Todas las semanas cientos de kilogramos de papel son abandonados en las calles de nuestra ciudad. Desde grandes empresas multinacionales hasta pequeñas tiendas de barrio recurren a este modo de publicitarse.

Nadie duda del derecho de estos comercios a hacer publicidad de sus productos y servicios, el problema aparece cuando estos folletos publicitarios no son depositados en los buzones de las viviendas, sino que por la premura y desidia de los repartidores se abandonan en las puertas de los domicilios, originando un importante problema de limpieza en la vía pública, así como una carga económica sobre todos los vecinos, que se traduce en un incremento de las labores de limpieza por parte de los servicios municipales.

Si el deterioro que esto supone para la imagen de nuestra ciudad es importante, no menos importante es el consumo que de un recurso como el papel y del de resto de recursos naturales asociados a su fabricación se hace de manera estéril, ya que estos folletos publicitarios son tratados por el ciudadano de una manera indiferente, sin prestarle la debida atención y perdiendo, por lo tanto, los objetivos para los que fueron creados.

Creemos que los comerciantes deberían de buscar otras fórmulas de publicidad más eficaces y más respetuosas con el entorno y con los ciudadanos. En nuestra ciudad disponemos de radios y televisiones locales que gozan del favor de la audiencia, así como de diversos medios de comunicación escrita con muchos años de experiencia y profesionalidad, cuyas ediciones son leídas con mayor atención y se conservan en los hogares durante prolongados periodos.

Sin duda, la última palabra la tenemos los consumidores, que deberemos de valorar quienes ensucian o mantienen limpias nuestras calles.