El Consejo de la Unión Europea ha aprobado la normativa que prohíbe toda exportación de mercurio de la Unión Europea. Dicha prohibición es un factor clave de la estrategia comunitaria para reducir la oferta mundial de mercurio y, por esa vía, limitar las emisiones al medio ambiente de ese metal pesado, altamente tóxico. Las nuevas normas exigen que el mercurio que deje de utilizarse en la industria cloroalcalina (sector de la industria química que fabrica cloro y sosa cáustica) o que se produzca en otras operaciones industriales se almacene en condiciones de seguridad a partir de marzo de 2011, fecha de entrada en vigor de la prohibición.

Al final se ha impuesto la razón y aunque la reglamentación podría ser más restrictiva, es una excelente noticia que las dos instituciones, Tanto el Consejo Europeo, como anteriormente el Parlamento Europeo, hayan llegado a un acuerdo, sin embargo, es de lamentar que el acuerdo no haya incluido algunas propuestas como ampliar el ámbito de la prohibición a los productos que contienen mercurio – que están prohibidos en la UE – y establecer también una prohibición a las importaciones; ambas propuestas quedan pendientes para la revisión de la regulación en marzo de 2013.

El almacenamiento del mercurio metálico considerado residuo podrá ser temporal o permanente, y podrá llevarse a cabo bajo tierra en minas de sal o en lechos de roca dura, aunque también se contempla la posibilidad de un almacenamiento en superficie. A pesar de que queda abierta la puerta a un almacenamiento subterráneo permanente de mercurio líquido, habrá que tener en cuenta los avances de la tecnología para transformar el mercurio líquido en una materia sólida antes de aceptar la eliminación definitiva en instalaciones subterráneas especialmente preparadas para ello.

El mercurio y sus compuestos son altamente tóxicos para los seres humanos, los animales y los ecosistemas. En elevadas dosis, pueden resultar letales para los seres humanos, pero incluso en dosis relativamente bajas pueden afectar gravemente al sistema nervioso: se han establecido vínculos con posibles efectos perjudiciales en los sistemas cardiovascular, inmunológico y reproductor. El mercurio persiste en el medio ambiente, donde puede transformarse en metilmercurio, su forma más tóxica. Esta sustancia atraviesa tanto la placenta como la barrera hematoencefálica, por lo que la posibilidad más preocupante es la exposición de las mujeres en edad fértil y de los niños.

La utilización del mercurio se halla en franca disminución tanto en la UE como en el resto del mundo, a pesar de lo cual perduran algunos usos de cierta importancia. A nivel mundial, el mercurio se utiliza esencialmente en la minería de oro a pequeña escala, la industria cloroalcalina y la producción de cloruro de vinilo monómero, base para la fabricación del plástico PVC. En la UE, la industria cloroalcalina es ya la única usuaria de relevancia y está suprimiendo gradualmente el empleo de las células de mercurio en la producción de cloro. El siguiente uso por orden de importancia en la UE es la amalgama dental.

Si bien la UE interrumpió en 2001 todas las modalidades de extracción minera de mercurio, mantiene la posición de primera exportadora mundial, responsable de casi una cuarta parte de la oferta mundial de mercurio. El objetivo de la nueva normativa es asegurar la retirada de la circulación de varios miles de toneladas de mercurio y su almacenamiento en condiciones que impidan su emanación. Euro Chlor, federación que representa a la industria de producción cloroalcalina, ha asumido de forma voluntaria el compromiso de garantizar el almacenamiento seguro del mercurio utilizado por dicha industria y de cumplir en su integridad la legislación nacional y comunitaria pertinente.

En enero de 2005, la Comisión puso en marcha su estrategia sobre el mercurio, plan de alcance general dirigido a luchar contra la contaminación provocada por el mercurio tanto en la UE como fuera de ella. Consta de 20 medidas destinadas a reducir las emisiones de mercurio, recortar la oferta y la demanda y ofrecer protección frente a la exposición a esta sustancia y, en particular, al metilmercurio presente en el pescado. La prohibición de exportar y el almacenamiento en condiciones de seguridad constituyen dos de los pilares de esta estrategia, con esta decisión, la UE ha cerrado por fin la puerta al fácil acceso al mercurio que tienen los países en vías de desarrollo, como Brasil, donde se utiliza sin control alguno en la minería artesanal del oro. La mayor parte de este veneno acaba contaminando el entorno, a los mineros y el pescado local y mundial. Ahora hay que conseguir que todos los países acuerden un instrumento internacional legalmente vinculante.