En adaptación a una directiva comunitaria, el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR) tiene como objetivo a partir de 2010 reducir a la mitad el consumo de bolsas de plástico de un sólo uso, y su sustitución gradual por las confeccionadas con materiales biodegradables, hasta alcanzar el 100 % en 2015. Con la presentación de mociones a los ayuntamientos de la provincia, Ecologistas en Acción de Ciudad Real intenta trasladar la necesidad de poner en marcha campañas de sensibilización, en coordinación con el comercio, como exigencia legal y responsabilidad ambiental ante un problema grave.

Las bolsas de plástico hechas a partir de derivados del petróleo, comportan un desproporcionado consumo de materiales, energía y agua, al que hay que añadir la inabarcable producción de residuos de difícil y cara eliminación, pues en torno al 90 por ciento acaba en los vertederos o quemados en incineradoras o cementeras, fuentes emisoras de dioxinas, metales pesados y CO2 entre otros.La dispersión incontrolada de estos artículos de vida efímera, afea el paisaje y se le relaciona con la mortalidad de mamíferos marinos, tortugas, grandes peces e invertebrados, al confundirlos con sus presas favoritas, en puntos tan lejanos como al norte del Círculo Ártico o el Atlántico Sur.
Dependiendo de sus características, una bolsa tardará entre 100 y 1000 años en desaparecer por completo.También hay que tener en cuenta que las serigrafiadas desprenden residuos metálicos tóxicos.

Nuestro estilo de vida de sobreabundancia, superficial y cortoplacista, consustancial a una economía del petróleo en declive, responsable como se sabe del cambio climático, es el desencadenante de tantas distorsiones y anomalías en el planeta.Como consumidoras/es conscientes y críticas/os, no debemos desentendernos de que detrás de muchos de nuestros actos se esconden episodios reconocibles de degradación ambiental e injusticia.

Es así como reemplazándolas por bolsas de tela o en su defecto reutilizando las que guardamos en casa, tenemos que replantearnos nuestras pautas de consumo, tan perniciosas con el medio ambiente, abogando por prácticas que hace tan sólo una generación fueron habituales, como las mencionadas bolsas de tela para la compra, los envases retornables y la compra a granel (en lugar del sobreempaquetado de los alimentos).

Es inexcusable que los ayuntamientos y el comercio asociado lleven a cabo campañas intensivas de concienciación que generalicen la adquisición y uso de bolsas de tela, de bolsas hechas a base de residuos agrícolas (almidón de patata) o de plástico reutilizable, todas ellas de larga vida, o gravar con ecotasas, como método disuasivo, las bolsas de un sólo uso no biodegradables, como hacen muchos países.

Es de destacar el papel que las concejalías o los departamentos municipales con competencias de Comercio tienen en el asunto.El reparto, gratuito o no, de bolsas reutilizables en todos y cada uno de los establecimientos, junto a iniciativas de promoción del Pequeño Comercio gracias a una publicidad imaginativa, es una posibilidad no solamente necesaria sino también atractiva.Igualmente, con este tipo de actuaciones, se presionaría a los gobiernos central y autonómico en la implantación sin demora de las normativas que pretenden restringir la generación irracional de residuos, como es el caso del PNIR.