El Día sin Compras nace en 1992, como iniciativa de Ted Dave, un trabajador canadiense del mundo de la publicidad. Se celebra el cuarto viernes de noviembre, el día después a Acción de Gracias en Estados Unidos. Coincide con la jornada conocida como Black Friday, Viernes Negro, en la que se da el pistoletazo de salida, con distintas ofertas, a las compras navideñas.

En todos estos años, el Viernes Negro, prolongado al Ciberlunes de rebajas en la compra por Internet, se ha extendido a gran parte del planeta, convirtiéndose en una de las jornadas más consumistas del año a nivel global.

El Día sin Compras, como contraproposición, se propone como una jornada de huelga de consumo, pero también como un día para reflexionar y cuestionar el actual modelo de producción y consumo (“un día sin compras, 365 días de consumo crítico”).

Se trata de un modelo a la medida de las grandes empresas y de sus objetivos de maximización de beneficios, que mercantiliza todas las esferas de nuestras vidas, sustituyendo el papel de la comunidad y lo colectivo. Todo ello genera graves impactos ambientales, desde la extracción de materiales, el proceso de fabricación y la distribución, y acentúa la crisis climática. Y no menos importante, tiene importantes impactos sociales. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los productos se fabrican en lugares cuyas personas no podrán disfrutar de ellos, y que trabajan en condiciones precarias.

Es un sistema en el que la publicidad no hace sino crearnos falsas necesidades que nos hacen acumular objetos y experiencias de manera compulsiva, pero que a medio y largo plazo no nos aportan bienestar, haciéndonos, por el contrario, más infelices.

Por todo ello, el área de Consumo aprovecha la celebración del Día sin Compras para dar visibilidad a la crítica del modelo de consumo, reflexionar sobre sus impactos ambientales, sobre la sociedad y la felicidad de las personas, y para proponer alternativas de consumo transformador, responsable con la sostenibilidad socioambiental y el reparto equitativo de la riqueza y que, además, favorezca la construcción colectiva, las relaciones comunitarias y el apoyo mutuo.

De acuerdo a ello, el Día sin Compras es una jornada que se ha aprovechado para dar difusión a otras campañas del área, como “Consumimos felicidad?”, “Comercio y consumo al borde del abismo”…

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