En la actualidad la provincia de Teruel tiene una cementera en funcionamiento, la de Santa Eulalia, con una ampliación en trámite, una en construcción en Andorra y tres proyectos, en Concud, Torrijo y Albentosa.

Tanto en un informe presentado por CC OO, como en las opiniones de las asociaciones de vecinos y algunos partidos políticos, como en el tratamiento que habéis dado desde los medios de comunicación, queda claro que este aluvión de cemento presenta muchas dudas. ¿Porqué tantos de repente, en un momento de crisis de la construcción?, pero sobre todo, ¿es este el modelo de desarrollo que queremos para la provincia de Teruel?, ¿será compatible con otros sectores como el turismo, el agroalimentario o el medioambiental?.

No podemos responder a la primera pregunta. No sabemos si se trata de movimientos de especulación, si la intención es trasladar a Teruel instalaciones que ya existen en levante, donde generan contestación por su impacto ambiental, si existe intención de producir semejante cantidad de cemento por algo, o si, como hacen otras instalaciones en España, buscan “valorizar” residuos y nos encontramos ante incineradoras encubiertas.

Pero sí podemos responder a las otras dos preguntas: Este no es el modelo de desarrollo que queremos, y no, estas instalaciones no son compatibles con otros sectores importantes.

Desde luego, si algo vuelve a quedar claro, otra vez, es la incapacidad del Gobierno de Aragón para ordenar el territorio. Si hubiéramos sido capaces de sentarnos a tomar decisiones, de debatir, sin dejarlo todo en manos de las iniciativas privadas y la improvisación por parte de los poderes públicos, no tendríamos que estar cada dos por tres con la misma historia, con nuevos proyectos altamente contaminantes que amenazan la provincia de Teruel.

En un comunicado anterior, y en otros, ya os hemos hablado del peor de los riesgos de las cementeras, la valorización de residuos, la incineración, algo que conllevaría consecuencias muy graves no solo para el medio, sino para la salud de las personas, debido a las emisiones que se producen. Si las cementeras emitiesen sustancias nocivas, como dioxinas o furanos, los casos de cáncer podrían aumentar significativamente.

En el último mes ya hemos iniciado el reparto de folletos explicativos sobre el riesgo de la incineración en cementeras. Hemos facilitado folletos a la asociación formada en Concud, los hemos distribuido por centros educativos y hemos buzoneado por algunas zonas de la ciudad de Teruel en torno a 1500 folletos. Nuestra intención es seguir distribuyéndolo de forma continuada, para que la opinión pública no termine diluyéndose en los plazos administrativos. Por eso ya hemos encargado a la sede central de Ecologistas en Acción la edición de más folletos.

Nos preocupa la cementera que pretenden instalar en Concud, aunque teniendo en cuenta la barbaridad que supondría semejante cantidad de contaminación sobre la ciudad de Teruel, estamos seguros que este es un proyecto que ha de caerse por si sólo, a no ser que nuestro Ayuntamiento se haya propuesto conseguir sacar a los turolenses a la calle…

Pero Ecologistas en Acción de Teruel, además de vigilar todos los proyectos en conjunto e intentar forzar una reacción por parte del Gobierno de Aragón, va a esforzarse especialmente por frenar la iniciativa de instalación en Albentosa.

Es un caso muy preocupante considerando su localización, por encontrarse entre las sierras de Javalambre y Gudar, dos de las zonas con mayores valores ambientales de la provincia, que si en su día hubieran sido ordenadan por un plan de ordenación de los recursos naturales, quizás hoy no se enfrentasen a estas amenazas.

Porque el problema no es sólo para el medio ambiente, lo es para la economía de le zona, para el turismo, para la hostelería, para la ganadería, para los secaderos de jamones y para el cultivo de encinas truferas, huertas y arbolado frutícola, que asimilarían la contaminación vía aire o agua. No podemos apostar por la calidad en estos sectores, por el “Teruel al natural”, con las industrias más contaminantes a los pies de nuestras sierras.

Además, la de Albentosa puede provocar graves concentraciones de sustancias nocivas en el valle de Olba, zona de gran interés turístico y modelo de desarrollo rural. Por la climatología de la zona, se dan varias veces al año fenómenos de inversión térmica, que podrían provocar la denominada niebla tóxica o smog. Los flujos de aire contaminado se decantan en el cañón fluvial. Ya pasó hace cinco años con las emisiones de AgriMartín, empresa cercana al posible asentamiento de la cementera.

Por eso el pasado viernes 7 de noviembre, mantuvimos una reunión informativa con vecinos del valle de Olba, a la que asistió una veintena de personas interesadas, donde se puso de manifiesto la preocupación que existe en esta zona. No olvidemos que al citado efecto de inversión térmica y la contaminación de AgriMartín, podría sumarse la de la planta de biodiesel de Sarrión y la de la cementera de Albentosa, machacando una de las zonas más atractivas de la provincia. Así que anunciamos desde ya, que se lo vamos a poner muy difícil.

El paisaje es para nuestra provincia un valor básico, un valor que por mucho que digan algunas mentes cerriles que se creen dueñas del entorno, sí nos interesa a todos y sí da de comer, bastante más y de forma más segura que los pufos contaminantes.

Suponemos que estos días las mentes especuladoras, aquellas que engañan a los habitantes de tierras deprimidas con el caramelo de los puestos de trabajo, estarán felices con el nuevo Decreto Ley 1/2008, para “facilitar la actividad económica de Aragón”, BOA 181, 3/11/2008, pensado por nuestro Vicepresidente para propiciar la posibilidad de instalar empresas nocivas o complejos como «Gran Scala», escapando al ya de por sí pobre control de las administraciones. Los débiles ecologistas poco podemos hacer ante un decretazo como este, sólo nos queda esperar que los propios mecanismos de control del Estado de derecho, sean políticos o judiciales, pongan freno a este nuevo aborto de la mente del señor Biel, y si no, el tiempo dirá.