Ecologistas en Acción exige un replanteamiento de la gestión forestal
de los montes, modificando paulatinamente las masas repobladas de pinar y eucaliptos hacia las formaciones autóctonas, ya que buena parte de los grandes incendios forestales se han debido a sucesivas reforestaciones con especies pirófitas, fundamentalmente pinos y eucaliptos que favorecen los grandes incendios.

Ecologistas en Acción denuncia que buena parte de los grandes incendios (más de 500 hectáreas) del presente año se han producido sobre zonas de pinar repoblado o sobre zonas de matorral evolucionadas en áreas ya reiteradamente incendiadas. Mientras que rara vez se produce un gran incendio en bosques maduros autóctonos, concretamente este año sólo se ha producido uno en Cabañeros y ha sido provocado. Esto se debe a que las quercíneas resisten mejor el avance del fuego, ayudan a extinguirlo, y, a la vez, se regeneran mejor del fuego. Mientras que los pinares alimentan al fuego con la resina de los árboles y, además no rebrotan, por lo que tras un incendio en un pinar sólo rebrota matorral.

Aunque los principales responsables de los incendios forestales son las
personas que accidental o intencionadamente lo provocan, no es
casualidad que la superficie arbolada mas afectada por los incendios
forestales en la década 1996-2005 haya sido de pinus pinaster (27,96%), de pinus halepensis (11,32%) y de Eucalyptus globulus (9,76%).

La suma de la superficie quemada de las dos principales especies de
eucaliptos en dicha década alcanza el 15,48%, pese a que la superficie
total de distribución de las diferentes especies de eucalipto es cuatro
veces inferior a la de la encina, 500.000 hectáreas de eucaliptos frente
a 2 millones de hectáreas de encinas.

Un ejemplo de esta situación, es el incendio iniciado el 28 de julio en
Arenas de San Pedro (Ávila), donde ardieron mas de 5.000 ha. Y en la que se ha aplicado una gestión forestal productivista de los montes,
primando las sucesivas reforestaciones con especies pirófitas como los
pinos, lo que ha convertido la zona en uno de los puntos negros por
superficie forestal quemada y por incendios forestales del centro
peninsular.

Esta problemática se ha dado ya en años anteriores, por ejemplo en el
pavoroso incendio forestal de Minas de Riotinto, en 2004, con dos
fallecidos y 35.000 hectáreas calcinadas en las provincias de Huelva y
Sevilla (Andalucía). El frente de fuego se encontró con cientos de
hectáreas de cultivos forestales, particularmente, de eucaliptos, con lo
que la progresión del fuego estaba más que asegurada, ya que estas
especies alóctonas actúan como propagadoras del fuego.

Otro claro ejemplo es Galicia, donde se producen la mayoría de los
incendios y donde más de un tercio de su superficie está ocupada por
repoblaciones con especies pirófitas como pinos y eucaliptos. La alta
frecuencia de incendios está relacionada, en parte, con la sustitución
que se ha realizado de la vegetación autóctona por pinos y eucaliptos,
convirtiendo estas zonas en mas susceptibles de incendiarse.

Por todo ello, Ecologistas en Acción considera esencial un
replanteamiento de la gestión forestal de nuestros montes, modificando
paulatinamente las masas repobladas de pinos y eucaliptos hacia las
formaciones autóctonas. Se deberían sustituir los monocultivos de
eucaliptos y pinos por frondosas autóctonas y renunciar a repoblar con
estas especies pirófitas las áreas incendiadas. Además se deberían
fragmentar los extensos cultivos propensos al fuego mediante rodales de vegetación resistente con árboles caducifolios autóctonos, tales como robles, castaños, encinas o alcornoques, que se regeneran bien tras los incendios.