Varios miembros de Ecologistas en Acción y de grupos de montaña antequeranos, han protagonizado un acto de protesta en las obras que se están realizando en la vía Pecuaria conocida como “Las Carihuelas”, ante los importantes destrozos que se están llevando a cabo al amparo de una más que dudosa adecuación de la misma, pagada por el Hotel Antequera Golf, Consejería de Turismo y Ayuntamiento de Antequera.

Bajo el paraguas de un proyecto de “rehabilitación” de dudosa profesionalidad técnica, se está destrozando y enterrando con cemento uno de los senderos y caminos históricos más emblemáticos de la provincia de Málaga situado en la Sierra del Torcal de Antequera, aún sin contar con autorización de Medio Ambiente ni haber entregado ante los requerimiento de los agentes los permisos pertinentes. El pasado día 13 de octubre de 2006, el Ayuntamiento de Antequera emitía solicitud de autorización para efectuar la restauración y mejora de la calzada romana de Las Escaleruelas de una forma artesanal, y comprometiéndose en la misma, a respetar totalmente el entorno. El Departamento de Vías Pecuarias de la Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente en Málaga -órgano competente en la materia- no tiene registrada, a fecha de hoy, solicitud alguna de tal autorización, requisito totalmente imprescindible para efectuar dicha intervención, que está lejos de ser una respetuosa restauración, como así se reflejaba en su solicitud, y no respetando en absoluto el entorno, como inicialmente se especificaba. Igualmente tampoco se ha pronunciado la Delegación de Cultura.

Estas actuaciones, a nuestro entender más que irregulares, que se vienen realizando desde hace unas tres semanas, sobre el camino de las Escaleruelas (popularmente conocido como de las Carihuelas), está produciendo daños irreparables sobre los elementos constitutivos de la misma. Tal intervención está consistiendo en el barrenado o martilleado de importantes extensiones lineales de rocas y formaciones calizas -que ha tardado millones de años en formarse-, a medida que se las van topando a todo lo largo del trazado, tanto a ambos lados del camino como en el piso, tapando los huecos y desniveles naturales del camino con los cascotes fruto del barrenado para posteriormente cubrirlo con cemento, dejando como resultado final un suelo liso, cual obra urbana, todo ello en una anchura de unos dos metros. Hasta la presente, han intervenido sobre un total de unos 1.600 metros, de los cuales aproximadamente los últimos 315 metros son los que han sufrido el impacto más brutal, al coincidir con el paso histórico del camino de las Escaleruelas, de alto valor ecológico y paisajístico.

La misión de estas actuaciones son supuestamente las de adecuar para el uso de senderismo y paso de caballos éste singular e importante sendero, algo que no deja de llamar la atención por que éste es el uso que históricamente siempre ha tenido y que nunca ha perdido, siendo en la actualidad utilizado asiduamente sobre todo por numerosos montañeros, senderistas y caballistas (estos últimos en menor número), y que en algunas zonas hubiese bastado con una pequeña actuación artesanal sin intervención por supuesto del cemento ni ningún otro medio impropio e inmerecido de las singulares características del entorno. Curiosamente se le está dando, para el paso de maquinaria según dicen, anchuras superiores a los dos metros en algunas zonas, (Si no se dispone de la maquinaria adecuada, estas actuaciones no se deben llevar a cabo), que difícilmente va a necesitar para los usos antes mencionados, pero que si podrá permitir el paso de quads, motos -ya están pasando-, y en un futuro, mediante otra “adecuación” más de este tipo, incluso todoterrenos.

El Cordel de Antequera a Málaga (del que forma parte el camino de las Carihuelas) posee un ancho de 37,5 m., considerado, al igual que toda Realenga, como Bien de Dominio Público de la Comunidad Autónoma Andaluza, siendo Suelo No Urbanizable de Protección Especial. A pesar de que las Vías Pecuarias del término municipal de Antequera se encuentran actualmente en suspensión cautelar, debe aplicárseles -según la propia Delegación de Medio Ambiente-, el mismo tratamiento exhaustivo que a aquellas que están perfectamente clasificadas. Es más, aún sin encontrarse deslindada esta Vía Pecuaria, debería de aplicarse el Principio de Precaución, de tal modo que no se puedan permitir actuaciones que pudiesen provocar la merma en los valores de este Bien de Dominio Público, que provocasen que llegado el momento de proceder a su deslinde, este no se pudiese efectuar al haber perdido los valores que motivasen tal procedimiento. Igualmente, según la propia Sección de Vías Pecuarias de la Delegación de Medio Ambiente, los acondicionamientos y arreglos no pueden conllevar obra de fábrica, asfaltado y similares, lo cual se ha infringido evidentemente en el caso denunciado. Con las actuaciones denunciadas, se ha infringido la Ley estatal 3/1995, de 23 de marzo, de Vías Pecuarias, así como el Decreto 155/1998, de 21 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Vías Pecuarias de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

Presuntamente, parecen existir indicios que apuntan al hecho de que las actuaciones han podido realizarse entrando incluso dentro de los límites del Paraje Natural de El Torcal, puesto que varias de las tablillas que forman la señalización vertical perimetral, supuestamente parecen haber sido extraídas de su lugar original, siendo desplazadas hacia dentro del perímetro del espacio protegido. En este sentido, sólo un estudio de las coordenadas mediante aparatos G.P.S. puede demostrar si se ha rebasado el límite perimetral del espacio protegido, entrando en el Paraje Natural, algo que confiamos sea comprobado. De ser así, como esperamos, los hechos pudieran ser aún más graves, pues como reza la Ley 2/1989 “toda otra actuación deberá ser autorizada por la Consejería de Medio Ambiente, la que previa presentación por su promotor del oportuno Estudio de Impacto Ambiental, la otorgará cuando aquella no ponga en peligro los valores protegidos”.

Según el PGOU hoy vigente, del municipio de Antequera, el lugar donde se ubican las actuaciones objeto de esta denuncia, está clasificado como Suelo No Urbanizable de Protección Especial, y más concretamente como Enclave Natural Excepcional SNUPE-EN. Según dicho PGOU, las actuaciones relacionadas con senderos e itinerarios peatonales en dichos enclaves, “deberán estar previstas en un Plan o Proyecto específico que se tramitará de acuerdo al artículo 16.3.2 del Texto refundido de la Ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana y artículo 44.2 del Reglamento de Gestión Urbanística, previo informe favorable del organismo competente en razón de la materia o ámbito territorial”. “El resto de usos y actividades posibles en Suelo No Urbanizable quedan prohibidos en estos espacios (…)”. Algo que también incumple.

Han sido presentadas sendas denuncias ante la Delegación de Medio Ambiente, la cual se está tomando el asunto con mucha desidia, algo impropio de este organismo; y el SEPRONA, para que tomen las medidas oportunas empezando por la paralización de las mismas tal como manda el principio de precaución, mientras no se aclaren los hechos que han llevado a empezar unas obras de manera precipitada, con sospechosas prisas, y más aún sin contar con las autorizaciones pertinentes.

Recodar que todo esto está situado a una altitud de unos 900 metros, en pleno medio silvestre; no podemos confundir el medio urbano, e incluso el medio rural donde el entorno se suele adaptar sobre todo a las necesidades y muchas veces al capricho del hombre, con el medio silvestre, donde es el hombre el que tiene que adaptarse en lo máximo posible a las peculiaridades del mismo. Indudablemente el turista acostumbrado a pisar césped, no está hecho para este tipo de enclaves, donde el barro, y las condiciones climáticas y orográficas a veces no muy “confortables”, forman parte de su idiosincrasia y singularidad; con lo cual es un hecho más que denunciable el que se intente transformar el entorno de esta forma para contentar a este tipo de turismo tan delicado y antojadizo.