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Barbacoa

Un centenar de personas asistió a la concentración en protesta por la actividad militar en el Campo de Maniobras del Ejército de Tierra en Chinchilla (Albacete), y en particular por la producción de incendios que ocasiona (el último de ellos del 15 de julio quemó 1.100 hectáreas).

Esta protesta comenzó con una manifestación convocada por asociaciones juveniles de los pueblos afectados por el Campo de Maniobras (Asociación Juvenil Musical de Higueruela, Asociación Juvenil “Chichotera” de Hoya Gonzalo, Asociación Juvenil “Sin Mirar Atrás” de Chinchilla, Asociación Juvenil “La Quedada” de Casas de Juan Núñez y Asociación Cultural “Ecos” de Pozo Lorente), que terminó en la puerta del Gobierno Militar de Albacete, donde la Plataforma contra la militarización de Albacete había convocado una Barbacoa-Protesta.

La marcha transcurrió flanqueada por un desmesurado dispositivo policial, a pesar de que una vez tras otra el movimiento antimilitarista de Albacete da muestras de su postura no violenta.

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Unidad Militar de Emergencia Rápida

La protesta fue aderezada con tres burritos formando una «Unidad Militar de Emergencia Rápida», y el buen humor que nos acompaña.

En las pancartas podían leerse peticiones de que cese la actividad militar en la Sierra de Albacete, o sobre los efectos nocivos que ocasiona en la comarca, y se leyó el siguiente comunicado:

Los militares nos queman la sangre y la Sierra de Chinchilla. Merendémonos el militarismo

Aquí y ahora, desde los movimientos sociales de Albacete presentes y desde los pueblos afectados, con este acto lúdico-festivo reivindicamos la provincia de Albacete como un espacio desmilitarizado y donde no quepan prácticas ni actividad militar para preparar las guerras y conflictos armados que se cuecen en nuestra provincia y se sirven en el resto del Planeta como un menú bélico.

Avivados por las últimas brasas del incendio en el Campo de Maniobras de Chinchilla, avivados también por “civilizar” la Sierra y después de 4 décadas de militarismo rapante y cortijero, el 15 de julio se repitió la historia de fuego de otros tiempos y en otros lugares. No es la primera vez, ni será la última. Ahora han sido 1000 hectáreas quemadas, pero…¿Cuántas más han quemado por su mala y críptica gestión de la Sierra?. Dejaron arder, insistimos, “dejaron arder” y eso debe ser un delito. Hablan de seguridad para los servicios contra incendios, pero se quedan ahí, sin tener en cuenta la “seguridad” de la sociedad y de los pueblos que rodean el Campo de Maniobras. Hablamos del ocultismo de la información en estos temas que llaman “defensa nacional”, confundiendo la defensa civil con las armas y el militarismo, y cuando arde la Sierra, mi coronel, algo suyo se quema, pero también nos quema a nosotros.

Bombas y armamento desperdigados por ellos mismos desde tiempos pretéritos que hacen el paraje un campo minado de peligro por los siglos de los siglos. Hablamos de ser Albacete la provincia con más actividad militar detrás de Zaragoza, es decir una de las provincias con mayor impacto ambiental y social que el resto, os hablamos también de Cerro Murriano, de la Isla del Hierro, del Teleno en León, de las Bardenas de Navarra, de San Gregorio en Zaragoza, donde los incendios son una constante en sus campos de tiro y maniobras.

La actividad militar siempre ha sido dañina, peligrosa e inhumana. Horror para los seres humanos y error en el medio natural. Si las guerras destruyen, arrasan y asolan los paisajes y al paisanaje, su preparación tiene efectos tangibles y nefastos allá donde se ensayan y preparan. Hoya Gonzalo, Higueruela, Pozo Lorente, Casa de Juan Núñez, Chinchilla y Albacete están rodeados y militarizados, expuestos a hechos dantescos y peligrosos como el ejemplo del incendio.

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Jóvenes protestando

El principio de prevención se lo han fumado. La Sierra arde y hay causantes y culpables, pero hoy se esconden, militares y autoridades, en la cortina de humo negro de su abuso de la Sierra y su destructiva actividad. Desde 1950 la provincia huele a queroseno y oye ruidos de guerra de sus aviones, pero desde 1956 la Sierra es un autentico vertedero de la Industria Militar, un paraje peligroso e inaccesible, es un polvorín durmiente, un lugar donde se cuece la guerra.

La ciudad hoy, más que nunca huele a queroseno y la Sierra a “chuscarrao”. A pesar de todo, el incentivo militarista en la provincia sigue en aumento y la escuela de la OTAN lo corrobora, y los incendios en la Sierra tienen un cuño de desolación.

Sobre el incendio, no pedimos indemnizaciones, ni compensaciones, ni sobornos, ni políticas de mercadillo baratas para las poblaciones afectadas, queremos que nos dejen en PAZ, con mayúsculas, y que los militares se vayan de la Sierra, para que vuelva a ser de uso y disfrute de la gente “civilizada” de la Mancha.

¿Quién nos defiende de los que se autoproclaman “defensores nacionales”?. Nos queman la Sierra, la llenan de contaminación, de afecciones ocultas para la población y además abonan de armas y munición caduca y descontrolada de todo tipo, forma y destrucción el paraje de la Sierra. Y nunca pasa nada. Kafka tendría un ejemplo con el pastor que pasa con sus ovejas y lo condenan tachando a las ovejas y a un pastor de “enemigos”.

Para que las fuerzas no nos flojeen en reivindicar la Sierra desmilitarizada, usemos el fuego como algo positivo, merendemos, y que a nadie se le olvide que “donde se cuece la guerra” a fuego lento es aquí, en la Sierra Procomunal de Chinchilla. Cocinando guerras a fuego lento.