El espacio en cuestión tiene una superficie de alrededor de 18.000 metros cuadrados y ha sido reiteradamente reivindicado por la asociación Córdoba Ecuestre para la realización de pistas de entrenamiento y el desarrollo de espectáculos al aire libre. Para Ecologistas en Acción no parece razonable pretender organizar este tipo de actividades y de espectáculos en pleno casco histórico, ocupando un espacio que, por su localización en un entorno de uso residencial, debe ocuparse exclusivamente para el desarrollo de infraestructuras de uso estrictamente ciudadano.

El colectivo ecologista entiende que un espacio de estas características, situado en pleno corazón de la zona delimitada como Patrimonio de la Humanidad, y en el pasillo verde que conforman el río, los jardines del Alcázar, el Jardín Botánico y el parque Cruz Conde, debe sumarse a dicho pasillo con iniciativas que tengan una proyección ciudadana y un componente participativo. No en vano, tanto en la Agenda 21 como en numerosas asambleas de presupuestos participativos, se ha expresado con muchos argumentos la necesidad de habilitar en la ciudad Huertos Urbanos.

Los usos propuestos por Córdoba Ecuestre, sin embargo, por sus características de tipo ganadero y por generar una elevada concentración de personas en los espectáculos que programe, deben orientarse hacia localizaciones más alejadas del casco urbano.
Los Huertos Urbanos o Huertos Municipales de Ocio son experiencias muy desarrolladas en el conjunto del Estado español con inmejorables resultados. Se trata de parcelas de propiedad pública de superficies variables, pero cercanas al centenar de metros cuadrados en las que las administraciones autorizan, generalmente por concesión administrativa, el cultivo de productos de huerta, normalmente en régimen de agricultura ecológica para que no haya que manipular fitosanitarios peligrosos y como garantía de respeto a la salud y al medio ambiente. Estas experiencias, en muchos casos destinadas preferentemente a jubilados y jubiladas y en las que se excluye el uso mercantil de la misma han demostrado ser una excelente terapia ocupacional y de ocio de las personas mayores, proporcionándoles espacios libres alternativos que les permiten realizar actividades físicas en contacto con la naturaleza. La experiencia es de tal calibre que ya son muchas las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos que se han dotado de Ordenanzas Municipales reguladoras de esta actividad que, en algunas localidades, agrupa a centenares de usuarios.

Esta actividad, en opinión de Ecologistas en Acción, podría servir de recurso didáctico para la población escolar e, incluso, de reclamo turístico pudiendo actuar como oferta complementaria a la convencional, habida cuenta del notable interés que despierta entre la población en general. Podrían también, como sucede en otras localidades, actuar como fincas colaboradoras para la conservación “in situ” de variedades en peligro de extinción o para contribuir a mantener la diversidad genética de los productos hortofrutícolas.

En las condiciones actuales de revalorización de la actividad agrícola y de búsqueda de materias primas de proximidad que eviten el transporte de mercancías, con el elevadísimo coste medio ambiental consiguiente, esta actividad cobra un especial significado que Ecologistas en Acción enmarca en la necesidad de apostar por políticas de Decrecimiento, de reducción del consumo de carne en la dieta alimenticia de Occidente y de recuperación de actividades agrícolas en el entorno de las ciudades.