El desplazamiento de población indígena por parte de Endesa en los pasados años para la construcción de una serie de presas en el alto Bío Bío (Chile) conllevó una fuerte resistencia por parte de la población. Ahora, el mismo río vuelve a ser protagonista del desplazamiento de población por la empresa, en este caso para la ampliación de su central térmica.

Así como en el Alto Bío Bío Endesa desplazó a comunidades indígenas para construir las represas Ralco y Pangue, en Coronel (Región del Bío Bío, Chile) planea desplazar a 228 familias para ampliar una central termoeléctrica de carbón, el combustible más contaminante.

Después de alcanzar un acuerdo con la empresa, 228 familias de las poblaciones Capitán Cabrejo y Haroldo Figueroa de la ciudad de Coronel, en la Región del Bío Bío, serán reubicadas tras la decisión de la compañía de ampliar la central termoeléctrica de carbón Bocamina.

El plazo estimado de entrega de las viviendas es de, al menos, 18 meses, pero por el momento, las familias seguirán viviendo en sus casas, mientras la empresa retomará las obras. La medida se anunció cuatro días después de que la Corte Suprema ordenara la paralización de las obras, al confirmar que las viviendas aledañas sufrían el deterioro de la infraestructura de sus casas, además de la contaminación generada por la primera etapa de las obras.

Para Ecologistas en Acción, Endesa reedita así el modus operandi que aplicó en el Alto Bío Bío, donde impuso proyectos hidroeléctricos ilegales por la vía de los hechos consumados, “reparando” a posteriori, cuando no le ha quedado otro remedio. Unos proyectos que más tarde costaron una fallo adverso al Estado chileno en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Igual que entonces, Ecologistas en Acción vuelve a mostrar su más firme rechazo a la actuación de la eléctrica, no sólo por el desplazamiento de la población, sino también por su apuesta por la generación eléctrica con la tecnología más contaminante.