Ecologistas en Acción deplora la actitud de la Unión Europea de mantener a Honduras en la ronda de negociaciones para un Tratado de Libre Comercio entre el bloque europeo y los países centroamericanos. Esto supone un reconocimiento del gobierno golpista, además de una pésima decisión para la población y el entorno hondureño.

Las negociaciones se habían paralizado después del golpe de estado en Honduras, pero la Comisión Europea anunció ayer que se retomarán a final de mes. Según el calendario está previsto que Este Tratado de Libre Comercio entre en funcionamiento en 2010.

Estas negociaciones ya han suscitado importantes rechazos por parte de los movimientos sociales hondureños, que en una gira reciente por la UE, reclamaron una postura contundente por parte de Europa contra el golpe militar. Una postura que en opinión de las fuerzas democráticas de aquél país se debe mantener en el tiempo y debe afectar a todos los ámbitos de relación con los golpistas.

Uno de los aspectos fundamentales que quiere conseguir la UE con este tipo de tratados, es la liberalización de los servicios en los países latinoamericanos, ya que en la actualidad cuenta con el 25% de las exportaciones mundiales de servicios. En el acuerdo que se negocia con Centroamérica, se ha hablado que no habrá privatización de servicios públicos (el resto sí). Pero servicios públicos como el agua, para la UE son “servicios medioambientales” y están por lo tanto ligados a inversiones privadas, como ya está ocurriendo en Costa Rica.

En el caso concreto de Honduras, la pobreza se mantiene en niveles muy elevados con más de cinco millones de personas viviendo actualmente con menos de dos dólares al día. En este país, la malnutrición afecta al 30% de la población y, tras una década de liberalización de sus mercados agrícolas, se ha reducido en un 86% la producción de arroz y el gasto destinado a importarlo se multiplicó por 20. El TLC sólo agravará estas situación.

Por lo tanto, Ecologistas en Acción denuncia que la UE, con la reapertura de negociaciones, está haciendo un reconocimiento internacional del gobierno golpista hondureño, además de sentando las bases para un incremento de la pobreza y de la degradación ambiental en Centroamérica.