JPEG - 74.1 KB
Vertedero de Fontcalent

En el País Valenciano, el Plan Integral de Residuos (PIR), aprobado en 1997, ha quedado desfasado y con la mayor parte de sus previsiones incumplidas. En diciembre de 2000, la Ley Valenciana de Residuos dejó la iniciativa de la planificación al sector privado, que no aportó ninguna solución práctica al problema. Ahora el nuevo PIR, pendiente de aprobación, considera «imprescindible” la construcción de tres incineradoras, una por provincia, tras constatar el fracaso en la implantación de nuevas infraestructuras de tratamientos de residuos.

En este momento, el País Valenciano cuenta con ocho vertederos, tres ya saturados, y con seis plantas de tratamiento (y dos más provisionales). Esta situación hace que algunas localidades exporten su basura fuera del ámbito de su Plan Zonal,

fuera de la comunidad. El inventario de residuos de la Comunidad establece una producción de residuos urbanos por habitante y día en aumento continuo: 1,56 Kg en 2002, 1,59 Kg en 2003 y 1,63 Kg en 2004. Paradójicamente, el borrador de PIR de la Consejería de Medio Ambiente prevé una generación por habitante y día de 1,11 kilos, una cifra cuando menos discutible si no se implantan antes políticas eficaces de reducción.

Respecto a las incineradoras de residuos, Ecologistas en Acción recuerda que por muy modernas que sean, sus emisiones tóxicas suponen un importante riesgo para el medio ambiente y la salud, además de hacer muy difícil cualquier iniciativa sostenible de reducción, reutilización y reciclaje. Además, crean un fuerte rechazo popular, como se constató en el proyecto de la incineradora de Vall d'Alba(Castellón),patrocinado por la propia Conselleria que tuvo que dar marcha atrás en el proyecto, tras la crisis que se produjo en el “Pacto sobre residuos” alcanzada por el PP,PSPV y Bloc.

También exige que los planes de gestión tengan en cuenta los principios de precaución, de proximidad y de que quien contamina paga. En cuanto a la reutilización, el PIR valenciano olvida totalmente los “Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno”, previstos en la Ley de Envases y Residuos de Envases y cuyo fomento sería una medida eficaz para reducir los residuos.

En cualquier caso, una gestión racional de los residuos empieza por implantar una buena recogida selectiva: según los datos oficiales de 2004, la recogida selectiva de vidrio, papel-cartón y envases ligeros representó únicamente el 4% del total (el REAL DECRETO 252/2006 impone un objetivo de recogida del 60 % en peso del vidrio y del papel-cartón). También sigue sin implantarse la recogida separada de la fracción orgánica, con la consecuente mala calidad del compost obtenido a partir de residuos mezclados.

En conclusión, a la falta de voluntad política, de presupuestos y de una política de consenso con los agentes sociales y económicos, se une en el País Valenciano una carencia de cultura de la prevención de residuos, de canales de valorización de residuos y de una red de instalaciones de gestión adecuadamente dimensionadas y tecnológicamente preparadas.