La respuesta de la Dirección General de Costas al proyecto de polígono industrial y centro comercial en Las Aletas, garantizando su no desafección como dominio público marítimo-terrestre y su reinundación, supone la lógica consecuencia de la aplicación de la Ley de Costas y un claro compromiso con la Bahía de Cádiz y su futuro.

La construcción de un polígono industrial y un parque comercial-recreativo sobre el Dominio Público Marítimo Terrestre y su zona de servidumbre pondría en cuestión la validez de la Ley de Costas y supondría un grave antecedente que daría vía libre a la ocupación sistemática del dominio público por todo tipo de promociones urbanísticas. Resulta lamentable que, no sólo desde un ayuntamiento, sino también desde la propia autoridad urbanística, la Consejería de Obras Públicas, se esté pretendiendo destruir un espacio marítimo-terrestre y desinflar el marco normativo que salvaguarda nuestras costas.

El «rechazo unánime» de grupos políticos y administraciones de la Bahía a la respuesta de Costas es en realidad «un rechazo unánime a la Ley de Costas», pues supone cuestionar los principios centrales de dicha norma.

En relación a las declaraciones de la Consejera de Obras Públicas, debemos recordar que la Ley de Costas no sólo protege el carácter público del espacio marítimo-terrestre sino también sus características naturales, por lo que cualquier proyecto, aunque conserve el carácter público de los terrenos, que pretenda la urbanización y, por tanto, destrucción de ese espacio, contradice la Ley de Costas y es, por tanto, inviable urbanísticamente. Por tanto, la propuesta de la Consejera de «zona tecnológica de carácter público» es tan ilegal como el parque empresarial y centro comercial que propone el Plan de Ordenación del Territorio de la Bahía de Cádiz.

Por otra parte, en relación a las declaraciones del alcalde de Puerto Real, en las que plantea que el Artículo 18 de la Ley de Costas permite la desafección de la zona al haber perdido ésta sus características naturales, debemos aclarar que ésa es una interpretación muy reducida y contraria al resto del articulado de la ley. Las marismas de Las Aletas no han perdido características naturales que no sean fácilmente recuperables. Sólo es necesario dejar circular de nuevo el agua con la marea. De hecho, si aceptáramos esa justificación, la mayor parte del dominio público marítimo-terrestre del Estado español debería ser desafectado, pues ha perdido en alguna medida sus características naturales originales. Cualquier playa que haya sido regenerada, por ejemplo, ha perdido características naturales. Pero lo único que provoca la pérdida real de las características naturales de la costa es hormigonarla, como pretende el señor alcalde.

De acuerdo con la Ley de Costas, el objetivo primero y único destino posible de Las Aletas es su restauración, que es lo que la Dirección General de Costas pretende hacer mediante su reinundación. Ésta no es por tanto una decisión política que quepa negociar, sino exclusivamente técnica, de aplicación de una legislación de carácter estatal. Los aspavientos y aparente conmoción que genera esta aclaración de Costas no es más que una estrategia teatral ante la falta de argumentos jurídicos.


Las administraciones local y autonómica no están defendiendo los intereses de los ciudadanos de la Bahía

Los ciudadanos de la Bahía somos sistemáticamente engañados por proyectos de este tipo. El supuesto objetivo de desarrollo económico del proyecto de Las Aletas está más centrado en la obra en sí misma que en su uso posterior. No es verosímil que, mientras se pretende desmantelar el tejido industrial de la Bahía o se desafectan terrenos portuarios (supuestamente porque no hacen falta) para construir, por ejemplo, grandes centros comerciales, se pretenda al mismo tiempo seguir recalificando nuevos terrenos o rellenando espacios costeros con fines industriales o portuarios. Más parece que ésa es una justificación vendible con facilidad a la opinión pública, mientras se esconde el verdadero objetivo de seguir alimentando a la industria de la construcción y de la especulación urbanística con nuevos suelos. Algún día, muchos políticos tendrán que explicar por qué las únicas alternativas de desarrollo económico que se les ocurren pasan por la ocupación urbanística de nuevos suelos, ya sean aquéllas industriales, turísticas o de cualquier otro tipo. ¿Es falta de imaginación, de capacidad… o es otra cosa?

El proyecto de reinundación de Las Aletas, en cambio, constituye una firme apuesta por la defensa de la Bahía de Cádiz y de los derechos de sus ciudadanos, por asegurar la integridad y conservación del espacio marítimo-terrestre, como consagra la Ley de Costas, y garantizar la prevalencia de lo público sobre los intereses de enriquecimiento de unos pocos.