Sobre río Grande pesa una maldición. O más bien acecha la codicia, que ha puesto sus ojos sobre este río sin par. Quizá porque queden ya pocos ríos en la provincia por destruir…

A principios del nuevo siglo el pueblo de Guaro al completo, con la Coordinadora contra la presa al frente, el apoyo inequívoco del ayuntamiento de Guaro y de organizaciones medio ambientales de Coín y Málaga, tuvo que salir varias veces a la calle a exigir que se parase el proyecto. Y se consiguió. Por el rechazo de los activistas, porque había alternativas para las necesidades reales (que no para caprichos y despilfarros) y porque la Directiva Marco del Agua, ya en vigor, exigía devolver a los ríos su buen estado ecológico para 2015.

En 2006, nos encontramos, de nuevo, que la codicia del despilfarro y de las empresas, con el consentimiento necesario de la Administración, puso sus manos sobre el río, intentando hacer un azud en Cerro Blanco y una conducción hasta el Atabal, para abastecimiento de Málaga capital.

En esta ocasión, fue el pueblo de Coín al completo, con la Coordinadora de río Grande al frente, el apoyo del Ayuntamiento y de organizaciones medio ambientales el que impidió que se volviese a agredir al río, con el agravante de que se incumplía la palabra dada con anterioridad de no tocar el río.

El conflicto concluyó cuando el pasado 18 de mayo del 2007, el Director General del Ministerio de Medio Ambiente, Adrián Baltanás, envió una carta al Alcalde de Coín, en la que entre otras cosas le decía:

“Asimismo- y como ya te indicaba en mi escrito del pasado 12 de marzo, en el que te ratificaba el abandono total de la idea de hacer una supuesta presa en Cerro Blanco-…”
Y más adelante, el Director General, se expresa de nuevo de forma inequívoca. Refiriéndose ahora a la conducción ( vulgo “tubos”) decía literalmente lo siguiente:

“a) La captación del agua conducida a El Atabal – inicialmente prevista mediante la construcción de un azud aguas arriba de río Grande- se ubicará en el entorno del azud ya existente en la confluencia de Guadalhorce y Grande, llamado Barullo o Aljaima, por
lo que quedaría descartada la construcción del azud anterior…
b) En consecuencia, la tubería de conducción sólo se construye, lógicamente, desde dicha confluencia- en las inmediaciones del azud ya existente- hasta el Atabal, ELIMINANDO POR COMPLETO LOS TRAMOS DE TUBERÍA INICIALMENTE PREVISTOS A LO LARGO DE RÍO GRANDE( minúscula en el original)”

De nuevo, en la navidad de 2008 ( ¡menudo regalo de Reyes!), lo que se nos decía como “lógico” deja de serlo y se vuelve al Barullo, anunciándose la financiación de la conducción fallida en 2006.
A pesar del desmentido emitido con posterioridad por la Consejería de Medio Ambiente el 22 de diciembre, el pasado 8 de enero de 2009 aparece en el Boja nº4, p. 74, una subvención de 12.505.61 € a favor del ayuntamiento de Málaga y para “la “Conducción desde Cerro Blanco a la estación de tratamiento de agua potable de El Atabal”. En los antecedentes del citado Boja se cuenta la historia hasta la firma del Convenio regulador del 3 de agosto del 2006, ignorándose el dictamen del director General arriba mencionado.

Ante tanto despropósito la Coordinadora de río Grande, que representa a la inmensa mayoría del pueblo de Coín y gran parte de la comarca del Valle del Guadalhorce junto a las Sierra de las Nieves, para este asunto- como lo ha demostrado en las dos pasados años con la convocatoria de varias manifestaciones a las que ha acudido la casi totalidad del pueblo- quiere expresar lo siguiente:

1º Exigimos que en Boja aparezca la rectificación expresa y clara de que se desecha la conducción inicial desde Cerro Blanco al Atabal, como ya se había comprometido el Ministerio de Medio Ambiente en 2007.

2º Que para evitar nuevas tentaciones por parte de las Administraciones competentes, ante las presiones de otros sectores o ciudades, se declare río Grande como río protegido de acuerdo con la legislación vigente.

En caso de que no se cumpliesen con estas exigencias nos veríamos obligados a la movilización, como ya hemos hecho en las dos anteriores ocasiones, y a tomar todas las medidas legales y pacíficas que en derecho nos corresponden.