Colaboración especial nº 50.

Conchy Martín Rey, CECU. Revista El Ecologista nº 50.

Cuando vemos referencias a los problemas ambientales del planeta –el cambio climático, la excesiva dependencia de las energías fósiles, la escasez de agua potable, la gestión de los residuos, etc.– nos encontramos con la inevitable alusión a la responsabilidad del consumidor como eslabón final del proceso que provoca todos estos males.

Pues es cierto, los consumidores (que somos todos) provocamos estos males pero… ¿por qué? ¿Es sólo porque vivimos en una sociedad que prima el consumismo, el coleccionismo…? y quizás porque no tenemos claras nuestras prioridades ¿no sabemos elegir? Probablemente no. Pero ¿podemos elegir?

En 1995, CECU llevó a cabo una campaña sobre residuos pidiendo envases retornables; se realizó un video en el que se mostraban verduras y se mencionaba lo ridículo que sería envolver cada uno de esos tomates y berenjenas y venderlos individualmente. Pues bien, por muy descabellada que entonces nos pareciera la idea ha ocurrido. ¿Cómo hemos llegado a la homogeneidad que representa el brik? ¿Cómo hemos llegado a la situación actual?

No ha sido una decisión de los consumidores; los consumidores, por poner ejemplos, no han decidido introducir un artilugio de plástico en el –ya difícil de reciclar– brik para facilitar su apertura, ni han pedido que se introduzcan los Organismos Modificados Genéticamente en la cadena alimentaria, ni son responsables de las horribles campañas publicitarias que deben soportar (estoicamente y ¡sin dejarse manipular!), ni de que se importen e introduzcan en el mercado del país animales o maderas que por su naturaleza deberían estar protegidos o –lo que es peor– lo están.

Los costes de las decisiones unilaterales, la mala gestión, el control insuficiente, etc. que nos afectan a todos no deben trasladarse a aquellos que sufren las consecuencias sino a los que las provocan.

Está bien que los consumidores nos responsabilicemos de nuestros actos, pero creo que no estaría de más que la sociedad civil en bloque exigiera a aquellos que gestionan o deciden por nosotros –sin pedirnos opinión o sin respetar nuestras opiniones– que se responsabilicen personalmente asumiendo los costes.

Por otra parte, debemos felicitarnos porque hemos conseguido que muchos consumidores asuman que la protección del medio implica costes, tanto económicos como personales, y que éstos no son más que una inversión en nuestro propio futuro.