Hoy comienza el juicio a la petrolera Shell en Nueva York por su complicidad en el asesinato de nueve activistas ogonis en 1995. Con este telón de fondo Ecologistas en Acción pide al Gobierno español que no limite la jurisdicción internacional, y que legisle para poder pedir responsabilidades de las multinacionales en el extranjero.

Hoy comienza el juicio a la petrolera Shell en Nueva York por su complicidad en el asesinato de nueve activistas ogonis en 1995. Los ogonis, organizados en el Movimiento para la Supervivencia del Pueblo Ogoni (MOSOP), se venían oponiendo mediante una movilización pacífica sostenida a las extracciones petroleras en el Delta del Niger. Por ello fueron condenados a muerte por la dictadura nigeriana. Entre los ejecutado estuvo Ken Saro-Wiwa, un célebre ecologista y poeta.

La petrolera anglo-holandesa estuvo presente en Nigeria desde el descubrimiento del crudo, en 1958, cuando todavía era colonia británica. Su final en Nigeria sobrevino después del escándalo internacinal que supuso el asesinato en la horca de los activistas ogonis.

Desde entonces Nigeria sigue exportando crudo (hoy es la octava productora del mundo) y la situación social y ambiental de los ogonis no ha hecho más que degradarse. Esto ha motivado que la lucha contra las extracciones petroleras incluya ya el boicot de las instalaciones.

Shell está acusada de indicar al Gobierno nigeriano la necesidad de reprimir al MOSOP y de suministrar armamento al ejército. Las pruebas son tan sólidas que han conseguido que, 9 años después de los asesinatos, una de las mayores petroleras del mundo, una de las mayores empresas del planeta, se siente en el banquillo de los acusados.

El juicio ha sido posible gracias a dos leyes estadounidenses, la Alien Tort Statue y la Ley de Protección de Víctimas de Tortura, que permiten juzgar en tribunales estadounidenses violaciones de los derechos humanos en todo el mundo.

Ecologistas en Acción quiere aprovechar este día para sacar a la luz pública una serie de reibindicaciones políticas.

En primer lugar mostrar un ejemplo de la importancia del mantenimiento de la jurisdicción internacional por parte del Gobierno. Es fundamental que estos crímenes puedan ser juzgados.

En segundo lugar, es imprescindible que lo que se está haciendo en Nueva York con Shell se haga en Madrid con Repsol-YPF. La petrolera española es responsable de la degradación de espacios naturales de altísimo valor, como el Parque Nacional Yasuní (Ecuador); está implicada en varios accidentes, algunos mortales, por negligencia (Bolivia); está acusada de evasión de impuestos (Ecuador); de envenenar al pueblo mapuche por la degradación de sus condiciones ambientales (Argentina); o es señalada por supuesta connivencia con los paramilitares (Colombia) y con dictaduras (Guinea). Todas estas acusaciones deben pasar de la prensa a los juzgados y para ello el Gobierno español debe legislar para que así sea posible, exigiendo responsabilidades por sus actuaciones a las transnacionales españolas en el extranjero.

En tercer lugar, Ecologistas en Acción constata, una vez más, que el petróleo es una maldición. Es una maldición para los pueblos indígenas que viven sobre él, como lo saben los ogonis, los mapuches (Argentina) o los guaranís (Bolivia). Es una maldición pues acarrea violencia y muerte, como lo saben en Arauca (Colombia) o en Iraq. Es una maldición, en definitiva, porque es el primer responsable del principal problema socio-ambiental de la humanidad: el cambio climático.

Finalmente, Ecologistas en Acción se solidariza con el pueblo ogoni y desea que se haga justicia en Nueva York y Shell sea declarada culpable.