Miguel Ángel Revilla, presidente del Gobierno de Cantabria, aseguró el pasado domingo día 12, en el discurso de navidad, ante unos mil miembros del PRC, partido que preside, que defenderá “con uñas y dientes” la instalación en Cantabria de tres empresas de producción de energía de ciclo combinado. Asimismo, manifestó que se “llevará por delante a los ecologistas” que se opongan a las térmicas.

La afirmación de que su gobierno apoya la instalación de las tres centrales térmicas en la zona de Torrelavega y Buelna es una bravuconada más con las que cada cierto tiempo nos asalta: Dos centrales térmicas de gas de 800 MGW en Sniace (ELECTRABEL) y en San Felices de Buelna (ESB) y una tercera de 400 MGW en Solvay (ENEL-VIESGO). Este Gobierno conoce los niveles de contaminación del aire y de los ríos que ya padecemos en nuestra ciudad y comarca y no puede pasar por alto esta circunstancia que aumentaría los residuos al aire y al agua de una forma espectacular.

Que utilice el dicho popular de que lo defenderá con “uñas y dientes” dice muy poco a favor de su talla como político. Un político no puede funcionar a base de obsesiones y conductas más propias de otros seres vivos, sino utilizar la cabeza, apoyarse en los avances tecnológicos y científicos que tenemos a nuestro alcance para tomar unas decisiones lo más acertadas posibles.

Un presidente de Cantabria que quiere gobernar para todos los ciudadanos que vivimos en esta tierra no puede pasar por encima de una población de más de 100.000 habitantes que residimos en la comarca baja del Saja-Besaya y que nos veríamos fuertemente perjudicados por el funcionamiento de las tres centrales térmicas que producirían energía para consumir fuera de Cantabria.

La salud de todas las personas que vivimos en esta comarca se verá disminuida por las miles de toneladas de diferentes gases que serán lanzados al aire, perjudicando de modo especial a la población infantil, a las personas de mayor edad y a quienes padecen alguna enfermedad crónica.

Hace meses salieron a la calle unas tres mil personas para manifestar su oposición a la central térmica de gas que se pretende instalar en terrenos de Sniace. El señor Revilla no sólo tendrá que llevarse por delante a los ecologistas que se opongan a estas centrales térmicas sino a los miles de ciudadanos que han valorado que este tipo de instalaciones no son las más adecuadas para el desarrollo de la ciudad y el bienestar de sus habitantes.

El Sr. Revilla exagera de modo interesado la posible creación de puestos de trabajo, tanto de los que puedan generar durante el período de construcción de las tres centrales térmicas, como después en su funcionamiento regular.
Este presidente del Gobierno se muestra unilateral, sólo logra ver beneficios en estos proyectos, cuando por ejemplo, una central térmica de 400 MGW que se pretendía instalar en Martorell (Barcelona), en terrenos de la fábrica de Solvay, ha sido anulado por la iniciativa de todos los ayuntamientos que se encontraban en un radio de acción de 25 kilómetros alrededor de la térmica.

En este ejemplo tan cercano a nuestra realidad, por la semejanza con una de los proyectos de centrales térmicas que se pretende instalar en terrenos de Solvay, no han sido sus mayores opositores las organizaciones ecologistas o ciudadanos, sino todos los equipos de gobierno de los ayuntamientos más próximos a las instalaciones.

El Sr. Revilla no puede pasar por alto la actual legislación ambiental que toda empresa debe cumplir. Su gobierno está obligado a respetar y a hacer respetar las leyes a todos las personas y empresas, algo que lamentablemente no ocurre en un grado aceptable para una sociedad democrática y desarrollada como la nuestra.