INTRODUCCIÓN: GENERALIDADES SOBRE LA ENERGÍA SOLAR FOTOVOLTAICA

Los sistemas fotovoltaicos para producción de electricidad posibilitan la transformación de la energía que contiene la radiación solar en energía eléctrica. Estos sistemas se caracterizan por un grado de autonomía respecto al clima, lugar geográfico y otros condicionantes que pocas fuentes energéticas pueden alcanzar, siendo especialmente bajo su impacto medioambiental. Las localizaciones geográficas caracterizadas por recibir un alto nivel de radiación solar son las más propicias para su utilización. En estas condiciones, la Península Ibérica resulta ser un lugar idóneo para obtener energía eléctrica por medio de sistemas fotovoltaicos.

La energía solar fotovoltaica (ESFV), junto con otras energías renovables (ER), representa la posibilidad de aumentar el grado de autoabastecimiento y equilibrar la balanza comercial en el campo de la energía. Así mismo, supone reducir los costes de distribución para las zonas más aisladas y la posibilidad de desarrollar un sector industrial que tiene unas amplias perspectivas de crecimiento y por tanto puede contribuir a reducir el paro en nuestro país.

La sensibilidad social con los problemas del medio ambiente y los tremendos impactos ambientales que sobre el entorno producen otras fuentes de energía (lluvias ácidas, efecto invernadero, residuos radiactivos, accidentes nucleares, etc.) son otro factor que propicia su uso.

Las exigencias institucionales en temas ambientales tienen claras repercusiones en las políticas energéticas. Por ejemplo, los acuerdos comunitarios de reducir las emisiones de CO2 obligan a los países miembros a diseñar políticas energéticas que permitan cumplir con los compromisos asumidos. En este sentido, la ESFV ha de ser una pieza clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Frente a las energías convencionales, las energías renovables y en particular la Energía Solar Fotovoltaica (ESFV), presentan la característica de ser una fuente ilimitada de energía (es decir, es renovable). Se caracteriza además por su carácter ubicuo (aunque no con la misma intensidad en todos los lugares ni en todo momento), pudiendo ser aprovechada en cualquier parte de la superficie del planeta. Esta ubicuidad posibilita un rango de aplicaciones extremadamente amplio, limitado apenas por la potencia necesaria. Esta versatilidad e independencia de la red eléctrica queda reflejada en el amplio rango de aplicaciones que puede cubrir la Energía Solar Fotovoltaica (ESFV).

El despegue de la ESFV como substitutivo de las fuentes convencionales de energía depende, en la práctica, de la voluntad política de los estados y de un análisis, por parte de las compañías eléctricas, del carácter insostenible del modelo actual de abastecimiento energético. Las energías renovables y en particular la ESFV, se presentan como la alternativas necesarias e indispensable a medio plazo frente a un modelo basado en fuentes energéticas agotables, extremadamente contaminantes y generadoras de desigualdad social y dependencia energética.

El continuo avance en la tecnología fotovoltaica, la reducción de sus costes y el análisis cuantitativo y cualitativo de los costes externos de la generación energética, acentúan el carácter absurdo de no aprovechar al máximo la ESFV como substitutivo inmediato de las fuentes tradicionales de energía.

Si para entonces las energías renovables no han sustituido a las fuentes convencionales de energía, el carácter agotable de gran parte de los recursos en que se basa la generación de mediante estas energías convencionales, obligará a recurrir a las energías renovables como las únicas fuentes de energía disponibles. Antes de que esto ocurra ha de haberse desarrollado por completo la posibilidad de instaurar a gran escala las energías renovables en la sociedad actual. Desde nuestra perspectiva esto es técnicamente posible en la actualidad, con solo dedicar algún esfuerzo adicional en el desarrollo de tales tecnologías. Así pues, resulta ser una absurda paradoja seguir manteniendo un modelo que, además de saber que tiene sus días contados, genera graves problemas ecológicos, políticos, sociales y humanos.