La última campaña de la Lotería Nacional ilustra la persistencia en nuestra cultura de una idea del progreso y del bienestar contrapuesta al discurso oficial sobre la sostenibilidad. El anuncio muestra cómo un premiado ha dejado de ser un peatón y se ha convertido en un flamante motorista. Para el creativo publicitario que lo diseñó, el que camina es porque no tiene dinero para comprarse un coche o una moto.

El anuncio coincide en los medios de comunicación con campañas oficiales que recomiendan volver a caminar para mejorar la salud y con noticias que subrayan los problemas derivados de la hipermotorización: sobrepeso, mortalidad derivada de la contaminación atmosférica del tráfico, enfermedades producidas por ruido, accidentes, pérdida de autonomía y de socialización infantil generada por un espacio público peligroso, calentamiento terrestre…

Esa contraposición de mensajes expresa un mar de fondo de enormes contradicciones individuales y colectivas. Por un lado, entre lo que hacemos individualmente, lo que pensamos que los demás deberían hacer y lo que pedimos a la hora de votar o de exigir a la administración. Pensamos que deberíamos hacer algo de ejercicio, por ejemplo, caminar al trabajo o la compra, pero justificamos nuestro comportamiento por el trabajo o los compromisos adquiridos. Renegamos de la gente con que compartimos atascos en lugar de caminar para distancias ridículas y exigimos a la administración que mejore el sistema de transportes para que podamos llegar a todos los sitios rápido en coche y que otros lo hagan en transporte público.

Por otro lado, entre lo que propone que se haga y los resultados reales de lo que hace la administración. Se afirma así que el camino ineludible es la sostenibilidad, depender lo mínimo de los vehículos motorizados y sobre todo del coche, caminar, pedalear y utilizar el transporte público. Pero se proponen nuevas vías o incremento de la capacidad de las existentes para el vehículo privado, con el resultado de un aumento de los desplazamientos en dicho medio y una pérdida de las posibilidades del peatón.

Este juego de contradicciones y discursos contrapuestos, expresado polarizadamente por el anuncio de Expeatón de la Lotería y los mensajes de las autoridades sanitarias recomendando que caminemos, resume treinta años de éxitos y simultáneos fracasos del ideario ecologista.

Alfonso Sanz Alduán. El Ecologista nº 41