Si bien la acuicultura, incluyendo tanto la continental como la marina, ya supone un 30% de la producción pesquera mundial, la pesca marina continua siendo la fuente principal de pescado con un 64% del total.

Pero según el informe de la FAO “El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2002” es muy difícil conseguir más recursos pesqueros de los mares si no cambian drásticamente las condiciones de explotación actuales. El principal problema, de acuerdo con científicos y expertos pesqueros, es la sobre-capacidad de una flota que explota unos recursos cada vez más escasos.

Según el informe citado, sólo un 25% de los recursos pesqueros (principales poblaciones o grupos de especies) admite ciertos aumentos en la explotación, mientras que han llegado al límite de la sostenibilidad un 47%, y las poblaciones sobreexplotadas y colapsadas suponen un 18% y un 10%, respectivamente. En aguas comunitarias más del 65% de los caladeros se encuentran fuera del límite biológico de seguridad, lo que significa que, si no disminuye el esfuerzo en las capturas, corren claro riesgo de colapsarse. En algunas zonas, como las aguas de Irlanda occidental, este porcentaje llega al 100% de los stocks comerciales.

A pesar de su impopularidad en el sector pesquero, resultan tan imprescindibles como urgentes las medidas que conduzcan a la disminución de las capturas. Esta reducción de la pesca, ajustándose a la productividad de los ecosistemas marinos, es el único modo de garantizar la sostenibilidad de nuestras pesquerías y, a la vez, la viabilidad de la actividad pesquera a medio plazo.

Paco Ramos. El Ecologista nº 41