Informe de Ecologistas en Acción de Zaragoza sobre el proyecto de Exposición Internacional Zaragoza 2008 en el Meandro de Ranillas para el Bureau International des Expositions

ANTECEDENTES Y ESTADO DE LA CUESTIÓN

Desde que, hace aproximadamente unos ocho años, surgió el proyecto de
celebrar una exposición internacional en Zaragoza, desde Ecologistas en
Acción de Aragón vimos con gran preocupación que ésta se planeara sobre el
Meandro de Ranillas, una zona de gran valor cultural y natural que, hasta
entonces, había sido reivindicada por las asociaciones ciudadanas y
ambientalistas de la ciudad como el gran pulmón verde que necesitaban los
barrios de la Margen Izquierda del Ebro.

En estos años, durante los que el actual proyecto de la Expo 2008 en
Zaragoza iba tomando forma, nuestra postura ha tratado de ser constructiva:
hemos tratado de mostrar a la ciudadanía el gran valor ecológico y cultural
de Ranillas y hemos tratado de que se tuvieran en cuenta otras zonas de la
ciudad para acomodar la Expo.

Los promotores de la Expo 2008 en Zaragoza, sin embargo, no sólo han tratado
de ignorar nuestras propuestas, sino que han avanzado en su proyecto, el
cual ha ido poco a poco creciendo en sus aspectos propiamente urbanísticos,
con algunas propuestas de actuación bastante cuestionadas desde algunos
sectores de la ciudadanía, como el gran Pabellón-Puente o el azud del Ebro,
el canal de aguas bravas en Ranillas o la creación de la Villa Expo en el
barrio de La Almozara.

Por el contrario, las prometidas actuaciones tendentes a la protección,
conservación y recuperación de los valores naturales y paisajísticos de las
riberas del Ebro zaragozano y más concretamente del Meandro de Ranillas, no
sólo se hallan prácticamente paralizadas, sino que incluso hemos podido
observar cómo Ranillas y otros enclaves de nuestras riberas se iban
deteriorando poco a poco sin que nadie pusiera remedio durante todos estos
años.


CONTRA LA EXPO 2008 EN EL MEANDRO DE RANILLAS

1. Porque Ranillas es un enclave natural y agrícola de gran interés, el
último gran superviviente de los ecosistemas ribereños del periurbano
zaragozano.

Los ecosistemas naturales de Ranillas (sotos, mejanas y riberas) y los
agrosistemas aledaños (huertas), ligados a la dinámica fluvial de los
meandros y al aprovechamiento antrópico de las márgenes, constituyen en la
actualidad auténticos enclaves relictos que tienen especial trascendencia en
el contexto urbano y periurbano de Zaragoza, no sólo como espacios naturales
privilegiados para el mantenimiento de la biodiversidad o la defensa de las
orillas ante las avenidas, sino también como espacios productivos
(horticultura) o de esparcimiento y formación de los ciudadanos. Los
ecosistemas ribereños, considerados de los más productivos del planeta, se
caracterizan por contener un número de especies más elevado que los
ecosistemas circundantes. Constituyen corredores biológicos fundamentales
para la migración y movilidad de animales, plantas y nutrientes, conectando
distintas regiones y ambientes de una misma cuenca hidrográfica. Entre
ellos, los bosques de ribera o sotos son ecosistemas de indudable valor
natural, muy especialmente en el contexto árido de la Depresión del Ebro.

Conservados estos parajes ribereños muy poco modificados hasta comienzos del
siglo XX, han sido testigos de una drástica y progresiva reducción de su
superficie original, hasta casi su completa eliminación. A pesar de las
excesivas roturaciones, de las extracciones de áridos o de la construcción
de motas y diques, el Meandro de Ranillas ha sobrevivido y llegado hasta
nosotros como un valioso patrimonio que merece nuestra atención y la puesta
en marcha de una serie de políticas activas que lo pongan en valor desde el
punto de vista de la conservación y del desarrollo sostenible. Además, la
conservación de Ranillas tiene un valor añadido porque se localiza en torno
a una gran urbe como Zaragoza, en el meandro ubicado aguas arriba del núcleo
urbano.

El soto y la huerta del Meandro de Ranillas quedaron al margen del
desafortunado proyecto de urbanización, en la década de 1980, del Polígono
Rey Fernando (ACTUR), también en plena llanura de inundación del río Ebro,
siendo reivindicados por los vecinos como pulmón verde de la margen
izquierda. Sin embargo, en los últimos años, Ranillas se ha visto
revalorizado desde el punto de vista urbanístico, sobre todo a partir del
proyecto de construcción del Tercer Cinturón de Ronda que, con su puente del
Tercer Milenio sobre el Ebro, convertiría las huertas de Ranillas en una
zona muy apreciada desde el punto de vista urbanístico: entre dos áreas muy
pobladas al oeste de la ciudad (Delicias-L¹Almozara en la margen derecha, y
Rey Fernando-Polígono de Santiago en la margen izquierda). Más
recientemente, el proyecto de la Expo 2008, sin una información veraz y
precisa a los ciudadanos (sólo una campaña mediática efectista digna de la
más enloquecida campaña electoral), sin ningún tipo de estudio ni evaluación
detallada sobre su rentabilidad e instalación o posibles alternativas para
su ubicación, amenaza con cercenar los valores ecológicos, agrícolas y
recreativos de este singular espacio periurbano.

2. Porque dudamos de la capacidad de gestión urbanística y ambiental del
Ayuntamiento de Zaragoza.

Si algo ha caracterizado a la ciudad de Zaragoza durante las últimas décadas
ha sido su manifiesta incapacidad de gestión urbanística y ambiental. En el
casco histórico de la ciudad la descatalogación de edificios de interés y
las recalificaciones a la carta contrastan con el retraso que llevan los
proyectos de rehabilitación, a pesar de contar con financiación europea. El
Plan General de Ordenación Urbana, el máximo instrumento de planificación de una ciudad, es actualmente un
documento sin valor, ignorado secular y sistemáticamente por nuestros
gestores municipales.

Los espacios naturales del municipio (estepas y riberas) no corren mejor
suerte: estos enclaves carecen de protección (ni siquiera el Galacho de
Juslibol ostenta una figura reconocida por la legislación vigente). El Plan
del Ebro, elaborado desde una perspectiva exclusivamente urbanística,
adolece de una falta de visión ambiental y no recoge ninguna de las
principales reivindicaciones vecinales y ecologistas acerca del Dominio
Público Hidráulico (recuperación del Soto Militar, del Tiro de Pichón, del
Náutico o de las instalaciones de Helios para uso público; eliminación del
efecto barrera que produce el tráfico rodado en el Paseo de Echegaray o en
la Vía de Ribera de la Margen Izquierda, etc.).

En estas circunstancias de ausencia de planificación urbanística y ambiental
(ambas íntimamente vinculadas con el concepto «calidad de vida»), desde el
Ayuntamiento de Zaragoza se han propiciado todo tipo de «pelotazos»
especulativos (recompras y revalorizaciones abusivas en los terrenos
afectados por el Tercer Cinturón de Ronda, o los proyectos de expansión
urbana en Arcosur, al sur de la urbe).

3. Porque creemos que el proyecto sobre Ranillas, tal como está concebido
actualmente, sólo responde a la intención de sacar partido urbanístico a
unos terrenos que en los últimos años se han visto revalorizados con la
construcción de la estación del AVE y del futuro puente del Tercer Milenio.

Recordamos que la Expo 2008 surge como un proyecto «estrella» cuya idea
inicial fue lanzada en un contexto electoral por el PSOE y, posteriormente,
fue recogido en la pasada legislatura por el gobierno del PP-PAR en el
Ayuntamiento. Ha sido vendido a la ciudadanía como algo «necesario e
ilusionante», como la panacea que resolverá décadas de falta de inversión
estatal en las infraestructuras de la ciudad, que permitirá recuperar las
riberas para el uso y disfrute públicos, y que dará renombre internacional a
Zaragoza.

La realidad, sin embargo, es que los promotores de la Expo 2008 han
impulsado un proyecto que ha evitado el debate ciudadano y político en los
temas más polémicos (ubicación, suelos públicos o suelos privados,
aparcamientos, tráfico…), rechazando con escasos argumentos propuestas
alternativas de ubicación e imponiendo un emplazamiento (Meandro de
Ranillas), de gran valor natural y paisajístico. Así mismo, el Consorcio
pro-Expo (ahora Sociedad) y el Ayuntamiento de Zaragoza se han lanzado a
negociar la compra de los suelos de Ranillas, aspecto que supondría un gran
desembolso a las exhaustas arcas municipales (los propietarios de las
huertas solicitan entre 60 y 85 euros el metro cuadrado), para adquirir una
zona que presenta graves problemas geotécnicos y de seguridad (es
inundable), y carece de la necesaria Evaluación de Impacto Ambiental.


ALTERNATIVAS

Desde Ecologistas en Acción apuntamos algunas propuestas alternativas que, a
nuestro entender, permitirán recuperar y conservar el Meandro de Ranillas
para el uso y disfrute de los ciudadanos. No hay necesidad de actuar con
proyectos especulativos y onerosos. No son necesarias las grandes
inversiones para recuperar los espacios ribereños. No es necesario modificar
el paisaje y alterar los ecosistemas. Sólo es necesaria la imaginación y la
voluntad política de actuar por el bien común. Nadie jamás podrá acusar a
Ecologistas en Acción de tener intereses particulares cuando solicitamos:

- Protección efectiva para todo el espacio comprendido en el Meandro de
Ranillas, y su consideración definitiva como suelo no urbanizable en el Plan
General de Ordenación Urbana.

- Deslinde del Dominio Público Hidráulico y de la Zona de Policía.

- Incorporación del Meandro de Ranillas a la Red Natura 2000 como Lugar de
Importancia Comunitaria.

- Proposición de la Huerta de Ranillas como Parque Agrario (que permita
mantener e impulsar la horticultura existente en la zona). A su vez, el
Parque Agrario constituiría la Zona Periférica de Protección del Soto de
Ranillas, declarado como Reserva Natural Dirigida según la Ley 6/1998 de
Espacios Naturales Protegidos de Aragón.

- Impulso de mercados de proximidad o «agrotiendas» y creación de una
asociación de consumidores de los productos de la Huerta de Ranillas en el
barrio del ACTUR.

- Restauración de los espacios degradados en Ranillas (vertidos ilegales,
escombreras, actividades extractivas), así como recuperación de elementos
patrimoniales de interés (torres agrícolas, vías agropecuarias, sistemas de
riego tradicionales, acequias y cañaverales, vegetación cortaviento en las
huertas, etc.).

- Medidas para financiar actividades de sensibilización y educación
ambiental en estos enclaves, fomento del naturalismo y el senderismo,
impulso de huertos sociales para la Tercera Edad, etc.