En la última reunión del G-20, ha quedado de manifiesto, a juicio de Ecologistas en Acción, el divorcio entre las necesidades reales del Planeta y los intereses de gobiernos y trasnacionales. No se han tratado las causas del actual desastre económico, por el contrario, se plantean medidas cosméticas para que lo sustancial no cambie.

Ecologistas en Acción, a través de Luis González, coordinador de esta organización, manifiesta su repulsa y decepción ante las conclusiones extraídas sobre la cumbre económica en Washington: “No se ha realizado ninguna reflexión que cuestione la lógica de la economía especulativa, sólo se intenta una huida hacia delante desde la irracionalidad. Por eso se plantea un flujo desorbitado de riqueza pública para paliar el desastre de los mercados, además de medidas que abundan en la destrucción del planeta, proponiendo gigantescas inversiones con el objetivo cortoplacista de limitar la sangría de desempleados, inversiones que pretenden incrementar el consumo y crear obra pública, entre otras cosas”.

González, también ha apuntado el desatino que supone algunas de las cosas que se han escuchado en esta cumbre: “es un insulto a la inteligencia, que en la actual coyuntura aún se tenga la indecencia de advertir contra la excesiva regulación del mercado, lo que, según algunos mandatarios, ahogaría el crecimiento económico y el flujo de capitales”.

“Lo cierto es, que los hedge funds, seguirán sin regularse y que de manera opcional tendrán en cuenta, o no, una serie de sugerencias de buenas prácticas. Tampoco parece honesto que se intente reforzar la confianza en el sistema, a través ligeros aumentos del coeficiente de caja de los bancos, sin cambiar la base especulativa con la que se lucran.” Según el coordinador de Ecologistas en Acción, el cónclave de Washington, ha intentado con esta cumbre, conjurar el cuestionamiento estructural del sistema económico, lo que a su juicio será un clamor inevitable, a la luz de las crecientes bolsas de pobreza y desempleo.

“Debemos entender esta crisis como el fracaso de un modelo económico global que ha puesto en peligro el futuro de todas las personas. Es imprescindible comprender que el decrecimiento económico y la creación de un nuevo contrato entre el planeta y sus habitantes, son dos de las vías para salir del actual colapso, en definitiva, aprender que necesitamos menos para vivir mejor”.