Una nueva herramienta para la conservación de la biodiversidad.

Laura Patricia Gavilán, Jaume Grau, Theo Oberhuber, miembros de Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 73.

IPBES es una plataforma Intergubernamental científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas, que funcionará como una interfaz bidireccional entre la comunidad científica y los responsables de la toma de decisiones en materia de biodiversidad.

Tras más de 7 años de negociaciones la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas, IPBES, fue establecida el pasado 21 de abril de 2012 en la ciudad de Panamá. Ecologistas en Acción desearía confiar en las palabras con las que se le dio la bienvenida “hoy, ha ganado la biodiversidad”.

Unos 100 países, con la excepción de Bolivia, Venezuela y Egipto, acordaron el diseño operativo de esta Plataforma, después de una semana difícil con un marcado juego de intereses geoestratégicos, que se anteponen a la conservación de la naturaleza. Finalmente, la ciudad alemana de Bonn se hizo con la Secretaría, tras ganar la apuesta con una oferta de más de 1,3 millones de dólares anuales, que serán aportados por el Gobierno alemán con el fin de poder hacerse con otro organismo internacional que sumar a las 18 oficinas de Naciones Unidas establecidas ya en esta ciudad.

La Plataforma pondrá a disposición de los tomadores de decisiones (responsables políticos a nivel global, regional, nacional, etc.) el mejor conocimiento disponible sobre el estado de la biodiversidad y responderá a las necesidades de información técnicas y políticas formuladas por los países miembros. Esta iniciativa, no tiene como fin generar nuevo conocimiento, sino recoger información científica y conocimientos tradicionales ya disponibles sobre biodiversidad y servicios de los ecosistemas para hacerlos más accesibles a los responsables políticos y a la sociedad en general.

Puede considerarse como un mecanismo mundial con vocación normativa, reconocido por la comunidad científica y normativa, que recopilará información significativa para la toma de decisiones. Sin embargo, conviene destacar que solo proporcionará información normativa relevante para las políticas porque no tiene carácter preceptivo.

IPBES generará y publicará informes científicos periódicos de valoración del estado de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas, que podrán servir como punto de partida para identificar necesidades de actuación y para evaluar los resultados de las políticas de conservación en todo el planeta. Estos informes tendrán un enfoque inter y multidisciplinario, incorporando tanto las ciencias sociales como las naturales.

Esta Plataforma también pretende responder a necesidades de formación sobre biodiversidad, fundamentalmente en el ámbito político y normativo, dando prioridad a los países en vías de desarrollo.

Independencia, objetividad y credibilidad

Sus tres principios básicos de funcionamiento son: independencia, objetividad y credibilidad. La independencia científica, credibilidad, pertinencia y legitimidad pretenden asegurarse a través de la revisión externa del trabajo realizado y la transparencia en los procesos de decisión.

El funcionamiento de IPBES dependerá de aportaciones voluntarias. En época de crisis parece que no hay dinero público para costear esta plataforma, así que se aprobó (con Bolivia como único Estado en contra) que el fondo fiduciario se abriese a todo tipo de aportaciones, públicas, privadas, de fundaciones, etc. con el condicionante de que este dinero no podría estar supeditado al desarrollo de una determinada actividad o proyecto, sino que será el plenario quien decida a qué se destina cada partida. La duda que nos genera este sistema es que, evidentemente, una contribución voluntaria no garantiza el mantenimiento a largo plazo de la Plataforma, ya que en cualquier momento un país o varios países pueden dejar de contribuir; y que las decisiones democráticas de los plenarios, podrían estar al servicio de determinados intereses económicos, si surgiese el caso.

Su organización será muy sencilla, se estructurara en torno a dos cuerpos subsidiarios, un bureau y un panel de multidisciplinar de expertos (MEP, en sus siglas en ingles para Multidisciplinary Expert Panel). De momento, este último cuerpo estará representado de manera provisional por expertos de distintos organismos de Naciones Unidas.

El programa de trabajo de la Plataforma ha sido enfocado de abajo-arriba, es decir, partiendo del nivel local-nacional hacia niveles regional e internacional. Entre sus principales cometidos está identificar lagunas de conocimiento, desarrollo de capacidades, colaborar con las iniciativas existentes sobre biodiversidad y servicios de los ecosistemas, tanto de redes científicas como de poseedores de conocimiento tradicional, abordar la biodiversidad terrestre, marina y de aguas interiores y los servicios de los ecosistemas y sus interacciones, respetando la contribución del conocimientos indígena y tradicional, recurrir a procesos claros, transparentes y científicamente creíbles para intercambiar, compartir y utilizar información y tecnologías de todas las fuentes relevantes. Al mismo tiempo se reconoce la necesidad de la igualdad de género en todos los aspectos de trabajo.

En cuanto a la membresía del IPBES, uno de los puntos más ferozmente discutidos, se ciñe únicamente a Estados como miembros con derecho a voto en el Plenario, por lo que de momento deja fuera a la Unión Europea. Todavía falta por definir el papel de las partes interesadas en el proceso, baza desesperadamente aprovechada por la UE, que sorprendentemente mostró su preocupación por la necesidad de incorporar de la manera más eficaz posible las aportaciones de la sociedad civil y comunidades locales.

Diferencia de esta plataforma con otras iniciativas de asesoramiento científico a escala global

Se puede considerar al IPCC, Panel Intergubernamental del Cambio Climático, como inspirador del IPBES, pero hay bastantes diferencias entre estas dos iniciativas. El IPBES es un órgano científico-normativo, con una clara vertiente normativa de la que carece el IPCC, además de tomar en consideración (por lo menos sobre el papel) el valor del conocimiento indígena y local para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas.

También pude considerarse al Cuerpo Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico del Convenio de Diversidad Biológica como un instrumento de similares características. Sin embargo, IPBES será una plataforma más amplia, que proporcionará información, no sólo al Convenio de Diversidad Biológica, sino también al Convenio de Desertificación, Convenio de Especies Migradoras, Convenio de Ramsar, Convenio de Cambio Climático, a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas, así como a Protocolos y otro tipo de acuerdos internacionales. La principal función de este cuerpo subsidiario (Artículo 25 del Convenio de Diversidad Biológica) es apoyar la implementación del programa de trabajo establecido en la Conferencia de las Partes y del Plan Estratégico del Convenio de Diversidad Biológica.

Nuestra valoración

Ecologistas en Acción celebra, en términos generales, esta respuesta global de lucha contra la pérdida de biodiversidad y degradación de los ecosistemas.

Abogamos por la vocación normativa de la Plataforma, de tal manera que los resultados puedan ser fácilmente traducidos en normas y/o estrategias, pero desafortunadamente los delegados expusieron repetidamente que IPBES producirá políticas relevantes pero no descriptivas.

Consideramos que una iniciativa de este tipo debe contribuir a que la sociedad tome conciencia sobre la trascendencia de la conservación per se de la diversidad biológica. Pero sin embargo, vemos con preocupación una fuerte tendencia antropocéntrica en su idiosincrasia que seguramente acompañará a todas las decisiones que se generen. Hacer bandera de los servicios de los ecosistemas como único argumento para la conservación resulta tremendamente reduccionista y utilitarista; si realmente queremos que la sociedad demande biodiversidad y se conciencie de que los servicios ecosistémicos son indispensables para nuestra supervivencia (servicios de abastecimiento, regulación, culturales y de esparcimiento), es necesario dar a conocer el valor intrínseco de la biodiversidad. Para ello, se debe apoyar el desarrollo de herramientas de comunicación, educación y sensibilización pública que tengan el mayor alcance posible.

El lenguaje hasta ahora se ha utilizado en estos documentos no es casual, y deja entrever un fuerte sesgo económico, ¿”valoramos aquello que nos es útil y justamente por ello, debemos conservarlo, e incluso mercantilizarlo”?

Para atajar esta gran crisis ecológica actual, resulta indispensable que IPBES incorpore un análisis socioambiental amplio y claro sobre los impulsores directos y las causas subyacentes de la destrucción de biodiversidad, es decir, que vaya más allá de las principales presiones directas ya conocidas. Algunos de estas causas indirectas son de carácter sociocultural y no pueden ser objeto de medidas normativas. Pero otras como la actividad económica, volumen del comercio internacional, pautas de consumo per cápita, y/o cambios científicos y tecnológicos, pueden y deben ser reguladas si realmente queremos detener la destrucción de la biodiversidad.

Para que esta Plataforma Intergubernamental sea útil y realmente gane la biodiversidad es necesario que se enfoque la conservación de manera holística. El objetivo no debería ser otro que detener la destrucción de biodiversidad, e iniciar las restauraciones ecológicas necesarias para garantizar la conservación de la vida en la tierra, y sus procesos y funciones, como requisito indispensable para mantener también la existencia humana futura.