El debate organizado por la presidencia española el día de ayer en Sevilla para la sociedad civil y medios de comunicación sobre Energía y Cambio Climático, al que asistió Ecologistas en Acción, demostró la escasa voluntad de la UE para afrontar la importante crisis ambiental de la que es, en gran parte, responsable. La falta de transparencia y participación protagonizaron la jornada.

Al inicio del acto Marta Múgica, Directora de Relaciones con la Sociedad y Campañas de Comunicación de la presidencia, declaró que “la participación de la sociedad civil es sumamente importante”. El evento, sin embargo, consistía en un debate entre el moderador y los ponentes de la mesa sin contemplar la participación de la mencionada “sociedad civil”. Sólo tras la enérgica protesta de Ecologistas en Acción se permitieron algunas intervenciones. Además, a la misma hora tenía lugar una reunión a puerta cerrada con las grandes empresas europeas, a la que no pudo tener acceso ni la sociedad civil ni la prensa, y la Delegación de Gobierno de Sevilla denegó ayer la autorización para la realización hoy de una cadena humana de denuncia a la Cumbre informal de Ministros de energía y medio ambiente, organizada por distintos movimientos sociales andaluces. Un claro ejemplo de la transparencia y participación de la que hace gala la Unión Europea.

Ferrán Tarradellas, portavoz del Comisario Europeo de Energía, declaró que las políticas europeas de energía tienen “tres patas” irrenunciables: ayudar a los sectores económicos a resistir la crisis potenciando el crecimiento económico y el empleo, reducir la dependencia energética exterior, y la lucha contra el cambio climático y por la sostenibilidad. Desde Ecologistas en Acción consideramos que esto es imposible. Sin tener en cuenta la “pata de los límites del planeta” la mesa se cae. Apostar por el crecimiento y la competitividad se traduce en unos impactos crecientes sobre el medio ambiente del planeta (tanto en los requerimientos de materiales y energía como en la generación de residuos) que hacen imposible la sostenibilidad y la lucha eficaz contra el cambio climático.

En cuanto a la gestión de la energía, tal como expresó González Finat, asesor de la Secretaría de Estado y Energía del Ministerio de Industria, se apuesta por la seguridad del suministro y la competitividad del sector. Ni siquiera se hizo mención al aumento continuado de consumo energético de la UE. Aún menos a la necesaria reducción del mismo. Se dejó abierta, sin embargo, la puerta a la energía nuclear como alternativa, prometiendo nuevas regulaciones sobre residuos nuceares los próximos meses que “tranquilizarán a la opinión pública”. La aportación del 20% de energías renovables en 2020 y el incremento de la eficiencia energética, aunque necesarias, siguen siendo insuficientes. Se apuesta asimismo, tal y como declaró Tarradellas, por “la importación de biocarburantes en grandes cantidades de países como Brasil y Angola”, sin considerar la pérdida de soberanía alimentaria, la violación de derechos humanos y la deforestación asociada a la producción de biocombustibles en países del Sur.

Ante el fracaso de la Cumbre de Copenhague González Finat afirmó que “se ha producido un avance importante” y que “no ha concluido”. Para Tarradellas, “el nivel de responsabilidad de la UE respecto a China y EEUU es poco significativo”. La UE no está dispuesta a asumir de forma unilateral los criterios del IPCC de reducción del 40% de emisiones sobre la situación de 1990 a pesar de su responsabilidad histórica y actual en la crisis climática, y apuesta por los mecanismos de mercado para su gestión. Además, según señala el portavoz, “Que la gente tenga más coches es un éxito” aunque se traduzca en un incremento de las emisiones de gases con efecto invernadero. El portavoz se comprometió a trasladar a Ecologistas en Acción el posicionamiento de la Comsión europea frente a la posible constitución de un Tribunal Internacional de Justicia Climática en el seno de la ONU, propuesta que desconocía.

Por último, Tarradellas afirma que “los mismos que nos piden las cosas ponen trabas para su desarrollo” con una “oposición frontal a todo lo que se mueve”, refiriéndose al movimiento ecologista. Parece que la Unión Europea no sólo muestra su irresponsabilidad y escasa voluntad para afrontar la crisis ambiental global en la que estamos inmersos, sino que en su empresa de garantizar la “participación de la sociedad civil”, pretende culpar de sus fracasos a las organizaciones y personas que trabajan por una sostenibilidad ambiental, económica y social.