La suma de días en que algunas centrales nucleares no han estado operativas suman 572, muchos más que en 2007, en que pararon 420 días en total.

Una central nuclear en teoría sólo debe de parar para recargar combustible, proceso que dura, o debe durar, aproximadamente un mes. En 2009, al igual que en 2007, pararon para recarga siete de las ocho centrales nucleares españolas. Es decir, deberían haber estado paradas solamente unos 200 días, lejos de los 572 antes mencionados. El resto es debido a averías o al deterioro de sus componentes que hacen imprescindibles difíciles inspecciones y costosas operaciones de reparación y mantenimiento.

La garantía de suministro, supuestamente la principal virtud de las centrales nucleares, ha quedado definitivamente en entredicho. De hecho, han coincidido paradas cuatro centrales a la vez del 25 al 28 de mayo, es decir, durante esos días las nucleares produjeron menos de la mitad de la potencia que en teoría suministran. Más aún, en seis ocasiones -que suman 55 días en total – estuvieron paradas tres de ellas simultáneamente.

De hecho, sólo han estado funcionando todas las centrales a la vez durante 77 días, en dos periodos: del 1/1 al 7/2 y del 30/7 al 6/9, lo que muestra que la contribución de todo el parque a la garantía de suministro es más bien magra.

Todos estos datos son consecuencia evidente del envejecimiento del parque nuclear español, cuyas centrales ya sobrepasan los 20 años de funcionamiento. Por ello y por la falta de cultura de seguridad de los titulares de las centrales, más preocupados por el beneficio económico, y por la permisividad del Consejo de Seguridad Nuclear, Ecologistas en Acción ha manifestado su desconfianza en la seguridad de las centrales españolas, y ha pedido una vez más un calendario de cierre.

Sin embargo, lo que son malas noticias para las nucleares en ocasiones implica buenas noticias para las renovables. Precisamente el día que se batió el récord de entrada de energía eólica en la red, el 8 de noviembre pasado, con 11546 MW, estaba parado el reactor de la central de Almaraz I. Si hubiese estado funcionando hubiera sido necesario desconectar algún parque eólico por el exceso de oferta de electricidad, ya que eran las cuatro de la mañana y la demanda rondaba los 21.000 MW. La existencia de la potencia nuclear, con nula flexibilidad para regular la potencia que suministra a la red eléctrica, dificulta y limita la penetración de renovables.