblaciones más o menos abundantes en sus áreas de distribución, hecho que los diferencia del nuestro que, golpeado por todos los flancos, ve como se acaban sus días en este planeta sin que realmente se hayan hecho esfuerzos verdaderos por salvar a nuestro gato mediterráneo, aprobándose proyectos que son fatales para la supervivencia del animal y por no aplicar debidamente la ley. A este paso España tendrá el enorme privilegio de sumar a su currículum el hecho de ser el país que permitió y favoreció la extinción de una especie importantísma sobre el planeta.

Cada vez en menos sitios

En la década de los 60, el área de distribución del Lince Ibérico se extendía de manera continua por Sierra Morena, Montes de Toledo y Sierras orientales de Extremadura, también había grandes áreas en el Sistema Central, Sierra de San Pedro, Sierras Béticas y Doñana, es decir ocupaba casi 60.000 Km. cuadrados del territorio español. Actualmente, podemos afirmar que los únicos núcleos de población estables y en los que se da una reproducción regular son el Parque Nacional de Doñana y las sierras de Andújar-Cardeña, (Sierra Morena), estando ambas poblaciones aisladas entre sí. En el resto de su área de distribución, a falta de muestreos más exhaustivos, hasta ahora tan sólo se ha evidenciado la presencia de individuos errantes con escasa capacidad para formar poblaciones.

Las causas que han hecho que el número de linces haya caído en picado en pocos años son múltiples y variadas: La más importante, es el alarmante descenso en las poblaciones de conejos en el campo, ya que donde no hay conejo no hay lince, así de simple. Atacadas por la mixomatosis y por la neumonía hemorrágico-vírica, se han diezmado las poblaciones del lagomorfo en prácticamente todo el territorio peninsular, incluso en las zonas de presencia estable del felino con graves consecuencias para éste. Este hecho se ha favorecido además por la intensificación cada vez mayor de la actividad cinegética y la proliferación de los vallados y de la caza mayor.

Puede decirse que, en general, la gestión cinegética resulta pésima para la especie. Cada día más, la caza se interesa sólo por la rentabilidad económica y se masifican las fincas con animales de granja convirtiéndolos en corrales y eliminando sistemáticamente todo aquel ser que no sea herbívoro. Se instalan vallados ilegales, se abren caminos y cortaderos y se abusa del empleo de métodos no selectivos de caza como son cajas-trampa, y también de cepos y venenos. Eso cuando a algún desalmado no se le ocurre otra cosa que disparar al lince en las innumerables monterías que se dan hoy en día.

Cada día más problemas

La destrucción del bosque y matorral mediterráneo se ha disparado en los últimos tiempos. Ya sea por la construcción de infraestructuras de comunicación que fragmentan los hábitats y aislan las poblaciones tanto física como genéticamente, o por el crecimiento desmesurado de urbanizaciones, por los desmontes para crear tierras de siembra o ganaderas, por las canteras o por los incendios. Estas transformaciones del paisaje natural del Lince se producen además sin respetar las zonas protegidas, como las que se incluirán en la Red Natura 2000, ni las que se consideran críticas o potenciales para la especie.

El crecimiento de infraestructuras de comunicación induce además un problema añadido, el de los atropellos. Sólo en el año 2003, 3 linces murieron atropellados en carreteras de Doñana y Andujar

Todos estos problemas mencionados, afectan muy especialmente a Doñana y a Andújar, donde ni siquiera existe ya una distribución continua de la especie dentro de las dos poblaciones, se habla de metapoblaciones dentro de estos espacios. Las cantidades de conejo en ambos lugares, se tienen que reforzar artificialmente, ya que en amplías zonas de estos reductos, el conejo ha desaparecido por completo; existe una mortalidad elevadísima de individuos, principalmente juveniles dispersantes, a causa de disparos o caídos en cepos y lazos colocados por cazadores y guardas de fincas, o atropellados por las carreteras, se pretende desdoblar la carretera Almonte-Matalascañas y en Andujar, en pleno territorio lincero, con zonas de cría estable, existe una urbanización ilegal que pretende legalizarse intentando declarar la zona como suelo urbanizable. Ambos reductos se ven atacadas por el asfaltado de caminos en su entorno, proliferación de cultivos agrícolas y forestales de carácter ilegal, etc.

Es por ello que, a pesar de todos los esfuerzos realizados, los efectivos de Doñana no llegan a la treintena y se percibe un descenso ligero pero continuo año tras año, lo que también refleja un peligro ya palpable: la pérdida de variabilidad genética, que puede hacer desaparecer la población definitivamente. La población de Andújar, con algo más de 60 linces adultos, augura un mejor futuro y se mantiene estable, pero cada año nacen más de una treintena de lincecitos y prácticamente su totalidad desaparece en sus ansias de colonizar nuevos territorios. Es fácil imaginar lo que ocurre con ellos: mueren tiroteados y cepeados y con ellos, y con ellos desaparece un enorme potencial poblacional para reforzar los núcleos ya existentes, para formar nuevas poblaciones y una riqueza genética enorme que mantendría lejos el peligro de la endogamia.

¿Futuro sin esperanza?

Se invierte esfuerzo y dinero en el Plan de Cría Experimental en Cautividad, en estudios para la mejora de las poblaciones de conejo, en campañas de educación ambiental, en la vigilancia de las dos zonas linceras ya conocidas, etc., todo ello es necesario, pero paralelamente, ¿por qué no se emplea el mismo esfuerzo, o más, en asegurar la supervivencia de todos estos linces dispersantes que anualmente mueren? ¿Por qué no se actúa contundentemente contra los problemas diarios, permanentes y concretos que existen en estos territorios linceros, urbanizaciones, tiros, carreteras, etc., mencionados anteriormente? ¿Por qué no se hacen muestreos y estudios profundos e intensos de verdad en el resto del área de distribución de la especie, no que tan solo se limitan a Doñana y Andújar? ¿Por qué no se protegen activamente hábitats linceros de toda la vida en las que la presencia de lince es más que probable y se adecuan estos lugares para unas futuras reintroducciones, ya que con los ejemplares que existen en Doñana y Andújar su extinción es cuestión de tiempo? ¿Por qué no se aplica la ley con mano firme para el sector cinegético que sistemáticamente extermina al lince y otras especies protegidas? ¿Por qué a pesar de estar aprobado el Plan de Recuperación del Lince Ibérico en diversas comunidades autónomas como son Castilla-La Mancha y Extremadura, no se vislumbra una mejora en materia de conservación de la especie ni una implicación real por parte de las administraciones y el sector político y no se les exige que cumplan con lo acordado?

Es indignante y desesperante ver como, aún conociendo la crítica situación del felino, teniendo los conocimientos y las herramientas necesarias para recuperar al lince, veamos con impotencia como otra especie más desaparece de nuestros montes, mientras tan solo se llevan a cabo actuaciones para parchear una situación insostenible, alargando un poco más la agonía de la especie.

Por Juan Aceituno Limón, Roberto Carlos Oliveros Villalobos
y Miguel Ángel Hernandez Soria – Ecologistas en Acción de Castilla-La Mancha.

Notas

[1] Por Juan Aceituno Limón, Roberto Carlos Oliveros Villalobos y Miguel Ángel Hernández Soria – Ecologistas en Acción de Toledo