Los responsables de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Córdoba, manipulan la información y utilizan la última aparición en escena del lobo en nuestra provincia para legitimar una gestión, la del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos, cuanto menos, cuestionable desde un punto de vista de su estado de conservación. La lobada que ha saltado a los medios de comunicación se ha producido en una finca que no forma parte del mencionado Parque Natural.

Es más, la posible manada de lobos, parece que ha establecido desde hace años su unidad espacial o territorio, en el Alto Guadiato, fuera de las sierras de Hornachuelos. Corresponde en su mayor extensión, con un territorio con una escasísima actividad humana, de propiedad pública, ausencia absoluta de infraestructuras de comunicación y una presencia testimonial de fincas cercadas con mallas cinegéticas, en contra de la totalidad del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos fuertemente compartimentado por los cercados perimetrales con fines cinegéticos.
Por tanto, son inciertas y poco precisas, las declaraciones del Jefe de Gestión del Medio Natural de la Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente en Córdoba, en el sentido de que se trata de un uno o tres grupos de lobos procedentes de Hornachuelos. El grupo de lobos que han ocasionado la muerte a cien ovejas en la finca de las Albertillas no han seleccionado como territorio el Parque Natural de Hornachuelos.
No es la primera vez que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía utiliza la aparición, después de décadas, de una especie silvestre que se asocia atávicamente por parte de hombre con el redescubrimiento de lo más agreste, puro y salvaje de la Naturaleza, para legitimar y justificar los resultados de una gestión que en el caso de Hornachuelos son manifiestamente mejorables.

Y a los datos nos remitimos. Datos que se pueden contrastar en el campo, que es precisamente donde se puede observar que es lo que está pasando y cual es el estado de conservación de un espacio natural. El conejo, especie clave del monte mediterráneo del que dependen más de 40 especies de fauna silvestre ha desaparecido de más del 97% de la superficie del Parque Natural. El lince se extinguió hace algunos años ante la pasividad de la Administración autonómica. Ahora lo quieren reintroducir en el marco de la segunda fase del LIFE-Lince cuyo beneficiario es la Junta de Andalucía. El lobo se extinguió o desapareció del parque natural antes que el lince debido a la infatigable persecución por parte de la guardería privada que trabajaba a sueldo para los propietarios de tan ilustres cazaderos. La aparición de las cercas cinegéticas y la consiguiente compartimentación de la sierra de Hornachuelos resultaron definitivas para la desaparición de la especie.
La población de buitre negro intenta actualmente recuperarse de los últimos episodios de envenenamientos que han dejado a la población de Hornachuelos al mismo nivel poblacional que hace 10 años. Es más, algunas de las parejas reproductoras se están desplazando y están criando en zonas fuera del Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos. En lo que respecta a la escasísima Águila imperial más de lo mismo. El grueso de los territorios donde se observan y localizan la población de esta bellísima ave rapaz está fuera de las sierras de Hornachuelos. Por tanto, ¿De qué estamos hablando? ¿Qué se intenta ocultar? ¿Tal vez una gestión deficitaria con una resultados que rozan el fracaso?
Ecologistas en Acción reclama a la Consejería de Medio Ambiente más seriedad y rigor en la información que traslada a la sociedad a través de los medios de comunicación.