En 1997 provocó un grave vertido de gasoil en la Bahía de Cádiz que sigue impune.

Frente a la playa de la Inmaculada de El Puerto de Santa María, muy cerca del lugar donde encalló el 6 de noviembre de 1997 y vertió 300.000 litros de gasoil a aguas de la Bahía de Cádiz, se encuentra fondeado el JP Bobo, buque que trabaja para la Marina norteamericana. El buque se encuentra vigilado por lanchas de la Marina USA que impiden acercarse a cualquier embarcación.

El vertido provocó un importante episodio de contaminación, con la muerte de miles de kilos de almejas y el cierre temporal del caladero para la pesca. Ecologistas en Acción denunció al capitán y a los armadores por delito ecológico, denuncia que terminó por ser archivada siete años más tardes, después de una azarosa instrucción paralizada durante años por falta de traductores y por encontrase el capitán en paradero desconocido, no acudiendo a las requerimientos judiciales. Tampoco la Consejería de Medio Ambiente ni el Ayuntamiento ayudaron a exigir responsabilidades penales por este vertido. La CMA elaboró un informe en el que aseguraba que no estaba demostrado que el vertido hubiera provocado la mortandad de moluscos y la contaminación de peces; el Ayuntamiento apoyó esta peregrina tesis, lo que no impidió que pidiera, y obtuviera, indemnizaciones de las autoridades norteamericanas por los gastos de recogida de los miles de kilos de almejas, pero nunca se indemnizó por los daños ecológicos ni se resolvieron las responsabilidades penales.

Ahora, el JP Bobo fondea desafiante ante las playas de El Puerto, sin que las autoridades españolas hagan nada al respecto. Archivadas las diligencias judiciales, lo que procede es expulsar a este navío de infausto recuerdo de nuestras aguas territoriales. Es lo menos que podemos hacer para denunciar la impunidad con que se resolvió el vertido del buque e impedir que estos hechos vuelvan a suceder.