Ecologistas en Acción advierte que desde principios de la primavera se incrementa de forma considerable, el uso de métodos no selectivos de caza ilegales, como venenos, lazos y cepos en un número notable de fincas de caza, provocando la muerte, agónica y cruenta en muchos casos, de miles de animales silvestres, con frecuencia, especies protegidas.

Los meses primaverales vienen siendo utilizados tradicionalmente en las fincas de caza para el denominado «control de predadores», aunque más bien habría que hablar de EXTERMINIO de predadores. Es decir, el objetivo es la eliminación de aves y mamíferos predadores mediante la colocación masiva de métodos tales como venenos, lazos y cepos.

Dichos métodos, pese a que están estrictamente prohibidos, siguen siendo utilizados en muchas fincas de caza para eliminar los predadores, especialmente el zorro, con el objetivo de incrementar las piezas de caza y por tanto los ingresos.

En otros casos, se actúa de esta manera, arrastrados aún por una cultura del alimañero enraizada en el ámbito rural desde hace décadas. Este extremo lo confirma los datos reveladores de un estudio realizado en el año 2001 por la Estación Biológica de Doñana por encargo de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. La gran mayoría de los cazadores y ganaderos encuestados, admitían el uso de venenos para el control de predadores y justificaba su uso, independientemente de sus efectos negativos sobre la fauna silvestre protegida, y de la verdadera necesidad de controlar determinadas poblaciones de especies cinegéticas carnívoras (zorro, meloncillos, águilas, etc.).

Como se viene demostrando durante los últimos 12 años, de mediados de febrero a mediados de junio se concentra más del 70% de las muertes anuales conocidas de aves y mamíferos por la utilización de métodos no selectivos de caza (venenos, lazos, cepos, caja-trampa, etc.).

El notable incremento que se produce durante estos meses en el uso de métodos no selectivos de caza es debido fundamentalmente a la coincidencia de dichos meses en el periodo de reproducción de algunos predadores naturales, y a la no existencia, al menos de forma masiva, de la práctica cinegética. Ambos elementos incrementan la eficacia de estos métodos. Además, con este «exterminio de predadores» se pretende eliminar o limitar las poblaciones de los predadores de forma previa a la reproducción de las especies cinegéticas, especialmente perdices y conejos, y del inicio de la temporada.

Lamentablemente, y tal como se indicaba anteriormente, el uso de métodos no selectivos de captura va en alza, al menos los hallazgos de individuos de especies protegidas muertas y las estimaciones poblacionales a la baja de las especies más emblemáticas parecen apuntar en esa tenebrosa dirección.

En Andalucía se desconoce los datos sobre el número de cotos denunciados por el uso de lazos y cepos, pero mucho nos tememos, que el porcentaje de los localizados y denunciados son los mínimos, puesto que sigue sin ser una prioridad para la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Además, en los servicios de control y policía hace falta desde hace años, una sección de Agentes de Medio Ambiente especializados en esta materia tan específica.

Sin embargo, si se tiene cierto control sobre la incidencia del uso ilegal de venenos para el exterminio de predadores en el conjunto de la Comunidad Autónoma Andaluza. Los datos son extraordinariamente preocupantes. Son varias las provincias andaluzas las provincias más castigadas con esta lacra ambiental y social en los últimos años. Destacan las provincias de Málaga, Huelva, Granada, Córdoba y Cádiz.

Especialmente preocupante supone la consolidación de esta práctica ilegal en determinadas comarcas andaluzas. Se confirma la existencia permanente de envenenadores en las serranías de Ronda y Antequera con cerca de 40 incidentes en el periodo 1999/2003, según los propios datos de la administración ambiental andaluza. En el entorno de Almonte (Huelva) la situación también es muy conflictiva. Cerca de 40 casos en el mismo periodo de tiempo. En Granada el uso de esta práctica ilegal salpica toda la provincia, a diferencia de Córdoba, donde las áreas calientes se localizan principalmente en dos de los tres Parques Naturales de la provincia cordobesa, Sierra de Hornachuelos (14 incidentes) y las Subbéticas de Córdoba con 22 casos.

Hay que tomar medidas de forma urgente. Es fundamental una regulación de las características de las cercas cinegéticas y ganaderas, el seguimiento de los Planes Técnicos de Caza de los cotos, la creación de equipos especialistas de detección de métodos no selectivos de caza, el cierre de cotos de caza cuando se confirme irregularidades en su gestión, etc. Y, sobre todo, hace falta VOLUNTAD POLÍTICA para hacer todo lo indicado, que son más que cuestiones recogidas y reglamentadas en la propia normativa ambiental vigente.