En el Día Mundial de los Humedales, Ecologistas en Acción reivindica la recuperación, conservación y el buen estado ecológico de las Lagunas de Baena.

Solicita a la Consejería de Medio Ambiente y al Ayuntamiento las medidas oportunas y a la opinión pública la valoración y colaboración para la supervivencia de estos espacios que forman parte de nuestro valioso patrimonio natural.

Ecologistas en Acción se suma a la celebración del 2 de febrero, Día Mundial de los Humedales, que se ha convertido en una jornada para exigir la defensa, conservación y aprovechamiento racional de los humedales, especialmente a partir de 1971, año en que se firmó la Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitats de Aves Acuáticas.

En Baena existen varias zonas húmedas de gran importancia ecológica, que siguen sin tener ningún tipo de protección oficial. Las lagunas de El Rincón del Muerto, Quinta, Cambroncillo, Casasola, Cortijo Viejo y Ermita de los Butaguillos, siguen estando sin protección y totalmente olvidadas por parte de la Consejería de Medio Ambiente que debiera haber reconocido ya su categoría como reductos de biodiversidad biológica, pues de ellas depende la supervivencia de un buen número de especies animales y plantas de su entorno.
Hay destacar también que los humedales cumplen un esencial papel en la lucha contra el cambio climático, pues son importantes depósitos (sumideros) de carbono, pudiendo representar hasta el 40% del total mundial.

Además de su reconocimiento como enclaves de biodiversidad, estos humedales pueden y deben desempeñar un destacado papel como un recurso socioeconómico más, sirviendo para aumentar la oferta y oportunidades recreativas, turismo, ocio y tiempo libre para nuestro municipio. En este sentido, el ayuntamiento de Baena debería volcarse en la protección de estos espacios, sin embargo lo último que ha llevado a cabo ha sido aprovechar la adaptación del PGOU a la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, para rebajar la protección de las lagunas, limitando su conservación, e incluyendo infraestructuras, y actividades industriales, en su entorno.

En los últimos 50 años, han desaparecido un buen número de lagunas en la comarca, como consecuencia de actuaciones de desecación y actualmente, las que aún sobreviven presentan una serie de agresiones ambientales derivadas de usos indebidos y malas prácticas agrícolas en su entorno, como son: disminución de la lámina de agua y vegetación perilagunar por la expansión del olivar, contaminación por herbicidas y fitosanitarios, colmatación por el arrastre de sedimentos, drenajes artificiales y extracción de agua para usos agrícolas, presión cinegética, etc.