El aparcamiento de la nueva sede de la Consejería de Educación supone un reclamo para la movilidad insostenible.

Ante el anuncio de construcción en santander de una nueva sede central
para la Consejería de Educación y el Centro de Estudios para la
Administración Pública Regional (CEARC), con una dotación de 124 plazas de aparcamiento, entre subterráneas y en superficie, Ecologistas en Acción de Cantabria entiende que esa dotación de aparcamientos en destino corresponde a una actuación poco meditada que va en dirección opuesta a la tendencia en pro de la movilidad sostenible. La introducción de un nuevoaparcamiento para vehículos privados de notable dimensión en la zona de General Dávila servirá como acicate para acudir con el coche al puesto de trabajo y se convertirá en un elemento más que servirá para atraer tráfico privado hacia esta zona de la ciudad.

La política de la Administración regional en temas de movilidad, tan
estrechamente relacionados con el cambio climático y la calidad de vida en nuestras ciudades, se mueve en unas coordenadas que parecen ignorar estos problemas, apostando por seguir actuando con fórmulas trasnochadas y de forma irresponsable. En lugar de promocionar el transporte colectivo u otros modos de desplazamiento sostenibles para sus trabajadores subvencionando títulos de transporte, o mejor aún, introduciendo su inclusión en la negociación colectiva, recurre a la vieja y costosa fórmula de dotar las sedes de las distintas Administraciones con
aparcamientos sobredimensionados que alimentan el modelo de movilidad insostenible que padecemos.

Nos encontramos frente a una excelente oportunidad para revertir el modelo imperante en términos de movilidad por parte del Gobierno Regional: si en lugar de apostar por un nuevo edificio con numerosas plazas de aparcamiento exclusivas para los trabajadores que acuden de lunes a viernes (el ratio es casi de una por cada dos empleos) se optase por la racionalización del mismo, sin modificar el volumen, con una distribución mixta para residentes del barrio y empleados propios —60/40, 50/50— con un sistema de jerarquización de las plazas disponibles (personas discapacitadas, coche compartido, motos, carga y descarga, staff directivo, etc.), estaríamos avanzando en políticas de movilidad sostenible y en términos de sostenibilidad.

Como en otros muchos, en este ámbito la Administración debería actuar de forma ejemplificante cara a la sociedad, promoviendo actuaciones en las que se pudiera ver reflejada. No tiene sentido que por un lado se haga crítica constructiva al Plan de Movilidad Sostenible de Santander y por otro se promuevan actuaciones que van en dirección opuesta, como el que nos concierne. Precisamente cuando se anuncia un cambio de tendencia en el tipo de infraestructuras de transportes al uso que se van a implementar en la ciudad y en las propuestas relacionadas con los modos de transporte no motorizados, como planes de peatonalización, áreas de coexistencia y zonas 30, una red ciclable con varios carriles-bici y una amplia instalación de elementos para permitir el transporte vertical con la inclusión de ascensores y rampas portantes de carácter público en determinados puntos de la ciudad.